Reflexión ciudadana
La sociedad y la verdad científica
La mayoría de la población entendemos el compromiso con la verdad, como algo vinculado a nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el avance científico y tecnológico exige el compromiso de todo iniciado en el conocimiento científico de divulgarlo, especialmente por lo que tenga que ver con el desarrollo de los seres vivos, en general, y de la especie humana en particular.
La pedagogía y la psiquiatría deben nutrir el pensamiento de la población, independientemente del ramo de la especialidad científica o técnica de cada uno.
La realidad social, a medida que avanzan los descubrimientos científicos y su aplicación a los bienes de la civilización y la cultura, sufre transformaciones que le conducen bien a la evolución o a su sentido contrario. De ahí, que la educación, deba lograr una ciudadanía militante, que se ocupe de los asuntos de interés general.
La población debe organizarse para que el conocimiento le conduzca a mayores niveles de bienestar, mediante la evolución de la cultura. De la misma manera que el individuo debe pensar en hacerse mejor cada día, la sociedad debe revisar la actitud y conducta del individuo para orientarlo y, en su caso, reeducarlo, para que la aplicación de los avances científicos, le conduzcan a una vida mejor, mediante la adopción de valores tan importantes como la verdad.
El científico de tener facilidades para comunicarse con los órganos del poder público y, éstos, estar capacitados para escuchar y proveer, para que el avance del conocimiento científico, se constituya como patrimonio social, sin detrimento del estímulo que debe tener, quien se consagra al desarrollo de la ciencia.
La virtud del científico debe premiarse, bajo el supuesto que a él le interesa el avance de la ciencia, y es, es un personaje solidario con la sociedad, quien ha construido condiciones para que se dé su desarrollo intelectual, en un ambiente propicio; la sociedad debe auspiciar al científico y éste, ser solidario con quien le genera condiciones para sus encuentro con la verdad. Bajo estas premisas debe darse en vínculo entre ambos.
El científico por su especial disposición para el saber, debe tener una formación suficiente para desarrollar una vocación humanista, que la sociedad debe respetar y alentar proporcionándole todos los medios a su alcance.
La sociedad deberá propiciar un gobierno convencido de la importancia del desarrollo científico. La verdad, no tiene que ver sólo con las ciencias exactas; el avance del conocimiento en cualquiera de sus ramas, debe ser presidido por el humanismo, cuya vinculación le permitirá desarrollar valores superiores, como la bondad que, aunada a la verdad, nos dará el científico virtuoso, que buscará y practicará los valores, independientemente del éxito económico.
Desmercantilizar la vocación científica y premiar la virtud de los abanderados de la ciencia, debe ser objetivo toral, de un gobierno que tenga como centro de su acción, el desarrollo de la persona humana.
Los gobiernos en cualesquiera de sus órdenes, deberán propiciar entre la población el pensamiento lógico, para poder entenderse mejor.