Salamanca: otra plaza rodeada por la violencia
1.- El caso Edomex debe interesar a Guanajuato
Hay varios motivos por los que la elección en el Estado de México se ha vuelto referencia nacional. En particular, en Guanajuato debe ser el ejemplo de lo que llega a suceder con las hegemonías políticas que poco a poco se han roto a partir de 2018.
Es una realidad invertida. En el Estado de México el priismo aportó la estructura y la candidata. El PAN se les unió como parte de la apuesta que su dirigente nacional, Marko Cortés Mendoza, sostiene como llave para apuntarse victorias electorales contra el avasallador avance de Morena.
En Guanajuato se pretende que sea a la inversa. El panismo pondría la candidatura y la estructura. El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, pretende que se les acompañe como fórmula para mantener vivo a un partido en peligro de extinción, mientras Morena avanza lento en esta entidad.
En el Estado de México la designación de la candidatura aliancista causó conflicto al interior del PRI, prácticamente entre la influencia del líder nacional y el grupo cercano al gobernador Alfredo del Mazo Maza, quien por cierto ha sido acusado de abandonar y operar en contra de su abanderada, Alejandra del Moral.
El caso Guanajuato está en ciernes, pero es público y notorio que hasta ahora persiste una disputa interna en el PAN por la designación de la candidatura; la única diferencia es que esta no es entre el dirigente nacional y el gobernador, sino con los opositores internos a la alianza misma y al camino elegido por Marko Cortés.
Finalmente la dinámica de la elección es también de llamar la atención, pues Morena ganó en el Estado de México en plazas por demás importantes poblacionalmente, pero también arraigadas al PRI desde hace décadas. Incluso en municipios del Valle de México que ya tenían cierto historial con victorias del PAN.
En el caso de Guanajuato, ha comenzado a preocupar el crecimiento de Morena en municipios, también con supuesto arraigo panista dentro del corredor industrial como Celaya e Irapuato.
No se puede soslayar que la victoria de Delfina Gómez Álvarez también es parte del hartazgo hacia un partido que gobernó casi un siglo en Edomex. Fueron 94 años del PRI controlando las redes de cada sector, el corporativismo en pleno, el control político. Mucho de lo que debe cuidar el PAN con su hegemonía en Guanajuato.
Finalmente, la nota completamente atípica es Morena. No hay razones para pensar que están cerca de lograr en Guanajuato lo que lograron en Edomex, pues si bien también presentan un crecimiento gracias al arrastre de la Cuarta Transformación, todavía carecen de lo que sí tuvieron allá: una candidatura competitiva.
2.- La lucha sindical, otra de las crisis en la UG
Ahora resulta que la independencia sindical es mucho más viable en el sector industrial privado, que en la propia Universidad de Guanajuato (UG). Una vergonzosa situación que solo puede ser posible con la instauración de un control centralizado en la figura del rector general Luis Felipe Guerrero Agripino.
Pero como si se tratara de una mala imitación del sindicalismo charro al servicio del sistema, los obstáculos se imponen a través de los sindicatos existentes, que se encuentran serviles a la cabeza de la máxima casa de estudios.
Mientras se prepara la arena de la sucesión en la rectoría, concentrando toda la atención de la comunidad universitaria, los trabajadores de la UG que han fundado la Unión Independiente de Trabajadores de la Universidad de Guanajuato (UITUG) mantienen una demanda básica: la creación formal de su sindicato.
Se trata de un derecho fundamental pero a este grupo de académicos y trabajadores asalariados se les han negado una y otra vez, por más de 4 años, en la Junta Especial de Conciliación y Arbitraje de Asuntos Universitarios, por nimiedades en los requisitos documentales.
Hablamos de una Junta Especial cuyo titular es un subordinado del patrón, en este caso, el rector general. No hace falta ser muy avispado para entender que la estructura de gobierno de la UG es la que mantiene resistencia contra la conformación legal de una nueva agrupación obrera que llegue a competir por los Contratos Colectivos de Trabajo.
Todo indica que esa resistencia se articula a través de la Secretaría General de la Asociación Sindical del Personal Académico y Administrativo de la Universidad de Guanajuato (ASPAAUG), Claudia Lizbeth Reyes Montufar, quien intervino como “tercera interesada” para atacar el amparo que le fue concedido a la UITUG.
Por cierto, en otro síntoma del anacronismo sindical en la UG, recientemente Reyes Montufar se reeligió como lideresa sin contrincantes. El único registrado, fue descalificado.
Por ahora, los fundadores de esta nueva organización de trabajadores de la UG, han decidido apretar el paso y subir la presión pública, en el contexto de la sucesión en la rectoría. Una lucha ad hoc que exhibe los excesos de poder en la figura del rector general y el servilismo sindical que le acompaña.
3.- Salamanca: otra plaza rodeada por la violencia
Salamanca es otra de las ciudades del corredor industrial rodeada por la violencia a través de su zona suburbana y rural. Hechos de terror puro han sido perpetrados en comunidades que vieron perturbada su vida diaria, ante el asentamiento de grupos criminales y el abandono del Estado.
Ayer se dio un acto muy particular en la comunidad de Barrón, donde hace un año un ataque a plena luz del día a las afueras de una secundaria pública, terminó con la vida de seis personas, de los cuales cinco eran estudiantes.
Como parte de su gira, la Secretaria de Desarrollo Social y Humano (SEDESHU), Libia Dennise García Muñoz Ledo, visitó Salamanca y concretamente las localidades de Loma de las Flores, Cerro Gordo y Barrón junto con el alcalde Julio César Prieto Gallardo, con el acostumbrado acto del corte de listón en calles urbanizadas.
Ahí el tema fue ineludible. No se ha borrado el temor entre los habitantes de esa localidad perturbada por la violencia. La titular de SEDESHU afirmó que pretenden generar proyecto de vida para las comunidades que tienen altos índices de violencia, sin embargo, se trata de la vulnerabilidad del estado de derecho.
Lo cierto es que en las tres comunidades se han suscitado actos de violencia extrema. Se trata de un escenario que ahora se ofrece atender con una visión, según dijo la funcionaria estatal, de la seguridad como sólo uno de los factores que favorecen la reconstrucción del tejido social. Una labor que requiere continuidad y no sólo oportunidad.
¿Qué pueden esperar los habitantes de estas y el resto de las localidades rurales inmersas en la inseguridad? Por ahora sólo se piden resultados en un sentido inmediato; una paz duradera como hasta antes de que la crisis estallara en Guanajuato.
CONTRA RETRATO
Alejandra Gutiérrez Campos
Aún sin un proceso interno iniciado formalmente, las circunstancias la orillan a tomar definiciones antes de que sea demasiado tarde. Si bien hay ejemplos que demuestran que es factible y rentable enfrentarse al oficialismo político del PAN, sólo es posible teniendo claro a los adversarios, pero sobre todo a los aliados.
A estas alturas, los hechos y los dichos deben indicar con certeza a la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez Campos, que su fuerza de apoyo ya no la encontrará en el pragmático dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, tras la reunión que éste le concedió a su contrincante en las oficinas del CEN.
La edil está ahora respaldada por el exgobernador Miguel Márquez Márquez, integrantes del ala activa más conservadora del PAN –entre los que se encuentran los exdirigentes estatales- así como por los marginados y damnificados políticos por el grupo oficial en torno al gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.
Ahora bien, una vez definida su corriente de apoyo, hay decisiones en el espectro ideológico que debe dirimir Ale Gutiérrez quien no se ha identificado como una ultraderechista, pero tampoco con una agenda progre o semiprogre. Demostrar congruencia con sus apoyadores seguramente será una exigencia.
En ese sentido, notoria fue su respuesta sobre si iluminará la presidencia municipal de León con los colores de la bandera LGBTTTIQ+: sólo si se lo solicita formalmente alguna organización en pro de la diversidad sexual. Una postura que dista mucho de la apertura que había mostrado con anterioridad, incluso frente a las marchas y demandas feministas.
Lo dicho. Alejandra Gutiérrez deberá tomar definiciones si piensa persistir en su disputa por la candidatura a la gubernatura, en la que ser la más popular en la ciudad que gobierna, definitivamente no es suficiente.
JRP