San Luís: ¿’Mitote’ o botín?
En 2018, la planilla de Morena en San Luís de la Paz, llevaba como primero en la lista de candidatos a regidores al esposo de Aidaveth García Monjaráz (ésta, junto a su hermana Arisbeth, la exsubdelegada, beneficiarias del afecto de AMLO por su familia). Como ganaron dos regidurías y también ella iba en buena posición, sacrificaron al marido, quien cedió el lugar a su suplente, Javier Ramírez, un profesor diestro en ballets, pero sin trayectoria política.
El alcalde Gerardo Sánchez, tan dado en gastar en cosas lucidoras, pronto encontró la circunstancia para hacer mancuerna con este experto en bailables. El pretexto fue un onomástico histórico. En ese marco realizarían un festival denominado ‘Mitote Folclórico’.
Una investigación realizada por esta columna revela opacidad y triquiñuelas en el manejo de los recursos públicos destinados para esa actividad. En la trama también aparecen otros protagonistas, entre ellos un proveedor muy conocido por su descaro para burlar la ley, pero que goza de la protección de Diego Sinhue.
Pasaban las 6:00 de la tarde del 4 de abril de 2019, cuando en la sesión de Ayuntamiento se abordó el punto segunda modificación del presupuesto de egresos. Gerardo Sánchez, expuso que por cumplirse un año más de la elevación de Villa a Ciudad, pretendía realizar del 21 al 28 de ese mes: “una celebración que no sea común (…) estaremos preparando un evento interesante, el regidor Javier Ramírez viene organizando desde hace mucho el festival El Mitote Folclórico, el cual tenía programado para otra fecha y se le invitó a recorrerlo”. Mencionó la presencia de ballets folclóricos de Costa Rica, Ecuador, Chile, Venezuela, y cerraría el cantautor Nicho Hinojosa.
En esas fechas la ciudad atravesaba una severa escasez de agua, en muchas colonias solo con pipas podían abastecerse los tinacos, sin embargo, Gerardo Sánchez informó que el millón de pesos requeridos para dicho festival sería aportado por la Junta Municipal de Agua Potable (JAPASP), el organismo descentralizado transferiría el recurso, la sesión era para modificar el presupuesto y etiquetarlo en una partida. La regidora morenista Aidaveth García, presidenta del Comité de Adquisiciones, apoyó la iniciativa, argumentando: “en administraciones pasadas no dan calidad a lo que la gente quiere ver”.
Ya se había desahogado la discusión y estaba a punto de votarse, cuando ‘casualmente’ hasta entonces se incorporó Javier Ramírez, siendo que era el artífice del proyecto, pero además presidente de la Comisión de Educación, Cultura y Deporte. El único que mostró reservas fue el regidor del PAN, Marco González, aduciendo que existían otras prioridades.
El baile del dinero…
Muchos de los ballets folclóricos ‘internacionales’ que los Ayuntamientos suelen vender al público como grandes y exclusivos espectáculos traídos desde remotas geografías, en realidad se trata de agrupaciones, algunas sólidas otras muy improvisadas, que llegan al país a través de alguna asociación dedicada a ese tipo de folclore, las cuales abundan. Esos ballets, durante semanas o meses van de poblado en poblado casi siempre sin cobrar porque su propósito es turistear y difundir sus bailes.
Días antes del festejo, el regidor afirmó en una entrevista que solo costearían la transportación local, hospedaje, alimentación, y le darían cinco mil pesos de honorarios a cada agrupación. También, en un documento que circuló en cabildo, se enlistaban gastos en sonido, lonas, difusión, y el desmesurado pago de 200 mil al trovador Nicho Hinojosa. Se proyectaba un presupuesto total de 898 mil 955 pesos (IVA incluido).
El mismo Javier Ramírez fue gestor y proveedor de los ballets, pues estos acudieron vía la Asociación Internacional del Folclor Latinoamericano, a la cual pertenece y representa en Guanajuato y Querétaro. Sin embargo, al solicitar al Municipio el nombre de los funcionarios encargados de la coordinación, así como desglose de gastos, especificando concepto, cantidad y proveedores, Casa de Cultura informó que el recurso lo ejecutó Secretaría Particular; Tesorería, dijo no tener conocimiento de los funcionarios que intervinieron, y se limitó a informar que el proveedor de todo lo relacionado con el evento fue Roberto Carlos Terán Ramos, al que se le pagaron 999 mil 920 pesos.
Y efectivamente, esta persona -que desde junio de ese año es coordinador regional de Sedeshu-, suscribió el contrato No. SLPAZ/ADQ/09/2019, lo firman alcalde y secretario de Ayuntamiento. Cobró esa cantidad con las facturas 145 y 146, las cuales solo tienen el concepto genérico ‘anticipo’ y ‘finiquito’ del ‘contrato de festejos de elevación de Villa a Ciudad’. De esa manera los organizadores le dieron vuelta a la responsabilidad de comprobar cada gasto, aún cuando debieron ser muy diversos los proveedores, pues el ámbito de negocios de Roberto Terán son grupos musicales y logística para conciertos en ferias.
Más triquiñuelas…
Pero ahí no terminan los tejemanejes. En un oficio emitido el 17 de agosto de 2020, Federico López, presidente del Consejo Directivo de JAPASP, asienta que hasta esa fecha (más de un año después) aún no se contaba con el convenio firmado que sustentara la cantidad transferida, asimismo, se deslinda de la decisión del entonces director general del organismo, Orlando Abraham Martínez, quien pese a la inexistencia de ese requisito legal realizó el movimiento financiero. También agrega, que en su momento el Consejo cuestionó al funcionario sobre “la trasferencia realizada en virtud de no existir como tal el convenio, de la cual solo se limitó a mencionar que fueron órdenes del alcalde”.
Pero si aún quedara duda de que en este ‘mitote’ encabezado por el alcalde priista y el regidor de Morena hubo un manejo irregular de dinero público, hay que agregar el dato de que el empresario y político panista que en esta trama jugó el papel de facturar como único proveedor, es hermano de la regidora Gabriela Terán Ramos, integrante de la Comisión de Cultura.