Trump… ¿un héroe?
Un hombre que no es particularmente simpático, que es parodiable, objeto de tantas burlas y vive rodeado de controversia, encierra el lado oscuro de todo un país.
“Estoy ante ustedes sólo por la gracia de dios todopoderoso”, señaló Donald Trump en Michigan este sábado, a una semana del atentado en su contra. La ovación de los presentes no se hizo esperar.
Los demócratas ya hablan de apoyar a Kamala Harris en caso de que Joe Biden renuncie a la búsqueda de la reelección. Mientras tanto, su rival republicano se fortalece gracias al ‘milagro’ que no se cansa de pregonar.
Ese es el panorama rumbo a las votaciones del 5 de noviembre. El destino del país más poderoso del mundo, el resultado de su elección, repercute más allá de sus fronteras, sobre todo en la más cercana: la nuestra.
Desde 2017, año en que llegó a la presidencia, Trump ha sabido aprovechar la polémica y el show mediático. Lo ocurrido el pasado 13 de julio le resultó beneficioso, tanto que muchos sospechan que fue un montaje.
“Algo muy especial sucedió”, dijo el candidato a sus seguidores, que a lo largo de la semana portaron vendajes en la oreja en señal de apoyo. Todo en torno a Donald Trump parece paródico, distópico, y en ocasiones, peligroso.
Personaje de ficción
En 2004 Philip Roth publicó ‘La conjura contra América’. En la novela, que explora el antisemitismo en Estados Unidos, el escritor plantea una versión alternativa de la historia donde Franklin Delano Roosevelt es derrotado por Charles Lindbergh en las elecciones de 1940.
El libro habla del riesgo de elegir como líder a un personaje célebre, carismático, pero sin experiencia política, extremista, que incita al odio bajo el precepto “América primero”. Cuando años más tarde Donald Trump llegó a la Casa Blanca, la obra de Roth fue interpretada como una ‘predicción’.
Desde el 2000, es inevitable mencionarlo, los creadores de ‘Los Simpson’ mostraron a Trump como presidente en el episodio ‘Bart to the Future’. En aquel entonces parecía un disparate que el excéntrico millonario conquistara semejante logro.
Un ejemplo más reciente: la serie ‘The Boys’. La trama plantea un mundo donde los superhéroes están lejos de ser virtuosos y juegan un rol fundamental en la política estadounidense. Su líder, Homelander, es una especie de Superman rubio, que viste con los colores y estrellas de la bandera; un profesional ante las cámaras que utiliza su poder de convocatoria para justificar crímenes y difundir discursos extremistas. El final de su octava temporada, transmitido el pasado jueves, incluye un atentado fallido al presidente, y fue necesario lanzar un comunicado para lamentar las similitudes entre el guión y los acontecimientos recientes. Sin embargo, la serie no es muy discreta al darnos guiños de que el terrible Homelander está inspirado en Donald Trump.
Lo anterior refleja una cruel realidad. Un hombre que no es particularmente simpático, que es parodiable y objeto de tantas burlas, encierra el espíritu de todo un país, el lado oscuro (racista, polarizador, invasivo, paranoico, destructivo) que siempre sale a flote, el lado perverso del gran imperio de nuestra era.
Fanatismo
El cine siempre nos ha mostrado a Estados Unidos como el salvador del planeta en caídas de meteoritos, ataques de zombis e invasiones alienígenas. Pero todas esas ficciones se ven rebasadas por la inverosimilitud y el absurdo que alcanza su realidad en ocasiones: intervenciones en guerras ajenas, el atentado a las Torres Gemelas, ataques racistas, la presidencia de Trump, lo prueban.
Las imágenes de los simpatizantes del candidato republicano con la oreja vendada se viralizaron en días pasados. El curioso accesorio sustituyó a las gorras con la leyenda “Make America great again” en esta campaña. La popularidad de Donald Trump es un hecho.
Se augura el Pulitzer para la fotografía de Evan Vucci que lo muestra con el rostro ensangrentado y el puño en alto. La imagen de un héroe. A lo largo de la semana, la postal fue impresa en camisetas que sus seguidores portan orgullosos, en ellas se leen frases como “a prueba de balas”. Se construyó en torno al atentado toda una narrativa de supervivencia, fortaleza y lucha.
La legión de devotos que apoyan al expresidente recuerdan de pronto a los fieles creyentes que sostienen teorías sobre el control mental y conspiraciones gubernamentales, esos grupos que piensan que un sombrero de papel aluminio los librará de convertirse en víctimas de dicho espionaje. Fanatismo, es la palabra que mejor describe el respaldo que recibe Trump. Y sabemos que el fanatismo no conduce a nada sensato.
Con el pie izquierdo
Tras su regreso a la vida pública, Donald Trump retomó uno de sus temas favoritos: México. “Acabaré con la crisis de la migración ilegal cerrando nuestra frontera y terminando el muro, la mayor parte del cual ya he construido”, advirtió.
Mencionó que durante su mandato presionó a nuestras autoridades para que 28 mil soldados protegieran la zona en la que se levantaba dicho muro.
Trump no fue amable al referirse al entonces canciller, Marcelo Ebrard y alardeó sobre el control que demostró sobre México: “Nos dieron todo lo que yo quería, obtuve todo de México a pesar de esa persona estúpida con un IQ bajo, les aseguro que tenía un IQ menor a 50 o 60, intentó negociar”.
A través de sus redes sociales, Ebrard declaró que tales declaraciones no lo intimidan. Por su parte, la presidente virtual, Claudia Sheinbaum, salió en su defensa y reiteró que mantendrá a Marcelo Ebrard al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Otro tema que ha puesto otra vez sobre la mesa es su intención de enviar al ejército estadounidense a combatir a los grupos criminales. Ante la propuesta la respuesta siempre ha sido un “gracias, pero no, gracias”.
Si Donald Trump vuelve a la Casa Blanca, su acercamiento a un nuevo gobierno mexicano será tambaleante, arrancó con el pie izquierdo, entre hostilidades, camina sobre hielo muy delgado.
LO SUPERFLUO: La memoria de las masas es corta. Su reciente juicio, las múltiples denuncias por acoso y otros tantos escándalos, no han dañado la popularidad de Trump.
LO PROFUNDO: Estados Unidos no es el único país al que afectarán las decisiones y políticas del controvertido personaje, y el resto del mundo no puede hacer nada al respecto.