Universidad del Bienestar….a la deriva
Universidad del Bienestar….a la deriva
Resulta interesante que el frecuente exhorto del Presidente López Obrador para que la población denuncie y se oponga a los atropellos, ya comienza a impactar sobre sus propias iniciativas, lo cual seguirá poniendo a prueba la apertura autocritica que suele dificultársele, así como la congruencia y temple de quienes desde el servicio público lo acompañan en su afán de la llamada Cuarta Transformación. Algo así está sucediendo estos días con el conflicto en la Universidad del Bienestar, sede San José Iturbide
Vistos los jóvenes con sus cartulinas de inconformidad, y observando sus demandas, hay quienes podrían minimizarlo reduciéndolo a un desencuentro y enrarecimiento del ambiente laboral. Sin embargo, hay significados más sensibles. Los cerca de 200 alumnos de ese plantel proceden de múltiples lugares, lo mismo hay de Xichú, de los alrededores de San José Iturbide, de San Luis de la Paz, Victoria, Tierra Blanca y hasta de la Ciudad de México, Celaya, Veracruz…
Algo que ha rebasado la capacidad de comprensión de los gobiernos panistas, incluido el que encabeza Diego Sinhue Rodríguez, es que no todos los jóvenes del noreste se fijan como su última meta estudiar carreras cercanas al perfil que demandan las maquiladoras nacionales y extranjeras que requieren su mano de obra, tampoco todos se resignan a mirar trascurrir su vida en esos transportes de pasajeros que día y noche recorren las carreteras del rumbo trasladando trabajadores con rostro cansado que luego de cumplir su turno se dirigen hasta los lugares más apartados de esta región del estado.
Su reciente llamado a que las universidades modifiquen sus ofertas educativas (dijo el gobernador: “Guanajuato requiere más ingenieros, no abogados o contadores”) responde a esa lógica empresarial, solo que parece olvidar que afortunadamente aún hay jóvenes de regiones periféricas al bajío que no se resignan a volverse esclavos de por vida en una fábrica de la carretera federal 57, y también buscan caminos que los alejen de caer en la tentación del dinero fácil y delictivo, de irse norte y desarraigarse, o de reducir sus sueños a vivir bajo la sombra de algún político que les consiga un trabajo fácil en las administraciones municipales.
Para ese segmento de jóvenes que tienen el ímpetu de lanzar de otra forma sus dados en el tablero de la vida, pero que a veces se les dificulta por su circunstancia familiar, geográfica o por las penurias económicas, sin duda es altamente atractivo y una oportunidad invaluable poder acceder a la carrera de Medicina en un plantel al alcance y donde no tienen que erogar recursos de los que carecen.
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Protesta razonable…
Es muy loable que las demandas principales de los jóvenes que paralizaron en días pasados las actividades de esa Universidad apelen a la preocupación por el manejo honesto y transparente de los recursos y por la calidad de la enseñanza que reciben, esto alcanza a leerse en el hecho de que en el centro de su exigencia esté el que los directivos expliquen con seriedad por qué están renunciando docentes que ellos consideran ejercían su trabajo con solvencia, lo cual es aún más desconcertante porque está sucediendo a pocos meses de que apenas comenzaron las clases presenciales, pues si bien los que ingresaron primero ya cursan el cuarto semestre, la mayor parte del tiempo lo hicieron en línea y luego en unas instalaciones escolares prestadas. Pero además, la que ahí se imparte es una carrera compleja que requiere un alto nivel de eficiencia pedagógica y condiciones de infraestructura especiales. Sirva el dato de como, por ejemplo, en la Universidad de Guadalajara, en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) en la carrera Médico Cirujano y Partero en 2022 hubo 4048 aspirantes y solo fueron admitidos 372, lo que equivale al 9.19%, pero además el puntaje que se requiere es de 181.1100.
Pero lo inédito y relevante de esta iniciativa federal por propiciar esos espacios educativos no justifica la precariedad y caos que asoma en sedes como la de Iturbide, hasta este momento los argumentos a su favor que ha hecho públicos el coordinador del plantel, Pedro Hernández Tenorio, son débiles, pues es una excusa ligera responsabilizar -por ejemplo en el tema de los atrasos en la obra- a los proveedores que no cumplen en los plazos acordados. Como tampoco racionalmente hay manera de justificar que lleven meses laborando sin electricidad, roza el absurdo que tan solo para utilizar un proyector en las clases tengan que hacer malabarismos con la energía.
En tiempos cuando tantos jóvenes tienden a alejarse de las aulas, cuando tantos caen en el infierno de las adicciones o se ponen en la ruta de la delincuencia, es de apreciar el esfuerzo de los padres de familia y de los alumnos por acudir a ese plantel, considerando que muchos de ellos para poder hacerlo han tenido que emigrar a vivir en esa población.
Divisadero pudo saber que el pasado miércoles, a las 6 de la tarde, los estudiantes se enlazaron desde sus estancias a una videoconferencia por Meet, en la que Raquel Sosa Elizaga, titular de las Universidades del Bienestar en el país, les anuncio que se suspenderían las clases hasta nuevo aviso. Habrá que observar el desenlace en próximos días.
Bien por estos jóvenes, pues los brotes de inconformidad que se dan espontáneamente en el ámbito de lo cotidiano, de lo muy terrenal, y en los que se esgrimen razones tangibles, muchas veces son más genuinos que algunas manifestaciones de quienes enarbolan modas ideológicas globalizadas.
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JRP