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Xichú: atropello al paisaje y al patrimonio histórico…

Opinión

Eliazar Velázquez

Xichú: atropello al paisaje y al patrimonio histórico…

En este municipio de la Sierra Gorda guanajuatense, durante siglos aislado y carente de comunicaciones, se preserva como un símbolo histórico el chasis del primer carro, que en el año 1935, llegó al poblado por una brecha rústica, accidentada, construida casi artesanalmente partiendo de San Luis de la Paz y motivada por el afán de explotar más intensivamente la mina de la “Aurora”, localizada a poca distancia de la cabecera.

Después de la última bonanza, que finalizó en 1957, ese histórico vehículo, que transportó los preciados metales, permaneció mucho tiempo arrumbado cerca de un puente: los niños de varias generaciones nos deteníamos a jugar con imaginarias autopistas, mientras hacíamos girar el volante, luego de haber hecho lo mismo con la manivela o “cran” situada al frente, pues por entonces, ese era el modo de arrancar el motor de combustión.

 
 

A finales de los setentas del siglo pasado, un alcalde tuvo la iniciativa de colocar atinadamente el chasis en la parte alta de la entrada del pueblo, desde donde se podía tener una hermosa y panorámica vista de la parroquia, las montañas, y las calles.

 
 

Administraciones posteriores fueron dando mayores adecuaciones al lugar, hasta que se convirtió en un sitio identificado por los habitantes como “el carrito viejo”, frecuentado por personas de todas las edades que alguna mañana, tarde o noche buscaban solazar su mirada con el horizonte. Hoy se ha vuelto una referencia para los visitantes que hacen parada obligada para la foto del “feis”.

 
 
 
 

 

 
 

Sin embargo, lo que era un bello mirador desde hace años se ha ido contaminando visualmente por edificaciones, algunas con fines comerciales, que se han levantado al borde de la carretera, incluso invadiendo el acotamiento. Todo esto se ha realizado sin ningún permiso, ni fiscalización por parte de las autoridades, ni siquiera Protección Civil ha tenido la iniciativa de ocuparse del asunto siendo que las construcciones están literalmente levantadas sobre el viento en lo que ha sido la falda del cerro. Algunas de ellas son hechas con dinero que envían ex profeso personas que laboran en los Estados Unidos: desde allá dan indicaciones sin la certeza de habitarlas algún día, ya que no son espacios que estén resolviendo en lo inmediato una necesidad.

 
 

 El colmo de la falta de interés y respeto hacia la vida colectiva por parte de quienes construyen en ese lugar, además de la negligencia del Ayuntamiento de Xichú, se manifestó desde hace semanas cuando un particular comenzó a edificar varios niveles de construcción, el último de los cuales literalmente encapsulará y cancelará varios metros del espacio visual de ese mirador. Sin ningún cuidado comenzaron por dañar la estructura del barandal de ese monumento histórico para introducir sus materiales. Por el tipo de obra que se aprecia, en pocos días, ahí donde los pobladores y visitantes se sentaban a mirar el despunte y despedida del sol, ahora solo encontrarán un enorme muro de concreto.

Ciudadanos indignados por este atropello, interpusieron su inconformidad ante contraloría municipal. El titular, Roberto Betancourt Calixtro, en su respuesta dada a los denunciantes y que forma parte del expediente QX02/2023, describe haber girado oficios a Protección Civil, Obras Públicas, Tesorería y Secretaría de Ayuntamiento, cuyas respuestas coinciden en que si bien existe el registro de un predio cuyo presunto dueño es un emigrante, la construcción que se está realizando carece de permisos. También consigna haber acudido al lugar de los hechos en compañía de dos regidores y otros servidores públicos, sin embargo, no ahonda más en las responsabilidades, ni en las omisiones y da por cerrado el expediente cuando la encargada de la obra y familiar del propietario, Claudia Monserrat García García, mostró evidencias de haber reparado los daños al barandal, sólo que en su relatoría el contralor omite que esta persona al frente de esos trabajos también es funcionaria municipal, en la plantilla aparece como “encargada de cuenta pública” en tesorería.

Divisadero pudo corroborar que alcalde, regidores, y directores de área con competencia en el tema, justifican su inacción afirmando absurdamente que el lugar no está catalogado por el INAH y que además no se cuenta con un marco regulador en esa materia. Y efectivamente, mediante la solicitud de información con número de folio 110199600008123 se pidió a la administración “copia del reglamento de construcción de obras públicas” que rige en Xichú, su respuesta textual fue que “no se cuenta con reglamento”.

Aunque en realidad lo que parece no existir es visión, voluntad y compromiso con esas situaciones que están en el plano de la memoria histórica, del patrimonio cultural y arquitectónico, del disfrute del paisaje y hasta de la salud mental, fibras sensibles que escapan a la comprensión de los miembros del Ayuntamiento, encabezado por el alcalde Francisco Orozco Martínez, quienes frente a esos vacíos legales tienen el deber de subsanarlos de inmediato, pero mientras tanto actuar con las herramientas jurídicas al alcance.

En sus páginas personales y oficiales, los gobernantes y servidores públicos suelen presumir la belleza majestuosa de este municipio serrano, pero en la realidad de todos los días no son capaces de detener la construcción de unas paredes que modificarán radicalmente el entorno de un espacio histórico y arquitectónico, que se ha constituido en un elemento de identidad y que ha venido ofreciendo a lugareños y foráneos, un rincón para posar la mirada en el vasto paisaje y recordar por un instante, que en medio de las penurias de cada quien, la vida es un tránsito milagroso que debe disfrutarse.

Tanto el migrante que ostenta la propiedad y financia la obra, como la funcionaria municipal a cargo de la misma, el alcalde y el ayuntamiento, muestran un evidente menosprecio por esos espacios y símbolos de la vida comunitaria, fundamentales para preservar las raíces y fortalecer la convivencia social; pero igualmente, se observa en las autoridades una falta de congruencia con su reiterado discurso de fortalecer el patrimonio cultural propio, considerando que junto a los paisajes, son los principales atractivos para la llegada de visitantes que impacten la economía local.

JRP

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