Ellos son Ralph y Bigotes, perritos rescatados que viven en la Casa de la Cultura de Salamanca
Ralph y Bigotes. Foto: Yadira Cárdenas
Salamanca, Guanajuato.- “Ralph” y “Bigotes” son dos lomitos que fueron dejados a su suerte en enero de este año a orillas de una carretera. Desde entonces, han sido rescatados y se han convertido en la alegría de quienes acuden a la Casa de la Cultura “Leona Vicario”, donde han sido atendidos, acogidos y conviven con los niños y quienes asisten a los talleres.
Carlos Núñez Ordoñez, director de la Casa de la Cultura en Salamanca, fue quien rescató del abandono a los dos canes mientras circulaba por una carretera en compañía de su familia. Al verlos asustados y en malas condiciones, no dudó en detenerse y llevárselos.
“Tuve la fortuna de encontrarlos, y digo fortuna porque por algo me percaté de cómo estaban asustados a la orilla de la carretera, cansados, muy cansados y en muy mal estado. Ralph, que es el más grande, un viejo pastor inglés, ya no podía caminar; lo hacía muy lento. Por eso, el siguiente paso fue llevarlos a recibir atención veterinaria y estuvieron recibiendo tratamiento, en este caso, con medicamento para sus articulaciones”.
Carlos Núñez decidió llevarse a ambos perritos a la Casa de la Cultura “Leona Vicario” debido al espacio donde podrían jugar y correr, además de convivir con las personas que acuden a las diversas actividades, así como con el personal que labora en estas instalaciones.
“Siempre he dicho que los perros son los seres vivos más agradecidos con el ser humano, y desde el primer momento que llegaron creo que se sintieron en casa. Se adaptaron a todo el movimiento; los alumnos les tienen un cariño tan grande, les traen croquetas, platos y su camita para que duerman. Ellos les pusieron los nombres, el de Ralph por una caricatura de un pastor que cuida ovejas, y ya entienden por esos nombres”.
Durante estos nueve meses en su nuevo hogar, jamás se han mostrado agresivos. Mientras a Ralph le gusta más estar en la entrada del recinto, Bigotes se pasea entre los salones y se queda por mucho tiempo echado en la oficina.
“Ahora los dos son parte de la Casa de la Cultura y tendrán todo el amor y cariño que necesitan”.
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