Con voluntad y trabajo, Don Elodio de Manuel Doblado supera la invidencia y sale adelante
Manuel Doblado, Guanajuato.- Don Elodio de Manuel Doblado sabe que el destino de muchas personas que nacieron con la discapacidad de ser invidentes, es dedicarse a pedir limosna. Pero este no fue su caso. A los 15 años, decidió salir de su comunidad, en el Vado de Sapién, en Manuel Doblado, para ir a la cabecera municipal a buscar trabajar. Los primeros años le fueron difícil, pues no tenía ni donde vivir, y llegó a quedarse a dormir en la presidencia municipal.
En 1975 comenzó a aprender a preparar vinagre natural. No tenía dinero, por lo que se rodeo de ayuda de varias personas, que lo apoyaban económicamente para comprar sus primeros paquetes de piloncillo y piñas. Otros, le donaron, donde comenzó a rebanar la piña para hacer nata. Aunque él no sabía, los carniceros de la ciudad lo motivaron para que pusiera su propio negocio.
"Fue gracias a don Toño Jaramillo, quien me dijo cómo lo preparara. Entonces, lo preparé y me salió, Entonces, le platiqué a don José Luis Jaramillo, hermano de don Toño, y él me ayudó a comprar mi primer barril", dijo.
Con voluntad y trabajo, Don Elodio de Manuel Doblado supera la invidencia y sale adelante
Esto también se dio con préstamos de la gente. La gente le ha ayudado mucho. De un barril, salieron todos. Y como era de esperarse, su esfuerzo comenzó a dar frutos, pues poco tiempo después, su negocio fue creciendo. Le donaron un terreno en aquel entonces, donde puso su casa y centro de producción.Con ello se consolidó como el primer mayorista que distribuía vinagre en el municipio, por lo que también comenzó a ir a otros estados.
A pesar de su discapacidad, con la práctica desarrolló la habilidad para conocer las calles del municipio, y salir solo a distribuir sus productos, con la ayuda de sus diablitos, los cuales llenaba de garrafones de vinagre.
"Me conocí todo Manuel Doblado, nomás que ahorita ya me ganaron los años y ya casi no salgo. Muchas veces me baso en el sonido de los locales, o por el olor. Te das cuenta si es una pollería, una carnicería o una panadería. Nunca me dio miedo, me iba hasta a Irapuato, pero también las personas me ayudaban. Yo nunca he pedido limosna, me gusta el trabajo. Yo nunca he estirado la mano, sí me ayudan, pero por voluntad, y también lo invierto y gano", comentó.
Y aunque piensa así, don Elodio también tiene presente que debe de disfrutar la vida, pues le gustaba ir a tomarse sus copas a la cantina, y tras el fallecimiento de su esposa, consiguió una novia: "también fui borracho, todo lo hacía".