Haciendas coloniales cuentan la historia de Celaya a través de sus muros
A través de sus muros, las haciendas de Celaya cuentan la historia del municipio y preservan su legado cultural
Gerardo Márquez
Celaya.- Las haciendas son muy importantes porque remiten a un sistema económico, productivo y social con una muy profunda historia desde la época colonial Novo Hispana, cuando se fundó Celaya como una villa de españoles.
Es por eso que el Museo de Celaya Historia Regional se esfuerza en promoverlas y resguardar su legado histórico y cultural para el municipio.
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En el catálogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se tienen registradas 17 haciendas en esta región, pero en el siglo XVIII llegaron a haber más de sesenta.
El director del Museo de Celaya Historia Regional, Rafael Soldara Luna, explicó que habría que reconocer que estas haciendas fueron las primeras que exploraron el territorio. De hecho, recuerda que fueron ellas las que se transformaron en centros de trabajo que originaron comunidades a su alrededor de manera satelital, como asentamientos para los trabajadores.
“Así como tenemos una especialización del trabajo en otras regiones en donde se procesó el henequén o el pulque, pues en esta región las haciendas fueron eminentemente agrícolas”, revela el director del museo.
Las haciendas que pertenecieron a Celaya durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX se han transformado a lo largo de años. Hay algunas que se extinguieron, otras más que conservaron solamente la “Casa Grande”, otras que mantienen el partido arquitectónico, incluso la muralla que delimitaba la propiedad, otras más que se transformaron en centros o en el corazón de comunidades, y otras que afortunadamente aún se conservan.
Haciendas de Celaya sobreviven adaptándose a los nuevos tiempos
Soldara Luna dijo que los cascos de las haciendas están representados o considerados como monumentos históricos por el INAH, aunque en ocasiones los espacios terminan siendo usados para fines diversos y más actuales.
“Son construcciones muchas de ellas de la época Novo Hispana que se fueron trasformando en el siglo XIX, en el siglo XX y hasta la actualidad, que se les ha buscado dar, por parte de sus propietarios, otros usos”.
“Naturalmente los diferentes procesos históricos han sometido a un proceso de transformación a estos espacios que se han modificado. Quizá el cambio más contundente fue a partir del reparto agrario con el presidente Lázaro Cárdenas del Río, cuando estas fincas pierden muchas de sus enormes propiedades que fueron configurándose desde el periodo Novo Hispano y después se fortalecieron con el Porfiriato y empiezan a dividirse, a fragmentarse a distribuirse entre los trabajadores del campesinado, y todo este sistema capitalista se viene abajo, de ahí viene el estado en el que actualmente se encuentran, ya no tanto como centros de producción, sino simplemente como testigos de nuestra historia, ya son más monumentos históricos semi-abandonados”, señaló.
Ante esta situación, las haciendas ahora tienen otros usos, son habilitadas como casas de campo, salones de fiesta, restaurantes, son espacios que se arrendan, por lo que los propietarios buscan la manera de que no colapsen y se sigan conservando.
“De norte a sur podemos hablar de la antigua hacienda de Roque, que ahora es la sede del Instituto Tecnológico de Roque; la hacienda de Camargo, que tenía una extensión tan grande que incluso sus terrenos llegaban hasta el barrio de San Antonio; el Municipio les tiene que comprar a los propietarios el predio para construir el Panteón Municipal Norte que tiene más de cien años”, explicó.
La hacienda de Roque perteneció a don Genaro Raigoza, que fue consuegro del general Porfirio Díaz.
También hay algunas haciendas que son particularmente antiguas, y que se ha sugerido que fueron presidios, por ejemplo la de San Antonio Gallardo, que se encuentra en San Juan de la Vega ya muy destruida, pero que tiene aún sus torreones. O la de San Nicolás de Esquiros, que es un espacio muy interesante que ha inspirado a la realización de tesis de licenciaturas, de maestría y doctorado, porque conserva el partido arquitectónico original como en el siglo XVII y XVIII se estilaba.
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Finalmente, Soldara Luna mencionó que hay espacios muy grandes y que fueron consumidos por las mismas comunidades.
“Podemos mencionar la hacienda de San Elías, que todavía conserva por cierto la cocina muy de principios del siglo XVIII, conserva la capilla, y en el piso podemos encontrar todavía los rastros de los trazos arquitectónicos de las ‘heras’ en los asoleaderos donde trabajaban el grano. Más hacia el oriente hay varias muy antiguas que pertenecieron a personajes como Lucas Alamán, hablamos de la hacienda de Trojes, cuyos elementos arquitectónicos se atribuyen a Francisco Eduardo Tresguerras”, concluyó.
JRP