Lunes, 13 Enero, 2025

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Crianza positiva, buentrato y cultura de paz

Opinión

Guadencio Rodríguez Juárez -Parentalidad

La crianza positiva y el buentrato son instrumentos fundamentales para la construcción de la cultura de paz.

Para que la vida sea posible necesitamos sociedades donde el respeto a las personas y a sus derechos sean una realidad, donde la cultura de paz y legalidad sea una constante. Para contar con ese tipo de sociedades se requiere de seres humanos que gocen de salud mental plena que se traduzca en capacidad para la empatía, la solidaridad, la responsabilidad, la igualdad, la tolerancia, la paz, etcétera.

Los métodos autoritarios suelen convertirse en inseguridad, desconfianza, resentimiento en las hijas e hijos, así como en sociedades con altos niveles de violencia. Mientras que la crianza positiva y el buentrato proporcionan seguridad y paz en la mente y en el corazón de la niña o niño que el día de mañana será una persona adulta capaz de ejercer su ciudadanía y de participar de la construcción de una sociedad segura, solidaria y pacífica. De ahí la importancia de adquirir habilidades parentales y marentales del más alto nivel posible.

La Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, de Naciones Unidas, define a la cultura para la paz como un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados, entre otras cosas, en:

– El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación;

– El respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales;

– El compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos;

– Los esfuerzos para satisfacer las necesidades de desarrollo y protección del medio ambiente de las generaciones presentes y futuras;

– El respeto y la promoción del derecho al desarrollo;

– El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres;

– El respeto y el fomento del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información;

– La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones;

No debemos olvidar que la manera en que criamos y educamos a las niñas, niños y adolescentes determina no sólo el grado de bienestar y salud de cada una de ellas y ellos, sino también permite comprender los niveles de violencia o paz que tiene la sociedad en su conjunto, pues es en las familias, escuelas y demás instituciones de la sociedad donde se forman y educan a los seres humanos que, por principio de recursividad, forman a las sociedades.

La crianza positiva y el buentrato contribuye a la construcción de una cultura de paz porque pone en marcha valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que guardan completa relación con todo aquello que, de acuerdo con Naciones Unidas, se requiere para la construcción de sociedades respetuosas de los derechos humanos.

La cultura de paz no se logrará a través de conferencia, talleres, libros y folletos, sino a través de la garantía de su experimentación desde la tierna infancia. Niñas y niños necesitan métodos bientratantes que posibiliten sentirse respetados, amados, protegidos, seguros y tomados en cuenta. Lo cual se ha de traducir en la experiencia de la paz en cada una de sus células. Y si esto es algo constante en su vida, esto es lo que regresarán.

Que no se nos olvide, los métodos autoritarios no generan paz, sino miedo, estrés, intranquilidad, resentimiento, inseguridad, desorganización. Si esto es la constante en la vida de un niño o niña, eso es lo que regresará a su comunidad.

Construyamos la paz social garantizándosela a cada niña, niño y adolescente a través de prácticas de crianza respetuosas de su dignidad, generadoras de seguridad y confianza hacia sí mismo, hacia los demás y hacia la vida. De esta manera en veinte o treinta años tendremos sociedades no sólo más pacíficas, sino también más solidarias y humanas.

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