Gaza e Israel
Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin de la soledad. Para mi es la soledad infinita.
Albert Camus
Es un error total al tratar de pintar una imagen simétrica de los ataques violentos actuales de israelíes-árabes contra judíos, y de israelíes-judíos contra árabes, en el contexto de los feroces e implacables combates que se están llevando a cabo por medio de cohetes y morteros, por un lado, y ataques aéreos y terrestres, por otro, entre Hamas y otras organizaciones terroristas en Gaza e Israel.
Israel avisa que intensificará los ataques a Palestina en la franja de Gaza. Benjamín Netanyahu no tiene pensada una tregua ni mucho menos sentarse en una mesa de negociación, después de que Hamas hubiera lanzado cohetes contra Tel Aviv. En respuesta, se derribó un edificio que está en el centro de operaciones de Hamas, o eso se presumía. Parece que muchas personalidades de Hamas, efectivamente, tenían ahí sus oficinas.
Es difícil entender la virulencia de esa agresividad. Desde la lejanía, apreciamos cómo todos pierden. Una mano que se levanta contra un semejanate, de entrada, no dice nada bueno. Preguntarse quién fue primero y quién le siguió es remontarse a una Historia antigua en la que la mayoría de los protagonistas están muertos, pero el legado de odio prevalece y sigue encendiendo los ánimos. No parece haber forma de parar el desprecio. Cuando se razga el tejido en un territorio tan sensible, parece imposible repararlo. Los hechos dan evidencia de esta triste realidad.
El linchamiento de un inocente conductor árabe en Bat Yam el miércoles pasado por la noche por atacantes judíos —aparentemente no residentes de la ciudad— fue ciertamente un hecho vergonzoso para ser condenado por propios y extraños. De hecho, el evento fue fuertemente reprobado incluso por el líder del Partido Sionista Religioso Bezalel Smotrich. no hay comparación entre el alcance y la intensidad de los ataques árabes contra los judíos , propiedad judía y sinagogas en ciudades mixtas, que, según él, están motivadas por un deseo árabe general de acabar con Eretz Yisrael, y reacciones judías locales y esporádicas tanto en ciudades mixtas, como en ciudades judías, frecuentadas por árabes.
Las posibilidades del odio son infinitas. Es curioso que la tierra que acuna a tres de las tradiciones religiosas más importantes, que predican el amor, se estén haciendo añicos. Pero, “Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual”, decía el Dr. Martin Luther King. No hay simetría en la guerra.Las revanchas que buscan el equilibrio entre el que la hizo y el que la debe de pagar está tan desdibujado, tan embarañado que no se entiende.
“Esta representación distorsionada de la simetría podría atraer un peaje en la vida humana: mientras el Estado de Israel se niegue a reconocer la situación, se empañará en la expedición del ejército a ciudades mixtas, justo cuando la imposición del toque de queda en Lod se empañó. Algún tiempo podría valer la pena dedicar algo a pensar en la necesidad psicológica de auto-reproche bajo fuego. Pero ahora no, no hay tiempo, y no hay simetría”, ewscribió Susan Jattis Rolef, para el Jersalem Post.
Sí, valdría la pena reflexionar en torno a lo que sucede en Gaza, porque, aunque pensemos que esta muy lejos, puede que lo tengamos en la punta de la nariz. Los pleitos entre amigos, la violencia intrafamiliar, las venganzas territoriales entre bandas del crimen organizado, el candidato que asusa a una multitud, el que cae muerto por una bala, el que manda matar al que le estorba. Víctimas y victimarios sembrando odio y cosechando rencor. No Gaza no está muy lejos y al mismo tiempo, los seres humanos que están allá vuelven al confinamiento.
Israel es ejemplo mundial con su programa de vacunación, no obstante, sus habitantes no pueden salir a la calle por miedo a las bombas, los misiles, la guerra y la destrucción. Desolación. Soledad. Camus tenía razón. Ni hablar, entre Gaza e Israel no hay simetrías ni equilibrios posibles. Es un error plantarlo así y tampoco sirve de nada.