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La decepción estatal de la 4T

Opinión

Staff LC Camargo

Al interior del gabinete presidencial, cuando hablan del desempeño de los gobernadores de la 4T, hay dos mandatarios que preocupan al presidente López Obrador y a los colaboradores de su círculo cercano: el primero es el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, y el segundo el mandatario de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez. Del primero, en el primer círculo presidencial, la opinión es que ha resultado ser “una decepción, un gobernador que ni gobierna ni resuelve los problemas” en un estado que además es particularmente complicado y conflictivo por su problemática social para el gobierno federal.

Rutilio Escandón llegó a ser candidato de Morena por su vinculación familiar con Rosalinda López Hernández, su esposa, que tiene línea directa con el movimiento lopezobradorista no sólo por su paisanaje tabasqueño, sino porque la actual administradora de auditoría fiscal del SAT tuvo una larga carrera política en el PRD de la mano siempre del actual presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.

Por eso cuando en 2018 el PVEM en Chiapas, comandado por el gobernador Manuel Velasco, se acercó a López Obrador no sólo para financiar el movimiento de Morena rumbo a la Presidencia de la República, sino para hacer una alianza de facto con el tabasqueño, que ya entonces dominaba las encuestas presidenciales, el nombre de Rutilio Escandón Cadenas, entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia de Chiapas, surgió como una opción natural para la candidatura morenista a la gubernatura.

El triunfo arrollador de Morena en Chiapas, en la elección presidencial y local en el 2018 se entiende por el trabajo político y la presencia y popularidad de López Obrador en la entidad, pero también por la operación política del entonces gobernador Manuel Velasco, quien, a contracorriente de su Partido Verde, decidió apostarle al movimiento lopezobradorista y, por ende, a la candidatura de Rutilio Escandón, que redituó en un triunfo histórico para Morena.

Con los resultados del pasado 6 de junio, Rutilio Escandón perdió “la brújula” y no pudo procesar que, siendo él el gobernador de la 4T en Chiapas, el dominio del PVEM se haya mantenido y los verdes hayan ganado prácticamente la mayoría del estado tanto en los municipios como en la votación del Congreso local, con lo que el gobernador prácticamente fue superado por la fuerza de su antecesor, Manuel Velasco, que comandó los comicios ante la falta de operación y efectividad electoral del gobernador morenista.

Y es que a Rutilio lo han rebasado prácticamente todas las problemáticas y conflictos estructurales de Chiapas, desde la aguerrida sección 7 de la CNTE en el estado, hasta los normalistas de Mactumactzá a los que recientemente encarceló tras una protesta en la autopista Tuxtla-San Cristóbal.

Hoy Rutilio no sólo está desesperado y recurre a sus relaciones matrimoniales para hacer que desde el SAT se filtren documentos en contra de su antecesor Velasco, por haberle ganado las pasadas elecciones estatales, sino que además el gobernador chiapaneco es visto desde Palacio Nacional como “uno de los gobernadores más incapaces y problemáticos de la 4T”.

Queda muy claro que al gobernador de Chiapas cada vez lo ven más como un problema que como un gobernador eficiente, desde la cúpula de la 4T. Eso sin contar que Escandón le debe, en buena medida su gubernatura, a su antecesor, Manuel Velasco, a quien ahora busca atacar y descalificar con informaciones y expedientes de la misma dependencia en la que trabaja su esposa.

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