Las crisis que vienen

Resignados a correr los riesgos que implica el regreso obligado a las actividades cotidianas en todos los rubros de la vida estatal, ya se prepara el regreso a las aulas, aunque aún con el carácter de voluntario y cuidado en extremo. Así las cosas y con la promesa de que el siguiente segmento a priorizar en el programa incierto de vacunación son los docentes, ya se ajustan los protocolos sanitarios para monitorear el índice de riesgo de la interacción escolar.

Muy sistematizado y cuidado se ve el actuar de la nueva administración de la Secretaría de Educación de nuestro estado, pues levantar el veto a las escuelas justo cuando se alerta de la proximidad de una tercera ola de contagios, amerita que se cuiden todas las aristas del esquema de riesgos que implica. Sin lugar a dudas que se requiere valor, decisión y alto sentido de responsabilidad para que el nuevo secretario de Educación convoque al regreso a la educación presencial, pero ya la situación obliga.

Ciertamente que volver a las calles y a la actividad social conlleva la exposición al peligro de contagio y enfermedad, pero tras un año de confinamiento y limitaciones es justo asumir los costos de manera controlada. Tal vez la llegada de un incremento de contagios, producto de las aglomeraciones vacacionales y la inserción sutil a una normalidad no anunciada se presente, pero el sentir popular pareciera decidido a enfrentarlo.

De alguna forma se ha estado experimentando con la liberación gradual de actividades, pues el sector productivo no podía permanecer con una operación al mínimo y se permitieron las consideradas básicas, luego vino la apertura del comercio de bienes y servicios, manteniendo los índices de pérdidas y los promedios de enfermos. Ahora se prepara la fase más sensible, por la dinámica de activación de todos los hogares en el ajetreo colateral de la movilización, el comercio y el intercambio social que provocan nuestros niños, niñas y adolescentes.

Que si ya llegó la hora de prepararnos para salir, creo que sí, pero debemos hacerlo con precaución para evitar daños mayores, utilizando siempre el cubrebocas, lavando frecuentemente las manos, conservando el distanciamiento social y usando gel antibacterial. Ahora es cuando, como sociedad consciente, debemos demostrar que entendimos la lección y que hemos incorporado hábitos de autocuidado para contener la propagación del virus.

Grandes crisis se avecinan y nos amenazan seriamente, sin embargo, en el rubro educativo es momento de actuar como verdadera comunidad escolar y cuidar así a nuestros menores, es momento de hacer equipo  entre padres de familia, profesores y autoridades educativas para que nuestras escuelas sean espacios garantes de la seguridad que todos quisiéramos tener en casa.

Ya es hora de ser una sociedad disciplinada y ordenada que aplique normas de autodefensa para conservar comunidades sanas, ya es tiempo de exigir que todos respetemos protocolos y cuidemos a los demás. Si todos nos decidimos a forjar un espíritu solidario y construimos los hábitos de responsabilidad humanitaria estaremos creciendo como sociedad.

Ahora que están en puerta crisis muy serias en lo económico, lo laboral, lo social y lo emocional, debemos asumir responsablemente lo que nos toca. Ya basta de querer que el gobierno todo nos dé, de creer que todo merecemos y que únicamente los demás son responsables de los riesgos que corremos.

Ahora es momento de participar y atender los llamados de la autoridad para forjar una sociedad responsable, disciplinada y cargada de valores, que merece el futuro progresista que reclama. Hoy la administración estatal debe convocar a la participación y la corresponsabilidad social, hoy ha llegado el tiempo de formar una comunidad involucrada que procure para los demás lo que se quiere para sí mismo.

Una sociedad estructurada en el bien colectivo, alcanzará la plenitud ciudadana.