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Necesidades humanas

Opinión

Gaudencio Rodríguez Juárez

Para que una persona se convierta en un ser profundamente humano, es decir, capaz de no sólo pensar en sí mismo, sino también en los demás, capaz de actuar en beneficio propio, de los demás y del entorno, primero será preciso tener cubiertas las propias necesidades de manera suficiente.

            Abraham Maslow (1908-1970) fue un psicólogo estadounidense ubicado en la psicología humanista, la cual sostiene que el ser humano tiene una tendencia básica hacia la salud mental, cosa que hoy validan las neurociencias.

            Uno de sus principales desarrollos teóricos más conocidos es el de la pirámide de necesidades. Se trata de un modelo que jerarquiza las necesidades humanas. Sostiene que la satisfacción de las más básicas da pie a la generación sucesiva de necesidades más altas.

Necesidades de carencia (fisiológicas, de seguridad, de amor y de pertenencia, de reconocimiento o autoestima) y necesidades de desarrollo (autoactualización y trascendencia) han de ser satisfechas para garantizar el sano desarrollo. Lo contrario tiene sus costes.

            Las fisiológicas estarían asociadas con la supervivencia del organismo. Hablamos de la liberación de sed y el hambre, mantener la temperatura corporal apropiada, dormir, sexo, alivio de dolor, de desequilibrios fisiológicos, etcétera.

Cuando estas necesidades no so satisfechas por un tiempo largo, la satisfacción de las otras necesidades pierde su importancia, por lo que dejan de existir. No podemos exigir que una persona tenga autoestima o piense en los demás si lo básico no está cubierto. Esto es una obviedad que en ocasiones pasamos de largo.

Las necesidades de seguridad incluyen una amplia gama relacionadas con el mantenimiento de un estado de orden, amparo y certeza. Incluye sentirse seguros, estabilidad, protección, estar libres de peligro, futuro predecible, entre otras. Se caracterizan porque las personas sienten el temor a perder el manejo de su vida, de ser vulnerable o débil frente a las circunstancias actuales, nuevas o por venir. Muchas veces pasan a tomar un papel muy importante cuando no son satisfechas de forma adecuada.

            Las necesidades de amor y de pertenencia tienen una orientación social. Algunas de sus manifestaciones son: contar con una relación íntima con otra persona: amigos/as, compañeros/as; ser aceptado como miembro de un grupo organizado o de un ambiente familiar e identificación con él, intimidad con quien establecer una pareja cuando así se desea, participar en una acción de grupo trabajando para el bien común con otros, etcétera.

Las condiciones de la vida moderna, en la cual el individualismo y la falta de interacción son un patrón de vida, no permiten la expresión de estas necesidades.

            Las de reconocimiento o estima son aquellas que se encuentran asociadas a la constitución psicológica de las personas; unas se refieren a sí mismo (amor propio, respeto a sí mismo, etcétera); otras se refieren a las y los demás (reputación, éxito social, etcétera).

            Las necesidades de autoactualización de un orden superior. Consisten en satisfacer nuestras propias capacidades personales, desarrollar nuestro potencial, hacer aquello para lo cual se está en mejor aptitud, desarrollarse y ampliar las metanecesidades (descubrir la verdad, crear belleza, fomentar la justicia…). Para poderlas satisfacer es necesario tener la libertad de hacer lo que uno decide hacer. No puede haber restricciones puestas por uno mismo ni tampoco puestas por el medio.

            Finalmente, las necesidades de trascendencia están asociadas con el sentido de la comunidad, con la necesidad de contribuir con la humanidad, yendo más allá de uno, están asociada con un sentido de obligación hacia otros, basada en nuestros propios dones.

            Sin duda, a la sociedad le vienen bien seres humanos con un sentido de trascendencia. Pero para eso existe una condición, la de tener cubiertas las necesidades que le anteceden en términos de la escala del psicólogo Maslow.

            Con los niveles de pobreza y de inseguridad de nuestro país es difícil esperar que las personas piensen y actúen con consciencia social. El sentido de trascendencia sólo se activará si las necesidades subordinadas están cubiertas. Hay mucho trabajo por hacer para que esto suceda.

Que haga más quien más tenga y pueda. Quienes tienen cubiertas las necesidades de desarrollo han de ver por quienes no tienen cubiertas las necesidades de carencia. Se trata de una cuestión ética.

 

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