Guanajuato: solo una parada de migrantes en busca de una mejor vida
Scarleth Pérez /Nayeli García
León/Irapuato.- Diana, Reyna y Proji sobreviven de pedir dinero en los cruceros, ellas son de Honduras, él, de Belice, el objetivo de los tres es el mismo, llegar a Tijuana para cruzar a Estados Unidos.
Escapan de las difíciles situaciones de sus países de origen, pero México no les trae un mejor panorama a todos, arreglar papeles migratorios ha sido un proceso interminable y en este país ni siquiera se les permite comprar un boleto de autobús, por lo que se trasladan como pueden.
Diana escapa con su familia de la violencia
Diana pasa por León junto a su esposo y dos hijos, huyeron de Honduras, “por la violencia” dijo. De piel oscura y con un llamativo accesorio en la cabeza, la hondureña de 30 años pide de coche en coche en el cruce de los bulevares San Pedro y Bocanegra un poco de ayuda. Ya pasaron 15 días desde que llegaron, esperan irse rápido, aunque sea de raite o en tren porque para ellos no hay lugar en los autobuses.
“Viajamos vía terrestre, pero no en autobuses, no nos venden boletos, como llegaron los haitianos por ellos estamos pagando todos el error, no sé qué desastre hicieron allá arriba, entonces por ellos ya no nos quieren vender los boletos y si no entregamos documentos o la credencial, no nos venden boletos para viajar”, platica Diana.
Sin especificar el tiempo, la hondureña dice que hace poco salieron de Honduras y que pasando “las aguas”, continuarán su camino hacia al norte del país si es que libran a las autoridades migratorias.
“Nos están aventando de nuevo pa’ tras. A todos los que agarran los mandan para Honduras”, asegura.
Ni el DIF ni ninguna autoridad guanajuatense les ofrecen apoyos, los centroamericanos atraviesan el estado en completo desamparo, sobreviven de lo que consiguen en los cruceros, muchos les apoyan, incluso con ropa, pero otros hasta “feos” les gritan.
Mientras Diana y su pareja caminan entre los coches, Yohana y su hermanito esperan sentados a la sombra de los árboles en los camellones.
El solitario beliceño
En la esquina frente al lugar en el que Diana pide dinero, Proji Castillo hace lo mismo, él también es migrante en busca del sueño americano, originario de Dangriga, Belice. Hace tres meses salió de su país.
“Ahorita vamos para Texas, a ver que hacemos por allá, a ver si trabajamos, bien”, platicó el beliceño.
El pueblo del que proviene Proji es la localidad más poblada del sur de Belice, su nombre proviene de un vocablo Garífuna (grupo étnico descendientes de africanos y aborígenes caribes y arahuacos, originario de varias regiones del Caribe) que significa “agua dulce”, según la descripción de la UNESCO. Sin embargo, el beliceño aspira por la residencia de cualquier otro país.
“Y si de repente hallamos la regulación aquí en México, pues aquí nos quedamos trabajando”, comentó.
Proji se adentró en México por Quintana Roo, luego siguió por Chiapas hasta llegar a León. Su viaje fue en tren, tampoco pudo conseguir un pasaje en autobús, “el gobierno no nos echa la mano con eso”, mencionó.
Reyna y Martín tuvieron que dejar a sus niñas
Reyna y Martín dejaron a tres niñas en Honduras, ya pasaron seis meses desde que salieron de su casa, los acompaña Tavo, un sobrino de 15 años. Apenas, hace 30 días dejaron Tapachula, Chiapas, allá intentaron arreglar sus documentos migratorios para pasar por México, pero el tramite aún continúa. Mientras piden dinero en el cruce de los bulevares Mariano Escobedo y Francisco Villa.
“Nos venimos porque en Honduras no hay trabajo y allá solo la gente profesional le dan trabajo y bueno, a la gente así como nosotros que tienen más de 30 años, ya no nos dan trabajo allá”, platicó Reyna a Correo.
La pareja quiere llegar a Tijuana para intentar cruzar a los Estados Unidos, quedarse en México no es opción. “Aquí está bien dura la vida”, opina Reyna de la situación en este país.
Además de lo pesado que ha sido el trayecto, recorrido a pie y por raite, los tres hondureños cayeron en manos de la policía municipal, pasaron 24 horas en prisión.
“La policía nos agarró aquí, nos llevaron 24 horas a dormir a la cárcel (…), podíamos pagar 300 de fianza por cada uno de nosotros para salir, pero a él (refiriéndose a su sobrino) no nos lo daban, porque no somos sus papás, nos quedamos las 24 horas”.
Reyna platica que en el tiempo que estuvieron en separos no les dieron de comer. El único beneficio de su situación fue tener un techo, pues, como migrantes duermen “donde caiga la noche”.
Pareja “arma su hogar” debajo del Puente de Guadalupe en Irapuato
El icónico de Puente de Guadalupe en Irapuato no ha sido olvidado por las autoridades que no han podido concretar el rescate de este referente histórico de los irapuatenses, y que hoy en día se ha convertido en el refugio de una pareja en situación de calle.
Desde hace varias semanas, una pareja construyó dos casitas de cartón y plásticos debajo de los arcos del Puente de Guadalupe, el cual está ubicado justo entre el Tercer Cinturón Vial y la Calzada Insurgentes, ambas vialidades modernizadas en los últimos años.
El puente recibe mantenimiento de jardinería, pero las dos personas mantienen el sitio, que por años se ha buscado rescatar, lleno de basura. Ahí se encuentran recipientes desechables, bolsas e incluso excremento humano, pues las dos personas han tomado uno de los arcos como baño.
Incluso, el arco en donde fueron guardas las piedras del cuarto arco retirado en el 2012, y que se prometió sería reconstruido con base en un proyecto de rescate, fue abierto y las piedras que estaban numeradas poco a poco han ido desapareciendo, pues la malla ciclónica que resguarda el puente no ha sido suficiente para detener los hurtos en la zona.
Vecinos señalaron haber denunciado desde hace varias semanas, pero autoridades no se han presentado para mejorar la situación del puente, que se mantiene sin intervenciones desde hace 9 años.
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Un referente histórico
El Puente de Guadalupe es un referente histórico de Irapuato en 1835 y fue utilizado por primera vez en 1837, siendo llamado el Puente de la Garita que servía para el paso de las diligencias que venían de la Ciudad de México y buscaban ir hacia Salamanca, siendo el paso obligado para el comercio ya que era se encontraba construido sobre el Río Guanajuato.
Fue dedicado a la Virgen de Guadalupe, incluso uno de sus medallones aún conserva la imagen de la ‘morenita del Tepeyac’ y el otro fue llevado al Templo de Guadalupe para su conservación ante el deterioro del puente que se encuentra cada vez más dañado por hundimiento del piso de más de dos metros de su ubicación original.
Al menos cuatro administraciones han intentado rescatar el puente: en el 2009 cuando Mario Turrent Antón invirtió dos millones de pesos para reconstruirlo, pero el proyecto quedó inconcluso; por lo que Jorge Estrada Palero en el 2012 pidió permiso al INAH para retirar uno de sus arcos que estaba a punto de caer, pero fue hasta el 2013 con Sixto Zetina Soto que el arco se retiró piedra por piedra para poder reconstruirlo, pero nunca se hizo nada.
Pese a que en la administración de Ricardo Ortiz Gutiérrez se realizó un proyecto ejecutivo para el rescate y reconstrucción del puente, en donde incluso el Instituto Nacional de Antropología e Historia dio su aval para su ejecución, no se pudo llevar a cabo pues se necesitaban 10 millones de pesos, los cuáles fueron orientados para la atención de la pandemia del Covid-19 y temas sociales.
Este puente es de los pocos monumentos y edificaciones históricas que pese al tiempo y los daños aún se encuentran en pie en Irapuato.
LC