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Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Es increíbe que un país como México, con un índice tan bajo de lectura per capita sea anfitrión de uno de los eventos más importantes que convoca al...
Opinión

Cecilia Durán Mena

Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Guadalajara, Jal.

Es increíbe que un país como México, con un índice tan bajo de lectura per capita sea anfitrión de uno de los eventos más importantes que convoca al mundo editorial, escritores y sobre todo lectores. Esa es la magia de nuestro país. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es un festival cultural extraordinario que busca ser el espacio idóneo para que suceda un encuentro de negocios entre los profesionales del medio literario y editorial, pero también un evento cultural que tenga como eje central la literatura. Se trata de enamorar para que la gente lea.

El programa incluye la participación de autores provenientes de todos los continentes y hablantes de diferentes lenguas, de igual forma, contempla discusiones académicas acerca de los grandes temas que nos atraviesan actualmente. Lo que distingue a esta feria de otras que se realizan alrededor del mundo, es que es un espacio para profesionales en donde el público en general es bienvenido.

La Feria Internacional del Libro, FIL, es organizada por la Universidad de Guadalajara y sus distintos centros universitarios, en vinculación con instancias académicas nacionales e internacionales. El festival se realiza anualmente, comienza el último sábado de noviembre y dura nueve días. La FIL representó la primera incursión importante de la Universidad en el ámbito de la cultura de clase mundial; es innegable que el proyecto ha sido exitoso. Ha logrado reconocimiento en todo el planeta. Es, sin duda, la feria es la más importante para libros en español y la segunda feria en magnitud —después de Frankfurt— a nivel global.

La FIL, como la conocemos en la cotidianidad, fue creada en 1987 como un punto de encuentro entre la demanda, los lectores o bibliotecarios, y la oferta, las editoriales y escritores. Su misión era proporcionar a la población hispanohablante el mejor festival literario en español y la posibilidad de acceder a la feria del libro más completa e importante de Iberoamérica. Asimismo, se busca fomentar la formación de lectores, al ofrecer lo mejor de la literatura universal y latinoamericana tanto al público profesional como al público asistente. Sin duda, la FIL ha logrado su objetivo de ser una referencia y un factor de cambio en la labor de promoción de la lectura, elemento que es indispensable para mejorar nuestra calidad de vida.

En realidad, la elección de la sede fue un hecho poco circunstancial. La feria internacional del libro en Guadalajara se hace en Guadalajara, Jalisco porque es organizada por la Universidad de Guadalajara. Lo obvio abona a lo evidente. No obstante, hay muchas otras ferias del libro en el país; en septiembre sucede la Feria Internacional del Libro en Coahuila, organizada por el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón. En octubre es la de Monterrey, que se hace allá porque la organiza el Tecnológico de Monterrey. En ese mismo mes se hace la feria internacional del libro en la CDMX, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana.

Si ubicamos este diverso panorama, la pregunta sería por qué la FIL de Guadalajara ha tenido tanto éxito, que se ha vuelto un referente nacional e internacionalmente. Probablemente, la respuesta sea que lograron combinar la cuestión económica con la cultural de manera muy dinámica. Actualmente, la FIL cuenta con un promedio anual de más de dos mil casas editoriales de cuarenta y sieta países, alrededor de mil horas de actividades, seiscientos treinta presentaciones de libros y más de cien mil jóvenes visitantes cada año. Este evento deja en Guadalajara una derrama económica superior a los tresceintos treinta millones de dólares al año. Nada mal, ¿verdad? Luego dicen que la cultura no es negocio.

En un país como México, en el que nuestras primeras planas se manchan con frecuente por el rojo de la sangre derramada en nuestro territorio, en el que las páginas interiores de nuestros periodicos dan cuenta todos los días de crímenes, de fraudes, de engaños, nos hace falta cultivar un mundo mejor, un mundo posible en el que convergan sueños, proyectos y anhelos. Un país avanzado es un país que lee. El progreso surge de ese estímulo cerebral que nos provoca la curiosidad, nos saca de la mediocridad y nos lleva a ensanchar las miras. Si nosotros logramos que las balas se cambien por letras, que nuestro interés se profundice alrededor de un libro y olvidamos la inmediatez de la pantalla, iremos por un mejor camino.

Leer para aprender, leer para entretener, leer para ampliar el rango de nuestra mirada, leer para comprender que hay mejores formas y que si queremos, son posibles.

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