¿Cómo sobreviven comerciantes al intenso calor en Celaya? Marisol García cuenta su historia


Marisol García Villalobos, vendedora de buñuelos y atole en Celaya, enfrenta una caída del 85% en sus ventas debido al intenso calor, desafiando su capacidad para sobrevivir como comerciante. Foto: Martín Rodríguez
Celaya, Guanajuato.- Marisol García Villalobos de 54 años, vende buñuelos y atole blanco en la Calzada Independencia desde hace 30 años, sin embargo toda su vida se ha dedicado a la venta de estos alimentos. Sin embargo nunca le habían bajado las ventas tanto como ahora, que calcula es de alrededor de un 85%, lo cual se lo atribuye al intenso calor.
“¿Quién va a querer comer dulce y un atole caliente con este calor?, sí está complicada la situación, sobre todo la última semana que estamos esperando clientes y no llegan, lo malo de esto es que el comerciante vive al día, y día que no vende, día que no come”, platicó la señora Marisol.

Marisol tiene instalado su puesto en la Calzada Independencia, a unos metros del atrio del Templo de San Francisco y justo frente a la Bola del Agua, su lugar es muy bueno para la temporada de frío o cuando hay gran afluencia de visitantes y turistas, pero en estos días de intenso calor da igual si está en un buen lugar o uno en donde no asistan personas.
“Sólo veo que pasa la gente, pero no compran, sí nos las vimos difíciles en el Covid, cuando estaba fuerte la inseguridad y que la gente no salía a la calle, pero ahorita sí de plano las ventas han bajado más de un 80%, calculo un 85% y pues sí me siento mal, pero tenemos que salir a trabajar”, platicó.

En el interior de su puesto se siente la temperatura 5 grados arriba de la temperatura ambiente, por ejemplo este viernes entre las 14:00 y 15:00 horas, el termómetro marcaba los 35°C, pero en donde ella estaba atendiendo sentía el calor a más de 40° centígrados.
“Tengo que dejar prendido el fuego, no lo puedo apagar porque estoy calentando el dulce de los buñuelos y el atoles, esto porque si en cualquier momento llega un cliente para estar preparada, ni modo que le diga que me espere, por eso debo estar lista, lo malo que el calor está fuerte, y el lugar está chiquito. No ha cambiado nada, sigo trabajando igual, sólo que ahora con más calor, tomo más agua y paso largo rato esperando que haya clientes porque como l decía a quién se le va a antojar lo dulce y lo caliente ahorita”, señaló.
Marisol confía que pase pronto esta temporada o al menos que sus ventas mejoren, pues de ahí dependen los gastos de varias familias.

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