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Así era la comunidad de El Zangarro en Guanajuato antes de ser ‘despojados’ por la Presa de la Purísima

Guanajuato

Francisco García

Así era la comunidad de El Zangarro en Guanajuato antes de ser ‘despojados’ por la Presa de la Purísima Así era la comunidad de El Zangarro en Guanajuato antes de ser ‘despojados’ por la Presa de la Purísima

Solo quedan ruinas del antiguo Zangarro. Foto: Francisco García

Guanajuato, Guanajuato.- Si bien la Presa de la Purísima representó para Guanajuato un beneficio general en cuestión hídrica, los pobladores del Zangarro y las comunidades que existieron en donde ahora se encuentra el vaso de captación de agua antes de su llenado fueron despejados de sus hogares. La reubicación de los pobladores del Zangarro a lo que llaman el Zangarro 2 fue un camino que costó trabajo debido al terreno y a las tareas que implicó volver a formar una comunidad.

Paulino Peña Reyna recuerda que, en aquel Zangarro, antes de ser inundado, era punto de reunión de alrededor de 30 ranchos de la zona. En entrevista para el Periódico Correo, recordó cómo era la Parroquia de la Virgen de los Dolores.

“Era primera vicaría, donde quiera venían de todos los ranchos del alrededor, había veces que, para las fiestas, que es el día de la patrona (La Virgen de los Dolores), luego no podían pasar por el río, iba lleno de agua, por eso ahí está la presa, ahí estaba el río.”

Con respecto al lienzo que existió en el altar principal en aquella parroquia del Zangarro, mencionó que fue un padre originario de San Luis Potosí quien hizo la coronación de la misma y arregló, con ayuda de los pobladores, el templo.

 
La reubicación de los pobladores del Zangarro a lo que llaman el Zangarro 2 fue un camino que costó trabajo. Foto: Francisco García 

“Lo pintó, él anduvo al pendiente ahí, vinieron a coronarlo, quién sabe cómo se llama eso, muy bonito adentro. Pero era pura pintura buena ahí, y hasta la fecha ahí están unos muros muy bonitos. Era pura cooperación de la gente, se hizo eso.”

El entonces Zangarro era un bajío, recuerda Peña, y no era necesario comprar alimentos en otros lugares, pues el lugar era próspero y daba sus propios frutos.

“Nosotros allí no comprábamos una zanahoria, un cilantro, un repollo, no comprábamos… lo teníamos (...) queríamos algo y ahí estaba la huerta, unas zanahorias, lo que fuera para la comida ¿no?” Por eso, cuando se hizo la presa, muchos sí la sintieron y muchos se fueron de la apuración, y pues el gobierno manda y así está la cosa.”

Comentó que se tuvo un convenio con el Gobierno Federal encabezado en aquel entonces por José López Portillo para reubicarlos.

“El único problema que tenemos es que no nos han dado los documentos, y andamos en eso ahorita. Porque queremos, quiero, que es de nosotros, allá sí teníamos papeles y todo; pero aquí, aquí no tenemos nada”.

Mencionó que anteriormente ninguna autoridad ha dado respuesta a esta situación; sin embargo, comenta que parece que la situación puede cambiar, pues con la construcción de la carretera que se llevaba a cabo en la comunidad tienen esperanza. “Dicen que ya están haciendo los papeles, ojalá ¿verdad?”.

 
El entonces Zangarro era un bajío. Foto: Francisco García 

El señor Peña recuerda que, al momento de hacer la Presa, la intención era que se instalaran en donde la Purísima.

“Un rancho que está allá donde están los de Molineros, ahí nos pertenecía a nosotros, pero resulta que por algunos detalles no se llevaron a cabo los… los dirigentes que andaban pues, aquí nos quedamos (en el actual Zangarro). Pero de todas maneras aquí estamos y ya tenemos cuarenta y tres años aquí.”

Al llegar entonces al nuevo terreno en donde se instaló la actual comunidad, el panorama lucía desolador.

“Aquí no había ni nopales, para acabar; puro llano pelón, nos decían, nos decían mucha gente de afuera “bueno, ustedes ¿a qué le van a tirar allí? Allí no hay ni nopales, pa’ acabar más pronto”. Apechugamos, nos pusimos a trabajar, yo todavía podía trabajar, nos íbamos aquí a la carretera para Irapuato, yo era albañil (...) no estábamos tranquilos pues, por lo pronto, pero como dijo uno “a todo se acostumbra la gente” y no claro le echamos ganas por eso estamos aquí si no ya a lo mejor no habríamos nada” el originario del Zangarro mencionó que la misma juventud no está interesada en poder preservar la historia que encierra la comunidad, pues están más entrenados en otras cosas.

Así fue la evacuación de El Zangarro

Ismael ‘Nin’ Caudillo es delegado de la comunidad del Zangarro, él también vivió en la anterior población que fue inundada para dar paso a lo que hoy es la Presa de la Purísima, fue a sus doce años cuando emigró a donde hoy es su hogar. Caudillo recuerda con nostalgia aquella población en donde nació y menciona que nada se puede comparar a lo que hoy existe en la comunidad. En aquel entonces la Secretaría de Recursos Hidráulicos, menciona Ismael, fue quién se acercó a ellos para hacerles llegar la noticia en cuanto a su reubicación.

“Y nos entregó unas casas” los pobladores al no estar impuestos a la arquitectura de las casas que les fueron entregadas comenzaron a bardearlas: “y nos venimos emocionados la verdad, de allá, porque estamos impuestos a que todavía no existían todavía las puertas de malla, la verdad”.

Recuerda que las puertas de algunas casas pertenecientes al Zangarro original o Zangarro 1, como los pobladores les llaman a la anterior comunidad, eran a base de ramas, algunas con espinas, que colocaban a manera de protección.

“Iba uno y buscaba su rama, iba uno al cerro, bueno yo ahorita ya me cuento porque me iba con mi papá a cortarla, una rama, para cuando se iba uno a dormir, jalaba uno su rama, que las espinas quedaran para al lado de la calle, y ya cuando se levantaba uno lo que hacía era levantar su rama y recargarla en la pared, afuera”.

 
La comunidad del Zangarro frente a la Presa de la Purísima. Foto: Francisco García 

Recuerda que en el lugar donde nació hacía huertas y casas de adobe, teja, de zacate y otros materiales que la misma tierra proveía.

“Sí con lo que eran los palos que había en las huertas, con los carrizos, con el zacate que se daba en este tiempo… pues ya ahora todo cambió, en realidad nada más caminaba uno a una distancia por decir un kilómetro y había unos pastizales especiales para hacer una finca, una cabaña pues, como le nombran, una choza; había unos pasteles de un metro o noventa centímetros de alto y ya nada más era segarlo e ir a traer el carrizo al río… no era mucho trabajo para hacer esas fincas porque en realidad traía uno madera de ahí de los mismos árboles, de un cedro o de un sauce, y ya ponía uno las vigas de eso mismo, le tejía carrizo y arriba le echaban lo que le nombran torta, como si fuera un colado pero de tierra, de diez centímetros, doce; luego le echaban una capita de estiércol arriba, de estiércol de las chivas de los mismos animales que uno tenía”.

Pobladores de El Zangarro no querían abandonar sus hogares

Caudillo recuerda que el Gobierno Federal indemnizó a todos los pobladores para poder llevar a cabo la construcción de la Presa de la Purísima y fueron reubicados. Sin embargo, no siempre la situación tuvo aceptación por la gente que tenía que abandonar sus hogares.

“Hacían sus reuniones, qué hacían, vamos a hacer un plantón en México, en este tiempo con López Portillo “no, que no estamos de acuerdo ¿por qué, por qué no nos pagan” se les hacía poco pues la cantidad que les iban a pagar, la verdad, y peleaban más; iban, yo recuerdo, unas tres, cuatro veces, varía gente y la primera vez que fueron pensaba la gente que el Presidente les iba a dejar entrar a hablar en público a todos ¿verdad?, por decir así un camión o dos, que iba a hablar en público (el Presidente), no, escogió “¿quién quiere hablar conmigo?” Y ya “no pues tal, tal, tal…” y ya “porque con ustedes me voy a entender cada vez que vengan. Ya después nada más iban los que escogieron, escogieron a los seis, en la última vez nada más dejaron entrar a tres” en la última reunión se les mencionó que debido a que no se llegaba a ningún acuerdo la obra no se iba a llevar a cabo, sin embargo, solamente esto no fue cierto: “les dijeron “no se va a ser nada de presa, porque ustedes no ceden y no están de acuerdo, pues total ahí que quede. Las máquinas se van a parar” y ya así los engañó, la verdad los engañó el presidente; se vinieron bien contentos “no, ya la ganamos”. Cuando ya vinieron, otro día en la mañana, prenden las máquinas pensando que eran para irse, ¿cuál?, pues ya a la obra; no, se dejó venir la gente, los montones, se empezó a juntar la gente, ya estaba todo circundado de militares “¿a dónde vas? ¿a dónde vas?” No dejaron entrar “¿quién quiere entrar? Los meros líderes, tres o dos, hablen allá con el ingeniero” los mandaron para acá y ¿qué hizo el ingeniero? Decirles “aquí está la orden del presidente” “no que ayer” “vayan y hablen” nada que hablar ya”.

 
En aquel entonces la Secretaría de Recursos Hidráulicos fue quién se acercó a ellos para hacerles llegar la noticia en cuanto a su reubicación. Foto: Francisco García 

Actualmente, la comunidad del Zangarro cuenta con una parroquia muy similar a la que yace en ruinas en una parte de la presa, en su altar principal se encuentra la Virgen de los Dolores, un lienzo que a decir de Ismael Caudillo es el mismo que estaba en el anterior recinto.

Pese a las adversidades que sortearon al ser reubicados, la comunidad persiste en un ambiente de solidaridad y unión; en su jardín principal se pueden observar personas conviviendo, comerciantes vendiendo sus productos y familias que conviven en unidad.

La Comunidad del Zangarro a través del tiempo

En fotografías que fueron brindadas por el Delegado de la Comunidad del Zangarro, Ismael Caudillo, a Periódico Correo de manera muy especial, pues se comentó que no han sido publicadas. En ellas se puede observar la fachada principal de lo que era el Templo de Virgen de los Dolores antes de que el agua lo cubriera.

Así era el templo del antiguo Zangarro. Fotos: Imelda Ortíz Safra

También se observan el pesar de los pobladores cuando la imagen de la Virgen fue removida del Altar Principal. En las imagenes se observa un pasaje de la vida en aquella comunidad en donde niñas, niños, jovenes y adultos jugaban y se bañaban en el río que pasaba por la zona.

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