Los jugos de Don Lolo, una tradición familiar que endulza Guanajuato desde hace medio siglo
Guanajuato, Guanajuato.- En Guanajuato Capital, una historia de tradición y sabor se ha mantenido viva por casi medio siglo. Los jugos y licuados de la familia Salazar García, conocidos cariñosamente como los jugos de Don Lolo, han refrescado a generaciones de guanajuatenses y visitantes por igual.
Martha Salazar García, hoy con su negocio ‘Jugos y Licuados Salazar’ una de las herederas de esta dulce tradición, pues sus hermanos y sobrinos han participado activamente en este negocio, nos comparte la historia de cómo sus padres, Dolores Salazar y Yolanda García, iniciaron este negocio familiar hace aproximadamente 42 años.
"Mis papás prácticamente iniciaron en nuestro domicilio en Pastita, en el Callejón de las Ojas número 15. Ahí empezamos vendiendo jugos, licuados, malteadas y tortas", recuerda Martha con nostalgia. Hoy tanto Martha como su hermana Juana tienen su negocio que se desprendió de aquel puesto que comentó en Pastita.
El negocio fue creciendo y cambiando de ubicación a lo largo de los años. Primero se establecieron por un costado del Parque San Jerónimo de Baseball, donde permanecieron alrededor de 10 años. Luego, cuando se realizaron trabajos de remodelación en el río, se trasladaron frente a la iglesia de Belén, en el Mercado Hidalgo.
"Ahí duramos como unos 15 años, en las escaleras de Gavira", precisa Martha.
La historia del negocio familiar está marcada por la adaptación a los cambios urbanos. Cuando remodelaron el piso del Mercado Hidalgo, tuvieron que buscar un nuevo espacio. Fue entonces cuando se establecieron en su ubicación actual, en el Mercado Embajadoras, donde llevan ya unos 10 años.
Don Lolo, como era conocido cariñosamente el padre de Martha, no solo era un experto en la preparación de jugos y licuados, sino también un ingenioso innovador que fabricaba algunas de sus herramientas para el negocio.
“Mi papá fabricaba sus propias máquinas para preparar el jugo de naranja. Las hacía con motores de lavadora y partes que él mismo adaptaba. Incluso llegó a vender estas máquinas a otros comerciantes ", explica Martha con orgullo.
La tradición familiar no solo se limita a las recetas y técnicas de preparación, sino también a los valores de trabajo duro y dedicación que Don Lolo y Doña Yolanda inculcaron en sus hijos.
"Mis padres fueron muy luchones. Les gustaba mucho el negocio, el oficio del comercio, y lo hacían para sacarnos adelante", recuerda Martha. En aquellos tiempos la familia sumaba unas 13 o 15 personas viviendo en la misma casa, lo que hacía aún más crucial el éxito del negocio para sostener o aportar para la economía de todos.
Hoy en día, la tercera generación de la familia Salazar García continúa con el legado. La hija de Martha, Sarai, de 20 años, ya es experta en la preparación de jugos y licuados, habiendo aprendido el oficio desde los 7 años.
"Me gusta que la tradición siga, desde mis papás, luego nosotros, y ahora mis hijos", dice Martha con satisfacción agregando que hay clientes que ya buscan que sea ella quién les atienda y prepare gracias debido a que mencionan “le quedan muy ricos.”
Entre los productos más populares se encuentran el tradicional jugo de naranja, el jugo verde, y las malteadas de fresa y chocolate. Aunque las recetas han evolucionado con el tiempo, el sabor y la calidad se mantienen intactos.
"Anteriormente era muy tradicional que los papás nos dieran nuestro chocomil con huevo antes de ir a la escuela, pero ahora la gente prefiere sin huevo”.
Además de los jugos y licuados, el negocio ha ampliado su oferta para incluir los tradicionales "gusanitos", rebanadas de rosca casera, y cócteles de frutas con granola, miel y yogurt preparado.
Martha y su familia atienden su negocio en el Mercado Embajadoras, ubicado en la calle Puertecito, junto a la tienda Extra, donde anteriormente se ubicaba la tienda ‘Los Aztecas’, en la parada de autobuses urbanos de Embajadoras. Abren sus puertas de 7 de la mañana a 3 de la tarde, listos para refrescar a todo aquel que busque un delicioso jugo o licuado.
La historia de los jugos de Don Lolo es más que un simple negocio familiar; es un testimonio de perseverancia, tradición y amor por el oficio. A pesar de los desafíos enfrentados a lo largo de los años, la familia Salazar García ha encontrado siempre la manera de seguir adelante.
"A veces no había las herramientas necesarias, pero siempre buscamos la manera de salir adelante", reflexiona Martha.
Para Martha, continuar con el negocio es una forma de honrar la memoria de sus padres y mantener viva una tradición que ha sido parte de la comunidad guanajuatense por décadas.
"Estoy muy agradecida a mis padres por haberme enseñado este oficio. Si ellos estuvieran, les hubiera gustado ver que sigo trabajando en esto que nos enseñaron desde que teníamos seis o siete años".
Así, con cada vaso de jugo o malteada que sirven, Martha Salazar García y su familia no solo refrescan a sus clientes, sino que también mantienen vivo el legado de Don Lolo y Doña Yolanda, endulzando la vida de los guanajuatenses un sorbo a la vez.
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