¿Cómo la profecía de una niña dio fama a la fresa en Irapuato? Te contamos la leyenda


La leyenda de la fresa en Irapuato perdura hasta nuestros días, recordando el sacrificio de Yatzari y el significado profundo que la fresa tiene para la comunidad. Foto: Nayeli García
Irapuato, Guanajuato.- ¿Sabes por qué las fresas son tan importantes para Irapuato? La fresa en Irapuato no llegó por azar a las tierras irapuatenses fue parte de una profecía que derivó del pacto de una pequeña de 12 años con la diosa Kutzi. Así lo narra Carlos Sánchez en ‘La Leyenda de la Fresa’ contenida en el libro Irapuato, Fundación, Tradiciones y Leyendas.
Cuenta la leyenda que debido al descubrimiento de los yacimientos de plata en Guanajuato, alrededor del año de 1552 los españoles llegaron masivamente a las tierras guanajuatenses motivados por una profunda avaricia y crueldad para apoderarse de los metales preciosos.

Dentro de ese contexto un joven guerrero de nombre Uacuksi (águila) regresaba a su hogar después de una noche de cacería descendiendo por la ladera suroeste del Cerro de Arandas, y en horizonte alcanzó a ver a su familia, su esposa Ayari (flor del bosque) y sus tres pequeños hijos Yatzari (espiguita de trigo) la mayor de todos con 12 años, su hijo Tzin Tzuni (colibrí) de 8 años y la menor Itzigueri (agua que brinca) de tan sólo 5 años.


Pero a lo lejos alcanzó a ver algo perturbador, una polvadera inusual acompañada de brillantes destellos repentinos que hizo brincar el corazón del guerrero que buscó llegar lo más pronto posible a su aldea para advertir a la tribu y poner a salvo a su familia, pero antes de llegar fue alcanzado por una bola de fuego que se interpuso en su camino, seguido de un fuerte golpe en la cabeza.
La familia corrió al Cerro de Bernalejo y eran perseguidos por varios soldados por lo que la mamá de los tres niños decidió separar su andar, y pidió a Yatzari que cuidara de sus hermanos en el interior de una cueva al norte de la heladera “No tengas miedo que la Diosa Kutzi cuidará de ustedes”.

Pero la estrategia no disuadió a los españoles que ya pisaban los talones de los niños, fue cuando Yatzari sintió pánico por el futuro de sus hermanitos que ahogados en sollozos se acurrucaban entre sí, por lo que la pequeña niña elevó una plegaria a los dioses:
“¡Oh poderoso Curicahueri! (el Sol) He aquí que hoy te ofrezco mi vida, mi rojo corazón latiente, que no conoce de maldad ni de rencores y que aún en la inocencia puedes puede ser. Te ofrezco este corazón que ha crecido amando estas tierras, tierras que tú escogiste para el regocijo de tus hijos y que hoy nos son arrebatadas. Más te ofrezco mi corazón a cambio de la vida de mis hermanos ¡oh poderoso Curicahueri! Amorosa madre Kutzi ten misericordia de nosotros, mira nuestra aflicción e intercede por nosotros para que mis hermanos se salven”.

En ese momento un temblor sacudió la tierra y una brillante luz blanca iluminó la cueva en su totalidad y de esa luz surgió el rostro apacible y sereno de una hermosa mujer que dijo con voz dulce:
"¡No temas hija mía! que tu plegaria ha sido escuchada y tu ofrenda aceptada. Hoy ciertamente entregarás tu corazón a favor de tus hermanos, más he aquí que transcurridos 300 tiempos y seis tiempos a partir de esta alba, este mismo mintsita ha de regresar convertido en un fruto rojo y generoso, fruto que dará nombre y fama estas tierras más allá de donde tus ojos alcanzan a ver siendo inmortalizados por siempre jamás. Pues volverás para echar raíces a estas mismas tierras en su debido tiempo a fin de ser representante y símbolo de amor y generosidad, de sacrificio y esfuerzo, de dulzura y piedad. Y llegarás a ser una columna y base del sustento de tu pueblo, pues serás fuente de riqueza y bonanza para los grandes, y de alegría y regocijo para los más pequeños”, y así como vio llegar la luz, desapareció.

La niña fue encontrada por los españoles, pero por más que buscaron en la cueva nunca encontraron a sus hermanitos, quienes dieron fe de la promesa que le hicieron los dioses a Yatzari cuando por fin pudieron regresar a su aldea.
Así pasaron 300 años, de (1552 a 1852), y como lo profetizo la Diosa Kutzi, en 1852 el corazón de Yatzari regresó a su tierra en ese fruto color rojo en forma de corazón, suculento y fragrante, cuyo nombre ha dado fama y llegado a ser sinónimo de Irapuato, y así en esa forma de fresa traída a la ciudad por el señor Don Nicolás Tejeda, jefe político del Distrito de Irapuato, sin saberlo fue el instrumento para cumplir con esa profecía.

De esta forma se cumplió la primera parte de la profecía de la diosa Kutzi, pues la fresa llegó a ser la columna y base del sustento de su pueblo constituyéndose en fuente de riqueza y bonanza para los grandes.
Seis años después en 1858 se cumplió la segunda parte de la profecía, pues una persona que compró unas 30 matitas de fresa, consiguió suficiente frutilla para elaborar por primera vez la tan deliciosa ‘nieve de fresa’ que vino a dar alegría y regocijo a los más pequeños. Desde entonces se dice que el corazón de Yatziri es presentante símbolo de amor y generosidad, de sacrificio y esfuerzo, de dulzura y piedad de todo el pueblo de Irapuato

¿Conocías esta leyenda? ¿Te sabes otra leyenda del origen de la fresa en Irapuato?
El dato
Este 15 de febrero Irapuato cumplirá 477 años de haberse fundado como ciudad.
