Las Leyendas de León, ¿conoces sus tenebrosas historias?
León es una ciudad llena de historias en sus viejos edificios y calles, la magia se esconde incluso bajo la ciudad zapatera, conoce las Leyendas de León.
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León, Gto.- Misterios e historias recorren las calles de la ciudad de León, leyendas y mitos que se han pasado de boca en boca durante años, murmullos que perdurán y llenan de miedo a todo aquel que los escucha o peor, a todo aquel desafortunado que le toca vivirlas. Conoce las Leyendas de León, una ciudad con mucha historia y mucho que contar.
Estas leyendas se han transmitido a través de la historia oral de los habitantes de León, siendo recopilados fanáticos como Gerardo Lara, quien tiene años publicando los folletos de varios colores sobre leyendas de León, y se encarga de difundir estas historias con los 'Monjes cuentaleyendas'.
Así como los grupos de Facebook, donde se narra la riqueza de la narrativa oral leonesa.
Otro de los narradores orales es el escritor y conferencista Javier Padilla, quien en 2016 se dedicaba a contar las principales leyendas de León, haciéndose pasar por un fantasma que vivió en la Villa de León a finales del siglo XIX.
La esencia de una leyenda es que se transmite de boca en boca, representando parte de la cultura popular y oral de la región, no olvides contarles estos cuentos a alguién para evitar que sean olvidados.
El Diablo en la Funeraria, Leyendas de León
Entre la esquina de la calle 20 de Enero y Cuauhtémoc de la Colonia Obregón, existe una historia que estremece a cualquiera que la escuche, es conocida también como 'La Velación Del Brujo'.
Existía un hombre dedicado a la brujería, proveniente del municipio de San Francisco del Rincón, en algún momento de su vida se mudó a León, lo que ahora se conoce como Barrio Arriba.
El brujo era muy temido y se rumoreaba que había hecho un pacto con el diablo, pacto en él que sabía que al llegar su muerte, el Señor de las Tinieblas, iba a tomar posesión de su cuerpo y alma.
Las personas acudían para pedirle favores por medio de la hechicería, desde sortilegios para manipular a personas, dinero hasta maldiciones en las que las personas caían enfermas y al no tener cura fallecían. Se decía que a través de sus pactos con demonios y el propio Lucifer, el poder del brujo aumentaba considerablemente, pero al mismo tiempo también su fama hizo que los habitantes de la zona le temieran.
Ese mismo temor causó que el día de su muerte, nadie se atreviera a verlo. Solo a su madre le dio la indicación como su última voluntad que su cuerpo debía ser colocado en un ataúd de madera y enterrado en un lugar apartado de la población, y no en un camposanto.
Sin embargo, su madre se dio a la tarea de buscar un lugar donde velar al brujo, encontrando un cuarto que pertenecería a la funeraria llamada 'Cristo Rey', pasando la medianoche y rodeado de algunas velas cuando algunos familiares se acercaron a rezar para pedir perdón por sus pecados.
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Al hacer la señal de la cruz siendo la medianoche, el cuarto se cimbró, las llamas de las veladoras alcanzaron el cuerpo del hechicero, encendiéndolo, entonces la gente despavorida salió del velatorio.
Cuando las llamas se extinguieron y las personas pudieron ingresar al edificio, observaron con sorpresa que el cuerpo del brujo había desaparecido, el diablo había cobrado su pacto y se lo había llevado.
Los vecinos de la 20 de enero y calles aledañas recuerdan la historia, cuentan que por las noches se escuchan ruidos extraños, incluso algunas personas prefieren no pasar por la banqueta pues aún existe miedo.
El pozo del Fraile, Leyendas de León
Hace mucho tiempo, en épocas de la colonización de los españoles en la Villa de León, en el año 1586 existía un fraile llamado Juan de Cuenca y Virúles, una persona dedicada a la caridad. De aspecto bondadoso, el fraile buscaba apaciguar a los chichimecas que reclamaban sus tierras.
Un día, cuando salió de su refugio en búsqueda de algunas personas de su confianza, unos bárbaros salieron de su escondite para atacarlo. En ese momento, lo bárbaros le lanzaron flechas que lo hirieron a gravedad, provocando casi de inmediato su muerte.
Uno de ellos, el más sanguinario, se acercó al cuerpo inerte y con un objeto retiró los ojos azules del rostro de aquel fraile, lanzándolos lo más lejos de su propietario; luego cargó el cuerpo en hombros para dirigirse a las orillas de la Villa de León y abandonarlo en ese lugar.
Cuando regresó en búsqueda de aquellos ojos azules que había abandonado, se encontró con dos hilos de agua en donde habían estado los ojos, él asustado, empezó a escarbar encontrando un manantial de agua.
En el momento que los ciudadanos de la Villa se percataron de aquél suceso, construyeron dos pozos que inmediatamente se denominaron 'Los Pozos del Fraile', en los cuales al pasar los años, aumentó el caudal de agua.
Este histórico monumento está ubicado en la colonia Industrial en León, Guanajuato.
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Los Pozos del Fraile, 1975. Fuente: "León escrito con Luz" AHML Rodolfo Herrera Pérez Pg 55.
La historia de la Piedra Parada, Leyendas de León
Se dice que a principios del año de 1854 llegaron a León los primeros organilleros, y dada la novedad, era común que fueran contratados para tocar, no más de 4 piezas musicales, donde se encerraban dentro de las casas como una especie de presentación muy privada.
Cuentan que en la Calle de los Zapotes, actualmente Constitución, esquina con Tránsito, actualmente Comonfort, vivía una pareja de recién casados, una hermosa mujer llamada Juana María y un joven muy celoso llamado Juan Manuel.
De vecina tenían una mujer soltera que miraba con buenos ojos a Juan Manuel y lo invitaba de vez en cuando a escuchar al cilindrero que ella contrataba.
La mujer vio un día a Juana María en el balcón deleitándose con un vals que a ella le gustaba y le tocaba un cilindrero y se lo contó muy a su manera a Juan Manuel, quien días después llegó temprano del trabajo y vio a Juana María con la mesa puesta para una cena y el organillero sentado en la sala de la casa.
Loco por los celos, fue a la cocina de donde tomó un cuchillo y empezó a perseguir a su esposa y en la esquina de las calles mencionadas la apuñaló en repetidas ocasiones.
Lo anterior, pese a que el organillero le había dicho a Juan Manuel que su esposa le estaba preparando su fiesta de cumpleaños. El organillero al ver el trágico desenlace fue en busca de un policía, quien al llegar al lugar señalado sólo encontró la piedra vertical medio enterrada y un cuchillo a un lado.
El cadáver de Juan María nunca fue encontrado, y nunca detuvieron al celoso esposo que la asesinó.
Desde entonces se le conoció a esa zona como el Barrio de la Piedra Parada, el cual desaparecería posteriormente durante la inundación del 24 de junio de 1926 que causó mayores daños en la Zona Centro y el barrio del Coecillo, aunque lo inexplicable es que la piedra siguió y sigue en su sitio.
Cabe señalar que los vecinos cuentan también que la piedra medía en sus inicios como 1.50 metros de alto, aunque con las modificaciones que se han hecho sobre las calles que conforman esa esquina, la roca ha quedado en parte sepultada.
Relatan además que todavía hay muchas personas que actualmente conocen este relato, por lo que al pasar frente a la piedra se persignan o hacen alguna reverencia, como recordando y saludando a alguien.
Y lo que es más, muchos leoneses siguen nombrando a este lugar como: La esquina de la Piedra Parada.
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El mezquite maldito, Leyendas de León
Exactamente en la Base Auxiliar de Delta, 'Delta Auxiliares' ubicada justo en frente de la Estación de Transferencia Delta, en la calle Aureola #211 en la Colonia Fracciones de Santa Julia, la mayoría de los trabajadores coinciden en algo.
Administrativos, operadores de autobuses, guardias de seguridad, almacenistas, mecánicos, personal de mantenimiento y hasta los perros, tienen anécdotas en común con un árbol de Mezquite mismo que se encuentra al fondo de la base, el cual cuenta con bancas y mesas de concreto a su sombra.
El mezquite se ubica al fondo de la base, justo exactamente al lado del Cementerio Delta, también conocido como 'Cementerio Gayosso, Jardines de León', mismo que colinda con un YONKE, lugar dónde son depositados autos completamente destrozados, algunos debido a accidentes fatales.
Sólo una deteriorada y pequeña barda de ladrillos separa al mezquite de las primeras tumbas del panteón, basta con sentarse en las bancas bajo el árbol para contemplar a una distancia considerable las coloridas tumbas que yacen en el cementerio.
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'Ese mezquite tiene una vibra muy extraña, ahí se aparece Josefina, una mujer fantasma que le gusta estar bajo el mezquite, se pasea por ahí, a veces mueve las cosas que dejamos, hay veces que ha salido en las fotos que tomamos de noche, también se aparecen niños, generalmente no los podemos ver, pero los podemos escuchar, risas, murmullos, lamentos y también se escucha que te hablan, hay unos traileros que les dejamos meter aquí el tráiler para que puedan descansar, pero ya ni quieren venir porque mientras duermen les tocan la puerta del camarote y cuando se asoman no hay nadie” relató María “La Cuquis” Ibáñez, auxiliar de Gerencia de la base auxiliar Delta.
Según uno de los guardias de seguridad, 'Scooby Doo' uno de los perros de la base, se suele mostrar alterado cuando hacen los recorridos cerca del mezquite. 'Se pone bien agresivo, ladra y quiere morder, pero nunca hay nadie, parece que le ladra al aire, es una sensación muy escalofriante'. Narró Andrés Pulido, Guardia de seguridad de la base.
En un panorama tétrico, es destacable como un espacio natural al aire libre, que transmite tranquilidad, brisa y sombra, es un espacio que los trabajadores tienden a evitar debido a la mala fama que tiene el mezquite.
'Una vez le mandamos un vídeo al patrón porque fallaba la luz del mezquite, en cuanto se lo mandamos, nos preguntó que quien estaba ahí tan tarde, pues en el video se observaba una persona vestida de negro con cabeza de cuervo, al menos eso representaba la silueta, y así como esa vez, a cada rato sentimos, escuchamos y vemos cosas paranormales aquí, les debe de gustar mucho ese mezquite a nuestros vecinos' concluyó Alfonso Zapata, operador de autobús.
El antro del Diablo, Leyendas de León
En una discoteca muy popular entre los años setentas y noventas, sobre el bulevar Las Torres casi esquina con Insurgentes llamada Ossys, el Diablo se apareció.
Ossys actualmente se encuentra deshabitada y probablemente ya no podrá ser utilizada por un hecho que se suscitó el último día que este lugar abrió sus puertas.
Cuenta la leyenda que una noche en la discoteca, un hombre de mediana edad ingresó al lugar. El hombre de gran belleza y atracción cautivaba a cualquiera que posaba sus ojos en él, con una sonrisa amistosa provocaba todo tipo de sentimientos a cada paso que daba.
Al llegar al centro de la pista, se encontró con una dama muy bella, que destacaba de las demás. Al invitarla a bailar, la mujer se encontraba ya cautivada por aquella atracción, hipnotizada.
Conforme avanzaba la pieza, y sus cuerpos se movían juntos, la pareja empezó a flotar. Mientras los presentes observaban que los pies alargados del hombre eran realmente paras de cabra, los cuales no tenían contacto con el suelo.
En el momento en el que ella comenzó a gritar, el hombre la soltó dejándola caer al suelo. Él, con un ademan desapareció dejando un olor a azufre que asustó a todos los presentes y provocando que estos salieran corriendo del lugar.
La discoteca cerró después de este hecho, mientras que la muchacha falleció días después de lo ocurrido.
Uno de los investigadores entró al baño de las damas en un desesperado intento por encontrar alguna pista y lo que halló lo hizo caer hacía atrás. Como pudo llamó la atención de los demás peritos quienes ahogaron un grito de terror al leer la leyenda pintada con sangre en el espejo:
“Viernes Santo, muerte de Cristo, Viernes Santo yo revivo y riego sangre y temor entre los humanos”
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