Muere a sus casi 100 años la maestra ‘Conchita’; educó a 5 mil en León
Scarleth Pérez
León.-A un mes de cumplir 100 años, falleció la maestra María Concepción Alcántar Hernández. Más de 5 mil niños aprendieron a leer con la señorita Conchita, así la llamaban.
La protagonista de este texto situado en la ciudad de León, nació el 4 de diciembre de 1921, cuando la Revolución Mexicana cumplía apenas, cuatro años finalizada.
El olor afragancia Maja y una varita advertían la llegada de Conchita, maestra por más de 50 años en el Instituto Fray Bartolomé de las Casas (antes, Escuela Parroquial del Barrio de San Miguel). Otros tantos menores, habitantes de San José el Alto, también fueron instruidos por la centenaria maestra Conchita; ellos la recuerdan como: “la maestra que cargaba pistola en su cinturón”.
“No, nunca disparó a alguien y sí la sabía usar, fue algo que siempre nos platicó”, recordó Elvira Aranda, prima de la señorita Conchita.
Con pistola en la cintura
Con apenas un año como maestra en la Escuela Parroquial, un domingo 26 de diciembre de 1942, fue presentada como la responsable del grupo escolar que los habitantes de la entonces ranchería de San José el Alto —colonia ubicada en la zona de los outlets en León—, solicitaron al párroco de San Miguel, Antonio Saldaña Sánchez.
Ese mismo día, la maestra solo regresó a la ciudad por sus pertenencias y una Colt calibre .22, regalo de su papá, con la enmienda de usarla para su protección en su nueva vida alejada de casa.
“Algunas mujeres de San José, preguntaron al señor cura Saldaña donde viviría. El padre me transmitió esa inquietud comunicándome que había varias familias dispuestas a darme alojamiento. Pero yo, siempre he preferido la libertad y la privacidad, así que le dije que si había un lugar solo, ahí me quedaría”, relató de viva voz la señorita Conchita a Elena Gutiérrez Jiménez e Ismael Mosqueda Morales para la revista conmemorativa del Tetracentenario de la Fundación del Pueblo de San Miguel en junio de 1997 “Mi Barrio San Miguel de la Real Corona”.
En los tres meses siguientes, con la pistola en la cintura, la maestra enseñó a leer a los niños de San José el Alto; además preparó a varias jóvenes para ejercer como maestras. Con este avance, la reconocida fundadora de la Escuela Antonio Saldaña, pudo regresar a enseñar a su Barrio de San Miguel. A San José solo regresó para supervisar a la sucesora.
Una gran huella
La maestra Alcántar, tuvo a su cargo grupos de 100 niños en promedio. Dio desde párvulos —equivalente al kínder actualmente— hasta sexto de primaria. Desde 1941 hasta 1992 ejerció, 51 años después de ser maestra, decidió jubilarse. Unos cinco mil niños habrían pasado por sus aulas, según sus palabras a la revista.
“Concha era muy ordenada, comía y dormía a sus horas, no se traspasaba”, recordaron sus primos Aranda Hernández.
Todos los días a las 5 de la mañana, la señorita Conchita ya tenía barrido su espacio de calle, ahí en el 503 de Río Grijalva, en San Miguel. Donde toda la calle la conocía.
María Concepción nunca se casó, “sí tuvo novios”, apuntó su sobrina nieta Pilar: “a mis hijas les platicó que hasta se iba a casar, pero cuando se dio cuenta que el marido no la iba a mantener, lo dejó, nunca más pensó en casarse”.
La familia que dejó Conchita, si bien no es linaje directo, consta de más de 50 miembros. La mayoría se ha reunido para rezar el novenario a la centenaria maestra de San de Miguel.
Su sobrina Pilar, aún guarda las sabanitas que su tía Concha bordó para los bautizos de sus hijos que datan desde 1993 y 1998. Cristo su sobrino bisnieto de 8 años, apenas se comió los últimos chocolates que Conchita le había regalado. Uno a uno, sus familiares, relataron a Correo, los recuerdos
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