¿Conoces la leyenda de los ahuehuetes de Yuriria? Descubre su fascinante Historia


A lo largo de los siglos, la memoria de los Ahuehuetes de Yuriria ha perdurado, aunque su existencia física ha enfrentado desafíos. Foto: Luis Télles
Yuriria, Guanajuato.- Los Ahuehuetes, con 474 años de antigüedad; “Antón Trombón”, “María Patueca” y “El niño perdido”, ubicados en el área conocida como -los pastitos, aún costado del exconvento agustino, son parte de la identidad del municipio Yuriria Pueblo Mágico. Para evitar su legado histórico, en cada uno de los planteles educativos, se da a conocer su historia.
“La importancia que deben de tener para los yurirenses, es ese proceso de identidad, del significado que tienen. Deben conocer los yurirenses, cómo a partir de los conflictos, de las circunstancias, de las situaciones, siempre han sido en sus actos, muy precisos, heroicos y con una participación muy directa de los acontecimientos que se están presentando”, señaló, Ignacio Núñez Gaviña, cronistas de la ciudad.
Las historia de los ahuehuetes de Yuriria
Corría la segunda mitad de la década de 1540, los indios de este pueblo, ya se acostumbraban a su nueva forma de vida. Como cristianos, muchos ya se dedicaban a sus nuevas tareas en el campo o trabajando para los españoles. Pero, por otro lado, los indios chichimecas seguían viniendo a atacar a los moradores de estas tierras.

En aquellos días, existió un indio muy famoso, gran líder entre los suyos; de nombre Iouriri, que fuera uno de los primeros en convertirse católico. Tomó el nombre de Alonso de Sosa, según escriben los cronistas tomó el nombre del misionero fray Alonso de Alvarado y el apellido de su padrino, Fernando de Sosa. Don Alonso.
Formó su ejército para defender el pueblo de San Pablo Yuririhapúndaro de los chichimecas. En una ocasión, salió en expedición con su ejército, momento en que por fortuna para los chichimecas no se encontraba en el pueblo, por lo que tomaron a muchas de las mujeres, niños y los raptaron.
Además, la mayoría de los indios se encontraban laborando en el campo, en las nuevas haciendas que se habían creado por lo que no se dieron cuenta de lo sucedido.

Un indio llamado Antón Trombón de quien se habían llevado a su esposa e hijo y que había adquirido una habilidad extraordinaria para tocar el clarín, mandó llamar todos los indios, se reunieron y salieron en búsqueda de los suyos.
En la historia, se describe que, Fray Diego de Basalenque, dejo escrito en dato que, los chichimecas fueron encontrados en la Barranca del cerro del Capulín, donde habían pasado la noche y, al comenzar la salida del sol, Antón Trombón hizo sonar su clarín y los indios chichimecas salieron huyendo al pensar que era Don Alonso de Sosa que venía por ellos. Dejaron todo su botín y emprendieron viaje a sus tierras.
De esa manera, pudieron rescatar a sus familiares y las pertenencias hurtadas, sin embargo, del hijo de Antón Trombón jamás se volvió a saber nada.

Al regresar al pueblo, los moradores de este decidieron que tenían que conmemorar este hecho, por lo que plantaron tres arboles de sabino en el honor de esta familia: “Antón Trombón”, “María Patueca” y “El niño perdido”. Para esto corría aproximadamente el año 1570.
Ignacio Núñez Gaviña, precisó que, este hecho fue de tal importancia para los lugareños, que inclusive quedó plasmado en el escudo de armas del municipio, recordando por siempre la memoria y la valentía de aquel indio que logró rescatar a los suyos de los invasores chichimecas, sin hacer a un lado la pérdida de su pequeño hijo.
“Para los yurirenses es importante, porque es uno de los hechos, que incluso, ha sido connotativo de la iconografía del escudo municipal, que son los tres Ahuehuetes”.
Reconoció que, se ha ido perdiendo la tradición de está historia. “Anteriormente se transmitía de abuelos a hijos, nietos, bisnietos este tipo de acontecimientos, pero se ha ido perdiendo esa tradición y hoy muchos jóvenes desconocen ese tipo de información.
Es por eso que se ha emprendido un proyecto de visitar los planteles educativos para llevar este tipo de historia a los niños, niñas y adolescentes. Necesitamos difundir estos hechos históricos importantes de nuestro municipio, que, desde el preescolar hasta la universidad, todo alumno, alumna conozca esta historia que, incluso, está documentada, por historiadores y cronistas de época colonial”, dijo.

¿Por qué se secaron los ahuehuetes de Yuriria?
En el año de 1909, uno de los sabinos fue incendiado de manera casi incidental, pues el velador de la Huerta Román Molina, al ver un nido de tlacuaches en el árbol decidió prenderle fuego para que estos animales salieran del tronco; de inmediato tocaron las campanas de la parroquia, los silbatos de la gendarmería, las trompetas de la caballería, pero fue inútil, aunque los vecinos dieron su mayor esfuerzo por apagarlo el fuego fue incontrolable y el árbol pereció.
Mas tarde, en la década de 1970 los dos sabinos restantes comenzaron a secarse y a pesar de todos los esfuerzos fue imposible rescatarlos, quedando sin vida a finales de esta década.
Durante la administración de Miguel Ramírez Cortés se decidió traer un árbol del arroyo de los Sauces de Casacuarán para colocarlo en el lugar donde estuvo el dedicado a Antón Trombón, colocando también un barandal de herrería alrededor de este para su protección.

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