Fe de altura: fieles suben al Cerro del Padre para rendir homenaje a la Virgen del Cerrito
Tarimoro, Guanajuato.- Para llegar hasta la Virgen de Guadalupe, también llamada Virgen del Cerrito, en el Cerro del Padre en Tarimoro, hay que caminar entre una hora y media y dos horas desde la ciudad. Sin embargo, la fe de los fieles es más grande, y hacen el recorrido para visitar la imagen este 12 de diciembre, incluso como promesa.
Desde el domingo, algunos ya han realizado la visita, y quienes tienen vehículos suben en unos 45 minutos al cerro. El momento más importante inicia cada 11 de diciembre, a partir de las 10 de la noche, en lo que se llama “las vísperas”, en las cuales se reza el rosario, se cantan las mañanitas y un grupo de la iglesia se queda velando la imagen a pesar del frío, que en ocasiones es tan intenso que el agua se congela. Se calcula que, entre el 11 y el 12 de diciembre, llegarán al menos 2,000 personas.
Pedro Vega, uno de los organizadores de la fiesta a la Virgen del Cerrito, explicó que la imagen se encuentra en una capilla ubicada en la cima del Cerro del Padre. Este cerro recibe su nombre porque, durante la época de los cristeros, un sacerdote fue asesinado allí, aunque se desconoce su nombre. En esa época, dos ciudadanos de Tarimoro, Basilio Jiménez y su amigo Natividad Ortega, huyeron junto con sus familias para refugiarse en ese lugar y evitar ser asesinados por los soldados de Elías Calles debido a su fe.
Pedro Vega relató que Basilio era propietario del terreno, y mientras pasaba el peligro, los hombres construyeron un pequeño altar con una imagen de la Virgen de Guadalupe hecha de piedras y paja. Con el paso del tiempo, se edificó un espacio de ladrillos, y ya en la década de los 50, la Iglesia Católica autorizó la construcción de una capilla. No obstante, fue en los años 90 cuando se le dio la forma actual, convirtiéndola en una capilla que parece más bien un templo, con un tejaban y bancas para recibir a los visitantes.
El organizador manifestó que poco a poco la Virgen del Cerrito ha ido ganando más devotos, especialmente los migrantes, quienes, cada año, prometen visitar la imagen si regresan con bien.
“Esa es la fe más bonita que tiene la gente, porque incluso los migrantes que se van y duran dos o tres años allá, algunos que logran obtener sus papeles o ya tienen visa, le prometen a la Virgen ir caminando”, dijo.
Pedro Vega explicó que hay dos fiestas al año: una que se celebra el tercer domingo de septiembre con misa para los migrantes, y otra fiesta importante el 12 de diciembre. Sin embargo, la celebración eucarística se realiza un domingo antes o después del 12 de diciembre; este año fue el pasado domingo.
La celebración en el Cerro del Padre sigue siendo un asunto muy familiar. Desde la noche del 11 de diciembre, chicos y grandes acuden, y el domingo se regalan comidas, la gente baila, reza y, por supuesto, agradece los milagros a la Guadalupana.
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