Ataque de Los Herrera en Chiapas desata desplazamiento de habitantes en Chenalhó
Grupo armado Los Herrera durante el ataque en La Esperanza, Chiapas. Foto: Especiales
Según los testimonios de los residentes, el ataque comenzó alrededor de las 5:00 a.m., cuando aproximadamente 200 individuos armados, vestidos de verde y con cubrebocas decorados con calaveras, ingresaron a la comunidad. Los atacantes dispararon indiscriminadamente contra los residentes y otros objetivos en la zona, como Acteal Alto, extendiendo el terror hasta las 11:00 a.m. Las víctimas del ataque, en su mayoría mujeres y niños, buscaron refugio en la cabecera municipal de Chenalhó, mientras que otros huyeron a las montañas o comunidades cercanas.
Este violento suceso ha sido atribuido a una disputa territorial entre Los Herrera y el grupo de autodefensas conocido como El Machete. La región de Chenalhó, debido a su proximidad al municipio de Pantelhó, donde opera El Machete, se ha convertido en un punto estratégico en la lucha por el control territorial. La situación ha llevado a una escalada en la violencia y un aumento en los desplazamientos forzados, reflejando la grave crisis de seguridad que enfrenta Chiapas.
Las raíces del conflicto en Chiapas
El desplazamiento en Chiapas no es un fenómeno nuevo, sino el resultado de una compleja red de factores que han alimentado el conflicto en la región. Uno de los principales impulsores de esta crisis es la pobreza extrema que afecta a muchas comunidades chiapanecas. La falta de oportunidades económicas y sociales ha dejado a estas comunidades vulnerables a la influencia de grupos criminales que buscan explotar sus territorios para el tráfico de drogas.
Además de la pobreza, la violencia perpetrada por grupos criminales como Los Herrera ha intensificado el desplazamiento. Estos grupos compiten por el control de territorios clave para sus operaciones ilícitas, utilizando la intimidación y la fuerza bruta para imponer su dominio. Esta lucha por el poder ha resultado en numerosos actos de violencia que han obligado a miles de personas a huir de sus hogares en busca de seguridad.
La situación se agrava aún más por la falta de respuesta efectiva de las autoridades locales y federales. Aunque el Ejército y la Guardia Nacional han intervenido en algunas ocasiones, su presencia no ha sido suficiente para detener la ola de violencia y garantizar la protección de las comunidades afectadas. La impunidad y la corrupción en las instituciones encargadas de la seguridad han permitido que los grupos criminales operen con relativa libertad, exacerbando la crisis de desplazamiento en Chiapas.
El 24 de julio, aproximadamente 600 personas de diversas comunidades chiapanecas fueron desplazadas hacia la frontera con Guatemala, buscando asilo en el país vecino. Este movimiento masivo de personas refleja la desesperación de las comunidades atrapadas en el fuego cruzado entre grupos criminales y las fuerzas de seguridad.
En junio de 2024, un incidente similar ocurrió en el municipio de Tila, donde cerca de 1,400 personas fueron desplazadas después de que un grupo armado ingresara al área, disparando y quemando casas. La violencia prolongada requirió la intervención de las fuerzas armadas, incluida la Guardia Nacional y las autoridades locales, para proteger a los residentes y facilitar su evacuación a un municipio cercano.
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