Sábado, 11 Enero, 2025

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El estreno de una consulta que se volvió impopular

Opinión

Israel López -Rosa de los vientos

Aunque el debate sobre la consulta se ha estado inscribiendo en que es un capricho del presidente, Andrés Manuel López Obrador, que no se puede soslayar porque está entre las promesas de campaña que hizo, también es importante señalar que sirve para ejercer un derecho constitucional, para votar en torno a “cuestiones trascendentales” que suceden en la vida nacional, y por su carácter voluntaria es vinculante como lo dicten las leyes para las decisiones de los Poderes de la Unión.

Así como los comicios de junio revelaron a la sociedad la decisión del elector respecto de quiénes “deberían” ocupar los puestos de elección popular este domingo primero de agosto, se llevará a cabo la Consulta Popular 2021 para que la ciudadanía diga sí o no se pueda emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por actores políticos. Aunque para esta ocasión este cuestionamiento de paso, conlleva la evaluación de las instituciones que participaron en el montaje del andamiaje, los Poderes de la Unión.

Cuando todavía no cerraba el proceso electoral 2020-2021, los actores políticos de moda encimaron el mecanismo de participación ciudadana y con escasos recursos para su realización en un país divido en 32 entidades federativas, en la lógica del ahí se va… a fin de que un árbitro electoral acostumbrado a llevar a cabo los procesos electorales con presupuestos suficientes y buena paga, el INE, conduzca el proyecto nacional a buen puerto.

Se quiera o no la primera consulta nacional es producto de los buenos deseos y la improvisación y seguramente concluirá con los contenidos. Es cierto que la pregunta, cuya esencia apunta a obtener una respuesta que podría servir como un instrumento de persecución contra los cinco expresidentes de la república con excepción de Luis Echeverría, generó escozor, porque cada personaje perteneció o es parte de dos partidos políticos opositores a Morena: PAN y PRI.

Aunque el debate sobre la consulta se ha estado inscribiendo en que es un capricho del presidente, Andrés Manuel López Obrador, que no se puede soslayar porque está entre las promesas de campaña que hizo, también es importante señalar que sirve para ejercer un derecho constitucional, para votar en torno a “cuestiones trascendentales” que suceden en la vida nacional, y por su carácter voluntaria es vinculante como lo dicten las leyes para las decisiones de los Poderes de la Unión.

En Guanajuato por conflictos internos en Morena, prácticamente resultó “una misión imposible” la difusión del ejercicio para el fin de semana, amén de que las vacaciones de verano como el receso escolar, se los limitaron. Solamente fueron algunos “chispazos” de parte de morenos de los llamados “puros” quienes le pusieron agregado o su plus a las promociones del INE que andan desaparecido del mapa guanajuatense.

Una consulta impopular

Por lo novedoso como desconocido, el instrumento de consulta durante su estreno, ha llamado la atención pero debido al escándalo de donde emergió con las fuerzas políticas dándose por aludidas e imposiciones de tiempos como los mecanismos para su ejecución, recreo un marco “poco propicio” para una ciudadanía cuyo abstencionismo superó el 50 por ciento apenas el pasado primer domingo de junio. Dimensionando, si con semanas de campaña de los candidatos incluidos los incentivos de votación fue baja; hoy, casi sin difusión la participación será pobre.

El gobierno estatal prefirió el silencio ante los escasos movimientos y los referentes sobre la consulta; cuando los morenos fueron a retar al expresidente Vicente Fox en el rancho de San Pancho para un debate sobre el tema. El gobernador Diego Sinhue Rodríguez no comentó el hecho, sólo el partido conservador PAN levantó su vocecita para pedir a Morena que “sacara las manos de la consulta”. Además hubo otras interpretaciones sobre el ejercicio aislados de morenos y sus opositores.

Los graves problemas nacionales como sus agregados en los estados y municipios están ganando los espacios públicos y no la participación política; donde hace sangre la realidad nacional al momento existen problemas graves y viejos que exigen respuestas urgentes y efectivas como la inseguridad con la violencia e impunidad cotidianas a la cual se incorporó la pandemia provocada por la covid-19 que está llegando a los 3 millones de contagiados con más de los 240 mil defunciones, con sus respectivos efectos económicos, políticos como sociopsicológicos.

En estas condiciones la población no sólo espera que los gobiernos de los tres órdenes, resuelvan esas cuestiones, sino también sus asuntos particulares hasta singulares como problemas familiares. Seguramente el retorno a las clases presenciales de los alumnos con los gastos que representa sea el gran tema incluido el regreso de las vacaciones a la chamba de los padres de familia en el mes de agosto, representen las prioridades y no un enredado trámite para enjuiciar políticos del pasado.

Los orígenes marcaron el mecanismo, después el pleito clásico entre el residente de Palacio Nacional con un coro de políticos de los diversos signos políticos, porque de la ideología queda poco o ya no se tiene. En junio del presente con su mesa puesta en la mañanera AMLO difundió antes que nadie: “El primero de agosto el Instituto Nacional Electoral (INE) realizará la consulta ciudadana para proceder con los juicios contra los expresidentes”; resulto la nota, con mensaje y la tendencia. Agregó desde el 22 del sexto mes: “No voy a participar en la con sulta ni voy a votar que se enjuicie a los presidentes, pero tampoco quiero pasar a la historia como tapadera, como alcahuete ahí está que todos den a conocer su punto de vista, libremente”. López Obrador presentó de nueva cuenta su pretensión con la pregunta, dijo, es muy sencilla: “¿Quieres que se investigue y de inconformidad con la ley se juzgue a los expresidentes?”. Una propuesta que la Corte de la Nación cambió.

Ante la insistencia de considerar esta consulta la herramienta para el enjuiciamiento de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, el Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdoba, demandó a los actores políticos que lo promovían no confundir a los ciudadanos, porque la pregunta que se sometería a consideración en el ejercicio del 1 de agosto no incluye los nombres. Resultó como echar gasolina al fuego tanto en las cámaras de diputados y senadores, en redes sociales y medios de información, porque todo ardió.

En ese tránsito se vehiculizó la segunda parte del texto que estará en las papeletas “¿… encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”. O sea que el resultado del ejercicio sea la llave maestra para reparar los daños de los cinco sexenios anteriores; un deseo político harto importante pero que podría volver a los asesinatos, del cardenal Juan Jesús Posadas, suscitado en mayo de 1993 y de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994; todo puede ser posible hasta retornar a la causa de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Sin más preámbulos este domingo se conocerá la participación de los electores en la Consulta Popular que acudirán a marcar una papeleta.

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