Guerra palestino-israelí
La madrugada del sábado 7 de octubre Israel vivió uno de los momentos más impactantes en su historia, el ataque por parte de la organización islámica terrorista Hamás a su territorio, en una operación llevada a cabo por aire, tierra y mar. Aproximadamente cinco mil cohetes y misiles según portavoces de Hamás, dirigidos a diversos objetivos, entre ellos civiles, apoyados el domingo 8 por el grupo paramilitar Libanés Hezbolá, arrojando docenas de cohetes sobre la frontera norte de Israel así como el que cerca de mil combatientes del ala militar de Hamás, las Brigadas Al-Qasam, penetraran muros y cercas que rodean la Franja de Gaza, auxiliados coordinadamente por medio del uso de excavadoras y camiones, calculándose, en las primeras 72 horas un saldo de más de mil víctimas, atacando 22 comunidades israelitas, matando de forma indiscriminada a civiles, efectuando la captura de al menos 200 rehenes de varias nacionalidades, entre ellos dos mexicanos, bebés, mujeres, niños, adultos mayores, personas con necesidades especiales y soldados, exhibiéndolos ensangrentados por calles del territorio palestino, amenazando con matarlos públicamente (de los cuales actualmente 13 ya habrían muerto por diferentes causas), con el propósito de intercambiarlos, en principio por presos en cárceles israelitas.
Como respuesta Israel ha realizado una serie de ataques a la Franja de Gaza, territorio costero al suroeste de Israel, de 365 kilómetros cuadrados y uno de los lugares más pobres del mundo, controlado política y administrativamente desde junio de 2007 (sin someterse desde entonces a una elección) por Hamás, grupo religioso extremista que busca la creación de un Estado islámico a partir de la destrucción del Estado Judío, con abierto apoyo de Irán, siendo el terrorismo su principal método de actuación, matando por lo menos a 300 palestinos y dejando más de dos mil heridos, cifra que seguramente irá creciendo conforme pasen los días.
Por lo pronto, la Franja de Gaza y sus ciudadanos (más de dos millones de habitantes palestinos) separados físicamente, y sin formar parte del territorio principal del país, Cisjordania (Ribera Occidental) bajo la Autoridad Palestina, Fatah, del gobierno del presidente Mahmud Abás, el cual, a través de la institución secular, Organización para la Liberación de Palestina, busca consolidar un Estado nacional, viven un asedio, incomunicados del mundo exterior, cerrados los accesos para obtener alimentos, combustibles, luz y agua, entre otros, así como ser objeto de incursiones militares terrestres en su territorio.
La operación de ataque de Hamás, bautizada Tormenta de al-Aqsa en alusión a la mezquita de Jerusalén, templo y centro religioso de los más importantes del mundo islámico en Jerusalén, foco histórico de tensión entre judíos y musulmanes, y que este año alcanzara un punto alto de tensión en la festividad del Ramadán (mes de ayuno que conmemora la primera revelación de Mahoma) causada por la incursión violenta de las fuerzas de seguridad israelitas en un intento por evacuar a los infieles (musulmanes) considerados agitadores, generarando duras reacciones en los territorios palestinos y el mundo musulmán, fue llevada a cabo durante el Shabat (ritual de descanso de los creyentes del judaísmo) coincidiendo con el 50 aniversario de la guerra de Yom Kippur (conflicto bélico librado el 6 de octubre de 1973 durante la festividad más sagrada del judaísmo, entre la coalición de países árabes liderados por Egipto y Siria contra Israel), truncando la festividad del Simjat Torá, la cual celebra, paradójicamente, la libertad y la felicidad por medio de la lectura de la Torá (texto más antiguo y sagrado para los judíos) fomentando la unión familiar y frenando a la vez los procesos que posibilitaran generar acuerdos, entre Arabia Saudita e Israel, para la construcción de la paz entre judíos y árabes, sin que mediara la religión como un impedimento para el diálogo.
Sin duda, uno de los elementos más controvertidos de este conflicto es el referido a los servicios de inteligencia israelitas, considerados uno de los mejores del mundo por su gran capacidad táctica y técnica, los cuales fueron insuficientes para prever y detectar los preparativos que dieron lugar a los ataques sorpresivos siendo vulnerados y superados por la implementación de diferentes estrategias tales como: la construcción de una imagen por parte de Hamás de no estar listos para una aventura militar contra Israel; al encontrarse intervenida y monitoreada gran parte (si no es que toda) la red telefónica de la Franja de Gaza, no se utilizaron sistemas de comunicación electrónicos, recurriendo en su lugar a mensajes y órdenes transmitidos oralmente, así como a un ejercicio de secrecía imbatible; a pesar de contar Israel con una amplia red de informantes, el no haberse llevado a cabo ninguna acción militar en su contra por dos años, y que los palestinos pudieran salir de la Franja de Gaza a trabajar, crearon condiciones de cierta calma descuidándose la seguridad y sus sistemas de defensa. Aunado a ello, y de acuerdo con diversas fuentes, 10 días antes de los ataques, los servicios de inteligencia egipcios, con quien la Franja de Gaza comparte frontera, habrían transmitido información con Israel acerca de que una acción de grandes magnitudes se llevaría a cabo, misma que habría sido desestimada.
Otro factor de relevancia habría es la grave crisis política que vive el gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahou, al contar con el gobierno más conservador en la historia del país, con una fuerte influencia de la extrema derecha, polarizando y dividiendo al país, amenazando la libertad del Poder Judicial; condiciones internas que también habrían sido aprovechadas por el grupo terrorista para llevar a cabo sus acciones.
Sin duda, la región experimentará un escalamiento del conflicto en el cual seguramente las Fuerzas Armadas israelitas arrasarán la Franja de Gaza demostrando el gran poderío militar con el que cuentan generando inevitablemente una serie de abusos en contra la población palestina, provocando extremismos, a partir de nacionalismos radicales, por parte de uno y otro bando, desatando acciones que puedan desestabilizar aún más la región. Aunque parezca improbable, esperemos que esto no sea así.