Jalisco, el narcoestado del Mencho
Junto al horror y la tragedia que se volvió viral en el rancho Izaguirre, al exponer a nivel internacional el drama humanitario que vive México por las desapariciones, hubo otra cosa que también se sabía, se veía y que muchos, desde los gobernantes hasta los empresarios o la misma sociedad, preferían no hablar de ello o si lo hacían era solo por lo bajito: el estado de Jalisco y todo su territorio, desde el Norte hasta la sierra sur y la costa, pasando por Los Altos, las Cañadas, la ciénega de Chapala, la Zona Metropolitana de Guadalajara y la joya turística de Puerto Vallarta, se convirtió en un narcoterritorio, con dueño que tiene control total de lo que pasa en el estado y cuyo nombre, apodo y apellidos conoce todo México: Nemesio Oseguera Cervantes "El Mencho".
Atrás quedaron los cacicazgos políticos de la era priista y los grupos dispersos de la era panista, que siempre navegaron entre los acuerdos y el dominio de los cárteles sinaloenses que se asentaron en Guadalajara y la convirtieron en una de sus plazas favoritas para vivir y para lavar sus millonarias fortunas ilícitas. La caída de Ignacio "Nacho" Coronel, abatido en 2010 por el Ejército en el exclusivo residencial Colinas de San Javier de Zapopan, marcó el fin del control sinaloense y ese mismo año emergió con fuerza el capo que se adueñó de Jalisco y que, sin ser jalisciense, hasta se apropió del nombre del estado para nombrar a su organización: "Cártel Jalisco Nueva Generación".
Al ver el descontrol y las fracturas que ya empezaban en el Cártel de Sinaloa, Oseguera, que trabajaba para ellos y había formado un grupo llamado "Los Mata Zetas", con el que Coronel había mantenido a raya las intenciones de los Zetas de apoderarse de Jalisco y de Guadalajara, no lo dudó y abandonó a los sinaloenses para crear su propia organización, algo que supieron bien en las áreas de inteligencia y seguridad del gobierno de Peña Nieto, pero que por omisión o colusión dejaron pasar, permitiéndole al Mencho sentar las bases de la que en pocos años sería considerada "la organización más violenta y dominante del narcotráfico en México".
Hábil para la estrategia y conocedor de la importancia de crear sus propias redes políticas, el ascenso de Nemesio Oseguera como capo mayor del narcotráfico estuvo acompañado primero del gobierno panista de Emilio González, pero después apoyaría el regreso del PRI a la gubernatura con el triunfo del asesinado Aristóteles Sandoval, en cuyo gobierno se afianzó el CJNG y al que después asesinaron sus sicarios en un bar en Puerto Vallarta el 18 de diciembre de 2020.
Pero muy pronto "El Mencho" entendió que tenía que forjar sus propias redes en la política local y comenzó a apoyar el ascenso de figuras que, junto al partido emergente que en 2013 era Movimiento Ciudadano, empezaron a desplazar a la clase política tradicional en Jalisco, para dar paso al gobierno de Enrique Alfaro. En los seis años de la primera administración emecista terminaría de concretarse el secuestro total del estado por parte del CJNG y de Nemesio, que convirtió a Jalisco en su feudo, su negocio, su centro de operaciones y su refugio, el lugar donde ha podido moverse entre pueblos y sierras del sur sin ser nunca detenido o molestado por las autoridades federales y con el pleno conocimiento de las autoridades locales.
Mientras Alfaro construía una nueva clase política y gobernaba entre pleitos, polémicas y su mal carácter, El Mencho se apropiaba de todos y cada uno de los 125 municipios de Jalisco, dominaba Guadalajara, Zapopan y toda la zona metropolitana, convertía a Puerto Vallarta en paraíso de drogas y lavado de dinero, mientras iba imponiendo a las alcaldías los directores de seguridad y poniendo bajo su servicio a las policías municipales de todo el estado y a las propias policías y fiscalías estatales.
El gobierno federal lo sabía y lo consentía; el gobierno estatal tenía pactos inconfesables y la sociedad jalisciense y tapatía, acostumbrada a vivir siempre con la presencia y el dinero de los narcos, disfrutaba la bonanza económica que llenaba de edificios, plazas comerciales, fraccionamientos exclusivos y antros, muchos antros para mover la droga, a las principales ciudades del estado.
Las llamadas "cuatro letras" comenzaron a ser no sólo una marca comercial, con todo y hologramas en sus paquetes de droga, sino el principal referente de poder en el estado. Los ejércitos del Mencho, formados con adiestramiento militar y con una disciplina y una filosofía que raya en el fanatismo, empezaron a patrullar el estado y a confirmar su poder sometiendo y dominando a cualquiera que se resistiera o pretendiera desconocer el poder del "señor".
Desde Jalisco, ya con su feudo bien afianzado, Nemesio Oseguera mandó a sus ejércitos a controlar Michoacán, Guanajuato y todo el Bajío. Penetró Aguascalientes y parte de Zacatecas, llegó hasta la Ciudad de México y logró también arrebatarles a los tamaulipecos del Golfo el control de varias aduanas y ciudades fronterizas con Estados Unidos. Hoy no hay narco más buscado y menos encontrado o perseguido que Oseguera Cervantes.
Los 15 millones de dólares que ofrece el gobierno de Estados Unidos por su captura hablan claramente de que El Mencho es hoy, ya sin el Mayo Zambada que negocia en Estados Unidos, El Chapo Guzmán refundido en cadena perpetua, sus rivales sinaloenses peleando una guerra intestina y la próxima ejecución de Caro Quintero por la justicia estadunidense, el principal capo y cabeza del narcotráfico mexicano.
Lamentablemente con su sangrienta leyenda viva y sus pactos políticos que lo mantienen a salvo en la era de la 4T, Nemesio Oseguera no sólo se apropió de Jalisco y lo volvió, de ser un lugar de residencia y operación de narcos a convertirse en un narcoestado, sino que también con toda la impunidad que le dieron los gobernadores priistas y emecistas, con el apoyo y protección del gobierno federal en los dos últimos sexenios, secuestró y pervirtió a la juventud jalisciense, mientras cambiaba la fama del estado, tierra de folclor, trabajo y cultura, por la de la entidad con mayor número de desaparecidos en México y la sede de los campos de exterminio para el mundo.
Notas indiscretas…
Con la promesa pública de que "por el bien del país se conocerá toda la verdad" de lo que sucedía en el Rancho Izaguirre, el fiscal Alejandro Gertz anunció que la investigación que está iniciando la FGR y que hoy recibirá de la Fiscalía de Jalisco todos los peritajes, expedientes y hasta las instalaciones aseguradas en Teuchitlán, no ocultará nada sobre lo que se realizaba en ese rancho, donde las madres buscadoras de Guerreros de Jalisco dicen haber visto "tres crematorios" y haber encontrado restos de osamentas humanas. Lo de las osamentas lo confirmó el fiscal en su conferencia de prensa, pero sobre los crematorios dijo no tener todavía los elementos para afirmar o negar si existen o existieron. Con una disposición de responder a preguntas de la prensa que hace mucho no se le veía, más allá de sus fugaces apariciones en las mañaneras presidenciales, Gertz Manero dijo todo y a la vez no dijo nada; pero eso sí, anticipó que vienen acciones legales y posibles denuncias contra la Fiscalía de Jalisco y sus directivos y ministerios públicos que incurrieron en omisiones graves a la hora de asegurar y preservar una posible escena de delito. También respondió al comentario de un reportero diciendo que él no iba a construir una "verdad histórica" a modo de la que creó la PGR de Peña Nieto en el caso Ayotzinapa, y de lo más rescatable que comentó el fiscal fue su reconocimiento de la gravedad de este rancho y de lo que ahí se asoma –algo que no reconocen en el gobierno— y a partir de ahí en varias ocasiones Gertz insistió en que "se va a saber toda la verdad" y que eso tiene que ser "lo más pronto posible y por el bien del país". Al final el fiscal compró tiempo para su investigación, lo que no está claro si pudo comprar, porque esa no se vende en botica, es la credibilidad en su eficiencia y autonomía… Producto de los golpeteos internos en Morena y en la 4T, ayer arreciaron las versiones difundidas por personajes del propio gobierno federal, que apuntaban a la salida de Zoé Robledo de la dirección del IMSS. La solicitud de licencia que presentó ayer el diputado federal, Carlos Ulloa, hizo pensar que el cercanísimo exsecretario particular de la presidenta Sheinbaum llegaría al IMSS a sustituir al chiapaneco. Todavía por la tarde las fuentes morenistas insistían en la salida de Zoé y se hablaba de la llegada de Ulloa o incluso del ascenso de Jorge Gaviño a secretario general. En medio de los rumores cada vez más insistentes, a Zoé Robledo se le vio salir ayer por la tarde de Palacio Nacional y antes de subir a su camioneta, les contestó a los reporteros que lo acosaban con la pregunta de su salida: "Sigo en el IMSS, sigo en el Instituto", balbuceó el director que un par de horas antes de acudir a la oficina presidencial había publicado un tweet donde se dejaba ver en una reunión en el instituto. Lo que sí se confirmó ayer fue que Carlos Ulloa se integró al gabinete de su exjefa, la presidenta, como nuevo director de Birmex, a donde llega luego de la corrupción de funcionarios de esa agencia del sector salud que favorecieron a amigos en las licitaciones de medicamentos, causando un desfalco de hasta 13 mil millones de pesos, según informó el subsecretario de Salud, Eduardo Clark. Es decir que, aunque no quiso o no pudo remover a una de las herencias que le dejó su antecesor, la Presidenta va poco a poco colocando a sus colaboradores de confianza en posiciones del gabinete… Y hablando de trascendidos, nos cuenta una integrante del Servicio Exterior Mexicano que entre los diplomáticos de la cancillería se da por hecho que el ministro Alberto Pérez Dayan ya agarró "hueso" y que, a cambio de aquel voto suyo que impidió que la Suprema Corte de Justicia entrara a analizar la constitucionalidad de la Reforma Judicial, el jurista habría pedido y obtenido el codiciado exilio dorado de una embajada. Pero no cualquier embajada, Pérez Dayán sería propuesto por la presidenta Sheinbaum como embajador de México en España, para sustituir al ex priista Quirino Ordaz. Ese sería el premio para Pérez Dayan, nos dicen los embajadores, por su voto en aquella sesión histórica en la que se salvó el último dique para la controvertida Reforma Judicial. Bien decía el ex que "traición con embajada se paga" o ¿cómo era?... Los dados mandan otra Serpiente Doble. Seguimos de bajada.
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