La educación, entre la ficción y la realidad
Con plena incursión de los medios de comunicación en temas educativos, esta semana se realizó en la ciudad de León la temporada 36 de TVMorfosis, como innovación del aporte de los medios electrónicos en la formación de nuestra sociedad. Sin embargo la presunción del papel de la televisión y demás medios digitales de consumo, no pasó de diálogos especulativos sobre un enfoque deseable en la realidad académica de nuestros estudiantes.
Así y en contradicción a la postura superficial de varios de los ponentes, hoy tenemos una práctica escolar socavada por las circunstancias erosivas del paso de la pandemia, donde la realidad nos demostró que los servicios televisivos y el auxilio de las diversas plataformas digitales fueron incapaces de contener el desastre educativo. Fue precisamente el confinamiento y el cierre de escuelas lo que evidenció el distanciamiento de los medios de comunicación y la tecnología con los procesos educativos.
Una muestra de la enorme brecha de los enfoques y programas entre la estructura comunicativa y los sistemas educacionales, es que a partir de aquel pretérito 16 de marzo de 2020 campeó la confusión y desorganización en los procesos escolares. A partir del inicio del confinamiento se determinó que la educación sería a distancia, virtual o por contacto remoto entre docentes y alumnos, sin embargo la infraestructura escolar, modelo pedagógico, recursos didácticos y medios tecnológicos no estaban preparados para ello.
Bajo este mismo espectro de descuido se tuvieron que habilitar e improvisar programas de televisión tan forzados a un modelo de enseñanza tan inadecuado y desvinculado con la interacción escolar, que terminaron por desecharse, descargando toda la responsabilidad de los procesos formativos en la inventiva y creatividad de los docentes y los padres de familia.
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Así las cosas, bajo el cobijo del marketing encandilante de un evento pantalla, los expertos en procesos de la innovación tecnológica en los medios de comunicación, presentaron con alarde supuestos enfoques educativos y de contribución significativa en la formación de las generaciones jóvenes. De la misma forma, quizá porque aún no estaba al frente de la educación en el estado, nuestro secretario Jorge Enrique Hernández Meza afirmó en su presentación en esta edición de TVMorfosis, que fueron los medios de comunicación los que salvaron la crisis pandémica, sin embargo los verdaderos estragos de la crisis ni siquiera han sido medidos o detectados.
Ciertamente que el papel de los medios de comunicación y los aportes de las innovaciones tecnológicas jugaron un papel altamente significativo en la interacción humana, en los procesos productivos, en la activación económica, en la interacción social y cultural, pero en el ámbito educativo se circunscribieron a una función meramente instrumental y accesoria. La crisis pandémica fue sobrellevada gracias al compromiso y el ingenio de la plantilla docente, ya que los servicios de internet, el uso de dispositivos, los recursos didácticos y el proceso de enseñanza aprendizaje fueron absorbidos por maestros y paterfamilias, ya que la estructura oficial y directiva fue rebasada por sus carencias.
Aún hoy, la educación navega en un mar de incertidumbre, ignorando los vacíos socioemocionales del encierro, las brechas académicas que un modelo inexistente provocó, los índices de abandono y deserción escolar y las carencias de infraestructura tecnológica y física en las escuelas. Nada menos la diputada local Katia Soto alertó esta semana del abandono escolar de 80 mil alumnos como secuela de la pandemia, sin que se conozca acción alguna del sistema por recuperarlos.
Finalmente, la educación se desliza entre la postura ficticia de su edición 4,0 pregonada en foros especulativos como TVMorfosis y la realidad deprimente de su abandono en el ocaso de la pandemia.
Una sociedad será exitosa, cuando su educación avance al mismo ritmo que la ciencia y la tecnología.