La peregrinación para suplicar por el dedazo
Un masivo más en el Parque del Bicentenario y una tremenda peregrinación a la oficina de Marko Cortés en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN en la Ciudad de México para implorar por un dedazo en Guanajuato, configuraron los nuevos intentos en la semana que se fue, por parte del oficialismo dieguista para buscar que la alcaldesa de León Alejandra Gutiérrez Campos decline de sus aspiraciones por la candidatura a gobernador. Pese a que en el horizonte del oficialismo ya contemplan la posibilidad de una elección interna para definir la candidatura, no cesan las intentonas no solo para forzar la declinación de la alcaldesa de León con la cargada a todo tren sino de presionar al árbitro, en este caso, a Cortés Mendoza para que decrete el nocaut y con ello la designación a favor de la secretaria de Desarrollo Social y Humano (SEDESHU), Libia Dennise García Muñoz Ledo.
Sí llama la atención la obstinación para forzar una designación cuando se aprecia un interés de Alejandra Gutiérrez que puede ser cuestionable desde diversas perspectivas pero que es legítimo.
Y más cuando, si a nivel federal, tanto el candidato o candidata de la 4T para refrendar la presidencia de la república como la o el que irá por el bloque opositor, transitan por un proceso que los legitima (más allá de las mutuas acusaciones de que hay simulación porque los dados están presuntamente cargados).
En ambos procesos, hay un posicionamiento de los que aspiran a ser. Los y las que quieren ser, tienen la oportunidad de presentar sus visiones y proyectos lo que permite conocerlos y que sus respectivas marcar se conozcan entre los electores.
En el radiopasillo del oficialismo panista, la apuesta es al apabullamiento. A Marko Cortés le fueron a decir que quienes estaban ahí, 22 alcaldes, 10 diputados federales y 17 locales apoyan el "proyecto del gobernador", que quienes fueron son los que ganaron las últimas elecciones y que tienen contacto con las bases y con los ciudadanos a contrapelo de algunos de los que respaldan a Alejandra Gutiérrez que están retirados o semiretirados de la actividad política y que la decisión se debe tomar lo más pronto posible.
Los argumentos personalizados han estado sobre la mesa: que hace 3 años, Libia Dennise García declinó a favor de Alejandra Gutiérrez cuando fue designada candidata a la alcaldía, lo cual es cierto y que varios de quienes le apoyan también han sido beneficiarios de dedazos, lo cual también es cierto.
¿Esto muestra a Gutiérrez Campos como incongruente porque no corresponde con la misma actitud de disciplina? Probablemente. Pero no hay estatuto que la obligue a bajarse por decreto gubernativo.
Qué mejor manera de mostrar la superioridad de una opción y el control que tiene el gobernador y sus cercanos, del aparato y de la militancia que en una interna.
Podría haber el argumento de que una interna desgastaría al PAN. La pregunta es si no es más desgastante, presionar y obligar a quien da una batalla que parece imposible a levantar, la bandera de rendición.
No hay que olvidar que al final falló el diagnóstico y proyección de origen del oficialismo que fue: alentar a Gutiérrez Campos a "moverse" y a aspirar con la convicción de que, en el momento que se lo pidieran, se bajaría y que cuando Diego
Sinhue hablaba de que quería una interna se refería a Libia contra Alejandra, pero Reynoso y no Gutiérrez. Por cierto, la senadora ya se bajó ayer a través de un tuit. Y claro, todavía existe la posibilidad de que decline la alcaldesa de León, pero a qué costo.
¿No habría menos desgaste si se acepta de origen la interna y se pactan ahí los acuerdos de reconocimiento del resultado?
Veamos ahora el otro extremo. Alejandra Gutiérrez sabe que cada día que pasa sin ceder a las presiones de la declinación, puede operar en contra de las opciones que tiene en el futuro político y de quienes integran sus respaldos.
Parece tener sentido la versión de que no le interesa la candidatura al Senado y quesolo tendría en el horizonte la posibilidad de la reelección en León. Pero hasta ahora se mantiene el “voy derecho y no me quito”. En la percepción mediática o digital para nombrar así lo que se ve en redes sociales, los contrastes son apabullantes para su causa.
Las cargadas aparatosas que rodean y acompañan a la titular de SEDESHU, los eventos masivos que le han construido en las últimas semanas con menciones cada vez más concretas del gobernador Diego Sinhue en torno a su preferencia se consolidan mientras la alcaldesa de León, promueve su actividad como gobernante y los afanes con su equipo cercano en imágenes mucho más discretas.
Desde el frente alejandrista no hay hasta ahora indicios de que esté a punto de bajarse de la contienda y aceptar la rendición pactada. Tampoco, qué ganaría ahora con una declinación para ella y su equipo. El mensaje enviado a lo largo de las últimas semanas con la muy cuidada aceptación pública de Aldo Márquez de que busca ser candidato a la alcaldía fue clarísimo. No acepta la declinación y hay plan B en la alcaldía.
¿Y entonces vuelve la pregunta: estaría Alejandra Gutiérrez dispuesta a arriesgarse a quedarse con nada si decide ir a la interna y pierde? Ese parece ser el mensaje que le lanzan desde el oficialismo: el momento de bajarse con posibilidad de candidatura de consolación es ahora. Si persiste la intención y logra la interna, pero pierde, no hay nada asegurado ni para ella ni para quienes le apoyan quienes tendrían que ir a sendas internas para competir por lo que quieren.
Es esta visión de: ¿quieren democracia? Pero que sea parejo y sin posibilidad de reivindicación para nadie, así se llame Miguel Márquez, Luis Ernesto Ayala o Román Cifuentes. La democracia interna como castigo y no como el anhelo que el oficialismo plantea. Por cierto, en las últimas imágenes en redes sociales de Alejandra Gutiérrez llama la atención la foto que se tomó con Daniel Campos Lango y Jared González en una famosa taquería de León en donde aparece la consultora Yessica de Lamadrid quien trabajó con el expresidente Enrique Peña Nieto, con el exgobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, “El Bronco” de Nuevo León y con Movimiento Ciudadano. El año pasado ganó un premio en el ramo de la mercadotecnia política por su trabajo con el alcalde de San Miguel de Allende, Mauricio Trejo y otro reconocimiento por un jingle de campaña gubernamental en el gobierno de León con la propia Gutiérrez Campos.
¿Qué mensaje habrá querido mandar la alcaldesa de León con esa foto, justo en esta coyuntura?
La resolución de la Procuraduría Estatal de los Derechos Humanos para pedir al rector de la Universidad de Guanajuato, Luis Felipe Guerrero Agripino, ofrecer una disculpa pública a Periódico Correo por el allanamiento de oficinas de esta casa editorial para pedir derecho de réplica, sienta un precedente muy importante para las instituciones públicas y su derecho a la libertad de expresión.
Marca también un llamado de atención para esas autoridades que hoy tienen bajo su responsabilidad en el proceso de sucesión de la universidad. Difícilmente eso supondrá que no meta las manos al proceso, pero por lo pronto, reconforta saber que hay instituciones que operan y funcionan para marcar límites al poder en cualquiera de sus manifestaciones.
Hace 7 años el entonces alcalde de León Héctor López Santillana vivía sushoras bajas cuando el síndico Carlos Medina Plascencia le hacía la vida de cuadritos y trataba de armar la revolución interna con 2 regidores de oposición, Sergio Contreras del Verde y Salvador Ramírez Argote del PRI.
Carlos Medina Plascencia responsabilizaba al entonces secretario de Seguridad Luis Enrique Ramírez Saldaña de los tropezones en las licitaciones de uniformes y radios para policías. El entonces síndico no solo ponía en tela de juicio la capacidad técnica de los funcionarios de Seguridad, sino que hablaba de “inquietud y sospecha” porque le parecía que la información se entregaba tarde con intenciones más diversas.
López Santillana volvía a asumir la postura de no contradecir abiertamente al influyente síndico, pero tampoco darle la razón.
“En particular la secretaría nos pone contra la pared, cuando se tarda tanto en darnos la información de cosas que ya sabemos, sabíamos por ejemplo lo de Fortaseg y estamos solicitando y solicitando y por eso le he pedido tanto al Tesorero y al director de servicios generales que no sea una llamada sino por correo electrónico, algo que quede registrado y la evidencia de que se solicita”, decía el síndico panista.
Lo más preocupante para López Santillana fue que en algún mometo Medina hacía “equipo” con Contreras y Ramírez Argote que gustosos se subían a apedrear el rancho azul y llegó a amagar con la posibilidad de buscar la destitución del secretario.
Hoy, Alejandra Gutiérrez ya ha tenido que enfrentar a un síndico incómodo que ha cuestionado algunas decisiones, aunque no por los intereses claros que tenía Carlos Medina al cuestionar a quienes eran los contratados por el gobierno. Ese síndico es Arturo Sánchez a quien ya han marginado con sutil precisión. Pero hoy, el expriista no tiene en la oposición a personajes experimentados como los tenía Medina para hacer equipo. Y un dato más, el expresidente del Consejo Coordinador Empresarial no es panista ni en el PAN-Gobierno le tienen las consideraciones excesivas que le prodigan a Medina.
De hecho, después de algunas posturas rebeldes, Sánchez Castellanos se ha vuelto a alinear a la alcaldesa justo cuando sigue apostando por la candidatura a la gubernatura. La gran coincidencia es que con López Santillana y con Gutiérrez Campos, los principales contrapesos del gobierno surgieron desde la propia representación del partido en el gobierno.
Eso no es una buena noticia para los contrapesos naturales.