Las benditas remesas
Al igual que en varios estados del país, el esforzado trabajo de nuestros paisanos en los Estados Unidos ha aportado a miles de familias guanajuatenses la oportunidad de sobrellevar de la mejor forma posible la pandemia de covid-19 y la crisis económica que se derivó de ella. Vea si no, el Banco de México ha informado que de enero a septiembre de este año han sido canalizados 3 mil 98 millones de dólares en remesas, 19% más de lo que se envío en 2020.
La cantidad es impresionante, en pesos a la cotización promedio del dólar en 2021, unos 20.50 pesos, estaríamos hablando de un orden de los 63 mil 500 millones de pesos. Haga usted el contraste, el Gobierno del Estado tiene un presupuesto para 2021 de 89 mil 298 millones. Y se estima que aún podrían ingresar al estado unos 20 mil millones de pesos más de remesas, una cifra histórica que estaría a muy poco de igualar el gasto anual del gobierno estatal.
En el orden nacional, los paisanos han aportado 37 mil millones de dólares a la economía, con una increíble alza de casi 25% respecto a lo que enviaron en 2020, año terrible por la pandemia, pero que aún así se significó por un sorprendente aumento de remesas, fenómeno que es estudiado a profundidad, pues había condiciones adversas -como el desempleo en Estados Unidos- y aún así la gente envío más dinero del esperado. Por 17 meses consecutivos las remesas han ido al alza interanual.
Y solo para que le eche ojo a su importancia general, ya no digamos lo que significan en cada hogar que las recibe, las remesas aportan, de acuerdo con los datos oficiales, 3.8% del Producto Interno Bruto de México.
Y es necesario decirlo con todas sus letras: las remesas no son mérito de ningún gobierno, federal o estatal, ni de ningún líder político, aunque a los políticos les guste presumir con el esfuerzo ajeno, como queriendo sustentar que los paisanos envían su dinero porque apoyan sus gobiernos o porque confían en ellos. No, no es así, envían ese dinero a pesar de nuestros políticos.
Los migrantes están en Estados Unidos y otras naciones, porque se ha tenido la incapacidad de otorgarles condiciones dignas de vida en su tierra. Han abandonado familia, bienes, todo, en aras de lograr ingresos suficientes para vivir bien o al límite, en el extranjero, y aún así tener para mandar a la casa en México. Por eso molesta que algunos políticos quieran también controlar esos recursos, apropiárselos, invirtiéndolos en proyectos gubernamentales. No es de ellos, no se lo ganaron.
Sin esas remesas, seguramente las condiciones de malestar social estarían en otro nivel. Las condiciones de pobreza se ahondarían y hoy la economía popular estaría contrahecha ante la parálisis devenida de la pandemia. Ese dinero, en su mayoría se va al gasto de los hogares, a la compra de bienes y servicios elementales; algunos otros ahorran algo o invierten el dinero. Pero a fin de cuentas es un dinero que baja a la economía popular, no se queda en la especulación financiera.
Aviso de Ocasión
Es curioso, pero el gobierno de México, a través de Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, señaló que hay una ‘fuerte preocupación’ a congresistas de Estados Unidos por su propuesta para ofrecer nuevos incentivos fiscales a autos eléctricos fabricados en ese país después de 2026, por considerarla ‘contraria’ a lo pactado en el acuerdo comercial T-MEC.
Los legisladores estadounidenses también prevén incentivos fiscales mayores cuando el vehículo tenga al menos 50% de contenido y baterías estadounidenses. Una medida considerada nacionalista y soberana en los Estados Unidos.
Dice el gobierno de la 4T que lo que hacen en el Congreso de Estados Unidos es contrario “a las reglas de valor de contenido regional acordadas en el T-MEC, por lo que respetuosamente solicito que estas consideren incluir incentivos para todo el contenido regional y ensamble norteamericano de manera compatible con el Tratado”, dijo Tatiana Clouthier.
La pregunta es si esa misma queja no resulta válida cuando los estadounidenses critican el ‘nacionalismo’ del gobierno mexicano, que quiere acaparar el mercado energético, reventando las inversiones de su país. Se dice que es por nuestra soberanía.
Tatiana Clouthier tiene razón. Las medidas dañan a nuestra industria automotriz, que es muy fuerte en Guanajuato. Pero sería bueno tener congruencia y caminar de manera razonable en el sendero del libre comercio que une a las tres naciones de América del Norte. Los excesos privados en el sector energético en México, pueden solucionarse de mil formas y no con la rancia varita del nacionalismo setentero.