Sábado, 11 Enero, 2025

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Con la mirada en Glasgow

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Más nos vale poner atención en lo que está pasando en la capital de Escocia. Las naciones del mundo se reúnen en torno a un tema que debiera captar nuestros pensamientos y nuestras intenciones: la cumbre COP26, en donde se discuten los efectos del cambio climático. Si seguimos por donde vamos, la temperatura del planeta subirá casi tres grados centígrados y no se trata de que viviremos en un clima más caluroso sino de todas las consecuencias violentas que vienen como efecto de maltratar y abusar de la naturaleza.

Cada vez que se aborda el tema, pienso que eso se trata de un asunto que excede mis posibilidades, que eso está en manos de los grandes, de los poderosos como mandatarios, ejecutivos de los grandes corporativos o líderes políticos. Y, en cierta forma lo es, ellos tienen impacto de más amplio radio y más largo aliento. Tal vez por eso, el presidente Joe Biden está comprometiéndose a regular en forma estricta las emisiones de metano, uno de los gases que más contribuye al efecto invernadero.

Sin embargo, la activista Greta Thunberg, una chica tan joven, nos impulsa a no dejar todo en manos de los poderosos. Apostada junto al centro de convenciones de Glasgow, donde se desarrolla la cumbre del clima, dijo: “el cambio no va a venir de ahí adentro, porque el liderazgo está aquí afuera… Decimos basta ya de bla,bla,bla sobre la explotación de las personas, la naturaleza y el planeta”.

Tristemente, no ponemos atención ni a lo que dicen los líderes del mundo ni a lo que proponen los activistas. Los medios de comunicación buscan a Greta para tomarle fotos, no para escucharla. Las palabras de Boris Johnson resuenan huecas cuando declara que “si no hacemos algo, si fracasamos, nuestros hijos no nos lo perdonarán”. Y es verdad, pero el mundo en general está poniendo orejas de pescado ante las urgencias ecológicas.

Mucho ruido y pocas nueces, mucho show y poca acción. El barco Rainbow Warrior de la organización Greenpeace, desafió a las autoridades escocesas al tratar de navegar por las aguas del río Clyde para hacer una llegada triunfal a la cima climática. No logró pasar. Y, aunque esas provocaciones intentan ser muy espectaculares, se diluyen en el recuerdo y no dejan de ser una anécdota más que pronto deja de tener impacto.

El tema no es sencillo y tiene puntas espinosas por todos lados. Se apuesta por tecnologías limpias, se financia tecnología para combatir el cambio climático, pero si estos intentos atropellan los derechos humanos, si explota, humilla, roba o ensucia ¿qué caso tiene? Se mira al futuro como una posibilidad de limpieza y dejamos un regadero en el presente, eso es un sinsentido.

En este momento, se apuesta mucho por autos eléctricos con pilas de litio. Se aplaude el hecho de que no tienen emisiones contaminantes, pero se desestima que se está violando el derecho de muchos pueblos originarios como sucede en Chile. Entonces, por un lado, se sigue con esta voracidad que nos ha traído tan malos resultados como Humanidad, pero se enarbola una bandera de limpieza y eso es una práctica hipócrita.

La vida humana en nuestro planeta tiene una espada invisible que está suspendida sobre nosotros y nos amenaza. Estas cumbres la hacen visible, nos ponen en la mira estos temas relevantes que dejamos de ver. La verdad es que tenemos que ralentizar la velocidad del cambio climático, tenemos que enfriar el calentamiento de este planeta y debemos hacerlo en el corto plazo. Se nos está acabando el tiempo. Si las concentraciones de metano siguen creciendo, llegará un punto de no retorno: será demasiado tarde.

El problema es que muchas de las promesas que los líderes están haciendo en Glasgow son buenas intenciones que no tienen buenos ojos porque lo que dicen allá afecta en casa. Los pequeños productores, las armadoras de autos ven con preocupación esas medidas que se traducirán en una catástrofe para ellos: los dejarán fuera de mercado, habrá desempleo, se frenará la rueda económica.

Pero hay que hacer algo. La tecnología para reducir las emisiones de metano existe, hay sistemas de recuperación de emisiones en tanques de almacenamiento y aliviar al planeta del calentamiento. Aún hay tiempo, poco, pero hay. Las propuestas se están dando en Glasgow, hay que poner atención sobre lo que están diciendo allá.

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