Domingo, 02 Marzo, 2025

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Libia García ¿con Dios o con el diablo?

Opinión

Eliazar Velázquez

La titular de Desarrollo Social del estado de Guanajuato, Libia García Muñoz Ledo, visitó el Comité Municipal del PAN en San Luis de la Paz a mediados de julio pasado. Previamente, se dio tiempo de acudir a un domicilio particular en las inmediaciones de la calle Allende de esa misma ciudad; en el interior, y a pocos metros de una fuente bajo unos arcos, ya estaba dispuesta una larga mesa con flores amarillas al centro, decorada con manteles coloridos.

Vistiendo una blusa que combinaba el azul y blanco de su partido, la aspirante a gobernadora se sentó en la cabecera. Mientras tanto, a su izquierda, se instalaron algunos protagonistas de la política local: el alcalde priista Luis Gerardo Sánchez (conocido en el pueblo como El ‘chino’), el secretario de Ayuntamiento Jairo Álvarez Vaca, un funcionario estatal del sexenio de Miguel Márquez Francisco Villegas (hermano de doña Guadalupe, conocida exalcaldesa panista); y a su lado el anfitrión: Guillermo Benítez Múgica, un declarado ultraderechista, dos veces perdedor de la contienda en su intento de convertirse en presdente municipal tomado de la mano del PAN y quien además, desde 2018, se ha ocupado de hacer pública su simpatía, su amistad y sus convivencias, con el actual presidente municipal del PRI.

 
Libia García. Foto: Especiales

En esa variopinta tertulia también se encontraban servidores públicos cercanos a la exlegisladora Sagrario Villegas Grimaldo, y otros, como Arturo Loyola Balcázar encargado de la USAE en el territorio ludovicense, perteneciente al círculo del diputado local Armando Rangel Hernández, quien lo colocó en esa posición cuando hace algunos años tuvo a su cargo la Delegación Regional noreste de la SEG. Con imágenes que pretenden destilar afectuosa camaradería, Benítez Múgica difundió el encuentro en sus redes sociales. Ya desde finales del 2022 cuando el también declarado antiabortista convirtió en una pasarela política el evento donde contrajo nupcias y al que acudieron, entre otros, el alcalde de Guanajuato, Alejandro Navarro, y el procurador estatal de Derechos Humanos, Vicente Esqueda, se refirió con emotividad a la titular de Sedeshu, y siendo una de sus invitadas especiales, informó que ella no estuvo presente por cuestiones de agenda.

 
Libia García en San Luis de la Paz. Foto: Especiales

Más allá del motivo o circunstancia que propició ese encuentro, lo cierto es que las imágenes no favorecen a Libia García, quien quizás no repara en lo que esos gestos significan en la percepción regional y poco le ayudan a proyectarse como un político con usos y costumbres innovadores y progresistas. El propagar esos flirteos (algunos de esos personajes gozan de poco prestigio en la localidad en lo que respecta a la función pública) demeritan sus esfuerzos de ganar adeptos, nada le ayuda convivir con quien cotidianamente exhibe sus posturas neofascistas, pero tampoco le abona mostrarse en componendas con al alcalde Luis Gerardo Sánchez, pues luego de que al principio de su primer mandato, este priista consiguió deslumbrar a muchos ciudadanos con cuentas de espejos, está cerrando su segundo trienio sin mayor credibilidad: su habilidad oratoria y los consejos de su coaching de origen leonés que lo asesora muy de cerca desde hace varios años, no lograron sostener en el imaginario social la falsa noción de que con él había llegado un mandatario de ímpetus e ideas frescas, y todo está terminando en un cuento ‘chino’. Igualmente, la presencia del secretario de Ayuntamiento manda un mensaje confuso, porque se trata del más cercano aliado de Luis Gerardo Sánchez y de su principal carta para sucederlo.

En el caso del alcalde tricolor se entiende que busque esos aparadores porque es creciente su ansiedad por conseguir una siguiente candidatura, tan cómodo se le ve en el poder, que es capaz de tener prendida una veladora a San Luis Rey implorando que en Guanajuato se replique el formato nacional del Frente Amplio, para entonces vender cara la plaza que ahora controla, además de encumbrar a su delfín y terminar catapulta[1]do en una diputación.

Sin embargo, a Libia García quien cada vez se hunde en arenas más movedizas rumbo a lo que parecía una nominación sin sobresaltos, esas fotografías la proyectan como cualquier político del montón que presumiblemente estaría urdiendo sus alianzas sin reparo en límites, formas, ni principios. Con ese proceder sólo siembra dudas respecto al modo de cómo ejercería el gobierno, pues el hecho de ser mujer no garantiza que le dará un giro refrescante, y es que, la fuerza y convicción renovadora no la encontrará en la extrema derecha, ni en los bebesaurios priistas que traen enquistado el gen de la corrupción.

Para algunos panistas convencidos y de raíz ideo[1]ógica (todavía los hay en San Luis de la Paz) tampoco han de resultar muy optimistas esas señales, pues anticiparían que a los militantes y simpatizantes de a pie, su partido los seguirá utilizando para hacer el trabajo rudo, la obra negra, y aunque alcancen migajas, en los hechos sólo seguirán siendo espectadores del poder, testigos de cómo la cúpula negocia candidaturas y cargos, sin importar si al final se pacta con Dios o con el diablo…

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