Sábado, 11 Enero, 2025

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Lo que le da risa al presidente López Obrador

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Como a cualquier mortal, al presidente López Obrador también le gana la risa. En medio de todas las razones que tiene para preocuparse y hasta para que se le ponga la carne de gallina, ha encontrado motivos para reír y lo hace con jiribilla. Y, por desgracia para unos o afortunadamente para otros, tiene razón. Después de las elecciones, todos han regresado a sus esquinas y después de evaluar los resultados miran al porvenir.

Es cierto que el futuro no le pinta bien a Morena ni al proyecto de López Obrador. Sus gallos están saliendo desplumados con el tema de la Línea Dorada del Metro de la Ciudad de México. A Marcelo Ebrard lo alcanzó el pasado y a Claudia Scheinbaum no se le vieron tamaños presidenciales, apenas vio un problema de semejantes magnitudes, se fue a proteger a la sombra de su jefe y a repetir como bocina lo que el presidente decía. Tanto el canciller como la jefa de gobierno se perciben como delfines fuera del estanque y AMLO lo sabe. Uno está chamuscado y a la otra no se le vio talla suficiente ¿Entonces, por qué le gana la risa?

Se ríe porque efectivamente, a pesar de que sus favoritos tienen problemas y que esos problemas desencantaron a los votantes de clase media, sus opositores —como él los denomina— no tienen una propuesta que logre seducir. Ayer, desde Palacio Nacional y con una sonrisa de niño travieso, lo declaró con todas sus letras: no tienen opciones para ofrecer, en cambio en la izquierda sobran las posibilidades y, no sólo mencionó a Marcelo Ebrard o a Claudia Scheinbaum sino que recitó una lista de gente cercana que puede salir al quite.

Y así, como si estuviera jugando, con ojitos saltarines y mucha astucia, les inflamó las esperanzas a Juan Ramón de la Fuente que tanto a acariciado esa posibilidad o a Esteban Moctezuma, entre otros de su lista. La risa de López Obrador es la de un estratega que acaba de soltar una bomba de amplio espectro. Por un lado, distrae la atención de sus delfines y les quita algo de presión; postula a personas que pueden atraer un voto razonado —Moctezuma y de la Fuente pueden ser del agrado de la clase media— y pone en evidencia a sus adversarios.

Efectivamente, la astucia de López Obrador asestó un golpe duro a la oposición. Sin disimulo, les dio con fuerza y los dejó desnudos frente al electorado. No se ve que haya un gallo que pueda convencer ni se conoce una propuesta que pueda dar cara a la 4T. La crítica a lo que está haciendo la actual administración no va a serles suficiente. El desprestigio por la ineficiencia del círculo rojo en el poder tampoco les va a alcanzar si no construyen un planteamiento que la gente aprecie como viable y benéfico. Se ve que trae una caballada bastante enflaquecida.

Y es que, desde la silla presidencial, López Obrador se da cuenta de que la alianza le hizo daño a su proyecto, pero no tanto. Seguramente, le dolió haber perdido un bastión tan importante como la Ciudad de México, pero no lo perdió todo. Y, ni en el legislativo ni en las gubernaturas les fue mal. Sabe que pudo haber sido peor y como buen gallo de pelea, ya se está acicalando el plumaje. Se da cuenta de que la oposición está aletargada, medio dormida y claro que le da risa.

Me pregunto qué esperan para despertar. La alianza opositora debe busca una propuesta que verdaderamente los aglutine y que seduzca al electorado. Se deben buscar figuras con las que los mexicanos nos sintamos identificados y que sean capaces de generar confianza. No se ve a alguien así en el panorama nacional. Me temo que no bastará con bravuconadas, con videos de gente poniéndose en ridículo frente a sus votantes. Ya quedó claro que eso no fue suficiente.

Por eso, López Obrador sonríe frente a las cámaras en sus mañaneras y se burla abiertamente. Me imagino que, en el recogimiento de su despacho, ya se habrá sobado los golpes recibidos y ahora está sosteniéndose la panza mientras le saltan las lágrimas de tantas carcajadas. Sabe que si sus delfines no le funcionan, tiene otros en la banca que sí le pueden ayudar a ganar.

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