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Opinión

Mauricio Mokarzel

1983 fue el año en que comenzó la aventura musical del grupo argentino Soda Stereo.

Al principio no se llamaron así. El primer nombre que eligieron para el que se convertiría en el grupo de rock latinoamericano con mayor influencia musical fue el de “los estereotipos”.

Gustavo Cerati, ya había intentado conformar una banda antes, con algunos intentos en general fallidos, y fue hasta que conoció a “Zeta” Bosio en la universidad cuando la posibilidad de un grupo de rock como lo había soñado comenzó a sentirse una realidad. Su primer intento fue con un músico llamado Andres Calamaro, con el que hicieron buena química, sin embargo el estilo musical electrónico que exploraba Calamaro en ese momento se alejaba de lo que ambos estaban buscando para su grupo.

Fue la casualidad que trajo al baterista Charly Alberti a escena, pues mientras buscaba conseguir una cita con la hermana de Cerati, terminó hablando con su hermano por teléfono, el cual descubrió que Alberti no solamente era baterista sino que era hijo de un reconocido músico de jazz, lo que atrajo la atención del joven Gustavo. 

Posteriormente el grupo que mezcló los estereotipos con agua mineral fue empujado a perseguir su sueño en el mismo momento que comenzaban a ser reconocidos por la juventud de Buenos Aires. El día que fueron a presentarse por primera vez en televisión, Cerati faltó al trabajo fingiendo estar enfermo, y al descubrirlo lo despidieron. Ahí fue cuando quemaron sus naves y dedicaron su tiempo y talento en convertirse en la leyenda que en unos pocos años llegaría a mover a miles de personas con su música.

Y es que el equilibrio entre los tres daba cabida a una posibilidad creativa y una energía muy especiales. La música y letra eran casi siempre de Cerati, y aunque decía que lo que más trabajo le costaba era escribir la letra — actividad que dejaba hasta el final— resultó ser una de las características más distintivas del grupo.

La atención al estrellato de Soda Stereo fue vertiginosa y logró unificar el escenario latinoamericano que comenzaba a proponer de manera aislada distintos talentos musicales, pero que ninguno habría cruzado sus fronteras como logro hacerlo el trío argentino.

Durante varios años fueron el grupo más exitoso del momento, logrando romper records en ventas y en taquillas, hasta que el sueño comenzó a desvanecerse entre los conflictos que — aunque pequeños— motivaban a replantear el futuro de la banda.

Fue Cerati el que pidió un tiempo fuera, se mudó a Chile y comenzó una carrera de solista; oportunidad en la que proyectó una creatividad más experimental  y con la que arriesgó a hacer música distinta a la que sus seguidores esperaban, siendo de muy alta calidad pero sin tanto éxito comercial.

Esto motivó a Cerati a regresar a sus orígenes , lo que finalmente fue positivo, y unos años después volvieron a reunirse por poco tiempo realizando una serie de conciertos que les dieron nuevamente la posibilidad de sentir esa química y ese gran momento que detonaban en el escenario.

La historia de Soda Stereo es en muchas formas la historia de Gustavo Cerati. Sin quitarle mérito a los otros integrantes de la banda, fue Cerati quien creo la mística que lo siguió hasta la trágica y larga pendiente hacia su muerte.

Después de la reunión con Soda, los tres regresaron a actividades distintas, y Cerati nuevamente volvió a su trabajo como solista, maduro y preparado para hacer uno de sus mejores trabajos. El último disco de Cerati fue llamado “Fuerza Natural”, y dicen algunos que es el mejor trabajo de Cerati como compositor. Lo cierto es que fue el último, y hay quien especula que lo presentía.

Cerati vivía con la intensidad de cualquier artista, con los sentimientos aflorando y con la adrenalina del escenario. Este tipo de entorno llega a motivar el exceso y la búsqueda de energía y en el caso de Gustavo Cerati fueron el cigarro, el whiskey — y hay quien incluye también a la cocaína—  compañeros de muchas tocadas. La consecuencia de no escuchar los avisos del cuerpo se presentó en 2010, justo después de concluir un concierto en Venezuela, cuando un infarto cerebral causó grave daño a Cerati. No sabemos si la atención fue inadecuada o simplemente no había forma de ayudarlo, pero el deterioro e inflamación del cerebro ocasionó que en unos días una parálisis facial  se turnará en un estado de coma, en el cual se mantuvo durante cuatro largos años.

La muerte alcanzó a Cerati finalmente y la esperanza de que pudiera retornar con los vivos se desvaneció, concluyendo con la prolífica vida de un talentoso músico, y con la leyenda musical del grupo que fundó .

Hay quien dice que cuando el cuerpo entra en coma, es porque el alma esta decidiendo  —o negociando— si regresar con los vivos, o seguir su camino al más allá, que para algunos significa reencarnar y volver de nuevo, con otra misión.

Algunos piensan que las letras de Cerati eran premonitorias, y que en el fondo de su música, codificada venía la forma en la que terminaría este viaje, cual música ligera que disfrazaba la esperanza de verlo volver.

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