Mensajes desde las urnas: San José y Victoria
Para el PAN es un balde de agua fría el resultado en San José Iturbide. Desde el gobierno del estado se apuntaló con obras y recursos la administración encabezada por Cindy Arvizu Hernández. De la región noreste fue el municipio en donde más le apostaron, así lo fue confirmando, en múltiples momentos, la presencia preferente en esa alcaldía del gobernador y de Libia García como titular de la secretaria de gobierno, de SEDESHU o ya como candidata. Además de tener de su lado el aparato de gobierno estatal y municipal, la alcaldesa, muy a su estilo, invirtió en una estrategia de marketing político para construir en el imaginario social la idea de su continuidad en el cargo. Con esos pertrechos se dispuso a buscar la reelección.
Estuvo cerca de conseguir su propósito: seis puntos porcentuales la separaron del candidato ganador Manuel Montes, aunque éste tampoco llega con amplio consenso, apenas alcanzó el 34 %, y en esa elección, de cada 100 posibles votantes, 44 se abstuvieron.
El golpe es muy contundente porque siendo Cindy Arvizu una militante confesa de la derecha, perdió la plaza frente al aparato federal morenista, pero además tendrá que entregar la administración a un clan político (con el que por lo visto en campaña parece tener una relación ríspida) lidereado por el ex alcalde Arnulfo, “Fito” Montes, quien desde hace más de dos décadas encuentra acomodos para mantenerse vigente, por ejemplo: del PRI emigró al PRD donde hizo la mayor parte de su carrera en la tribu de los “Chuchos” responsables de que ese partido esté llegando a la sepultura. De entonces proviene su cercanía con Malú Mícher. Luego de un intento fallido por encabezar la planilla de Morena en 2021 (acabó como doble candidato a regidor y alcalde por el PT) esta vez consiguió que le abrieran la puerta a su hermano Manuel. Este clan ya lleva cuando menos un cuarto de siglo abanderando el discurso de la izquierda en esa alcaldía, aunque su compromiso con las causas progresistas y sociales pocas veces ha pasado del plano declarativo electorero, pero eso sí les ha servido para resurgir hasta de las cenizas como ahora.
A pesar de que en esa zona Cindy Arvizu es uno de los cuadros más experimentados del PAN, no tuvo la sagacidad para identificar que, en el desarrollo de su administración, ella misma fue construyendo los argumentos de su derrota: su alejamiento de la realidad, su apuesta por lo mediático más que por lo sustancial, cierta dosis de soberbia, sus pocos avances en temas sensibles como la seguridad y el combate a la delincuencia, su alineamiento literal a una narrativa política que tiene en su ADN un componente clasista y elitista, fueron algunos factores claves para que 72 de cada 100 votantes rechazaran su relección.
Victoria: paliza al cacicazgo panista
Los hermanos Berenice y Héctor Teodoro Montes, favorecidos por el manto protector del PAN, obtuvieron cargos públicos en el sector educativo, siempre en la grilla partidista, pero fue en 2015 cuando alcanzaron el control del gobierno municipal. Ese trienio Héctor Teodoro encabezó la alcaldía, luego, en 2018, Berenice lo sucedió y él se convirtió en delegado de la SEG en el noreste; para 2021, fue candidata a diputada federal y para presidente impulsaron a uno de los suyos: Juan Diego Ramírez, cuyo desempeño, desde antes de las elecciones, no estaba muy bien calificado y eso se agravó con una filtración periodística sobre adjudicaciones indebidas de tarjetas rosas (observadores locales creen que se trató de fuego amigo, por si acaso se le ocurría buscar la relección).
Este 2024, Montes quiso defender el feudo personalmente: de diputada pretendía saltar nuevamente a la alcaldía, tan decidida que formalizó alianza con el PRI, histórico y acérrimo adversario del PAN en esa comarca. Solo que en el camino se encontró a una población mayoritaria, cansada de que este dueto de apellido Montes Estrada durante casi una década se adueñaran del gobierno municipal como si se tratara de un patrimonio personal (Divisadero relató cómo días antes de comenzar la campaña, utilizaron las instalaciones de la casa de cultura para inducir el voto de los empleados de la administración, hasta requisándoles su teléfono en la entrada).
El cansancio social ante sus excesos encontró una vía de expresión en Morena y en su candidato Salomón “May” Espínola Mendieta, que por sí mismo no parecía tener empaque pues ya venía de dos intentos fallidos. El tipo de consignas, el ambiente festivo y multitudinario que la oposición comenzó a mostrar hacia el cierre de las campañas, ya enunciaba que se había fortalecido el ímpetu colectivo para derrotar los poderosos aparatos de gobierno estatal, municipal y así interrumpir la continuidad de lo que ya configuraba un cacicazgo familiar. El resultado fue contundente: de 31 casillas, la candidata del PAN solo ganó en 3 del área rural. De cada 100 votantes 65 la rechazaron.
El paso de Berenice Montes por el Congreso Federal solo será recordado porque en tribuna afirmó que López Obrador es “el presidente más flojo de la historia”. Nunca ha escatimado calificativos para expresar su desagrado por el personaje. En el debate organizado por el IEEG también acudió al lenguaje hiriente llamándolo “narco presidente”. Tal parece que asumirse como fervorosa soldada del discurso calumniador de la ultra derecha, no le permitió medir que con ese fanatismo visceral ha estado ofendiendo la inteligencia de mucha gente y que además esa reiteración familiar en la boleta ya tenía amplio rechazo, pero las urnas se encargaron: en la votación total quedo 19 puntos abajo del candidato de Morena. Y hasta en la casilla más cercana a su domicilio… perdió).