Nada personal, solo son negocios
Carlos Loret de Mola
El gobierno ha presumido como un logro principal en materia de seguridad la captura de Ovidio Guzmán. Esta detención la logró cambiando radicalmente los ejes de su estrategia de seguridad: desató una guerra en Culiacán, no hubo abrazos sino muchos balazos, usó helicópteros para disparar contra los presuntos delincuentes, el Ejército actuó con una letalidad que implicó la muerte de 19 enemigos, la población civil estuvo en riesgo y sí detuvo a un capo de renombre.
Ovidio no cayó por el dinero de los programas sociales ni por abrazar maleantes o por ordenar a los militares dejarse humillar. Cayó porque se usó toda la fuerza del Estado. Y aunque le duela al presidente leerlo con todas sus letras: en Culiacán, se metió a una guerra contra el narco.
Es decir, la captura del hijo del “Chapo” Guzmán, que le ha granjeado muchos aplausos, representó un viraje de 180 grados en la estrategia de seguridad del gobierno. ¿Será que el propósito de año nuevo de AMLO es ser el gobierno que hasta ahora no ha sido? ¿Será que en el año 5 ha decidido empezar a rectificar? ¿Querrá salvar su legado en lugar de heredar una bomba de tiempo?
¿Reconstruirá el aeropuerto de Texcoco? ¿Retirará el veto contra las farmacéuticas y resolverá el desabasto de medicamentos? ¿Aceptará recibir en Palacio Nacional para dialogar a los papás de niños con cáncer, a las víctimas de la violencia y a las colectivas feministas? ¿Reabrirá las guarderías, las escuelas de tiempo completo y a las estancias infantiles? ¿Detendrá la construcción del Tren Maya? ¿Priorizará las energías limpias más que su refinería hiper contaminante? ¿Quitará a Bartlett de la CFE? ¿Retomará el seguro popular? ¿Dejará en paz al INE? ¿Se volverá un presidente amigable a la inversión, dejará de romper contratos por capricho y cumplirá con el TLC? ¿Dejará de forzar el AIFA y se concentrará en recuperar el nivel 1 de seguridad aérea para México? ¿Le recomendará a Claudia Sheinbaum que deje de hacer campaña y se dedique a mejorar el metro? ¿Dejará de acosar a jueces, intelectuales, periodistas, académicos, ONGs, científicos, activistas y a cualquiera que sea vigilante y contrapeso de su poder, o sencillamente tenga una opinión distinta a la suya? ¿Se reunirá con dirigentes de partidos y líderes legislativos de oposición para llegar a acuerdos? ¿Será que se dio cuenta que ya es hora de gobernar como dijo que gobernaría, y nunca lo hizo?
No creo. Más bien veo lo de Ovidio como algo que tuvo que hacer y que hubiera preferido evitar. No como un giro en su política de seguridad, mucho menos la cancelación de su pacto electoral y financiero con el crimen organizado: basta detectar que dos mañaneras después ya estaba casi ofreciendo disculpas a los narcos y poniéndolos en la misma canasta que a los militares muertos en cumplimiento de su deber (a cuyo funeral no asistió).
Este no es un presidente que suele reconocer errores y enmendar. Él se sigue por su ruta y hasta donde tope. Claro, lo que termina topando es el país.
SACIAMORBOS
Aterrizó, pero ya ni siquiera despegó de ahí. La exhibida se cuenta sola.
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