Palabras Mayores
“Yo espero que lleguen a un acuerdo las partes y el Estado tiene que ser un ente que facilite. Estamos en el gobierno del estado con toda la voluntad de que este que es un tema entre particulares pero que tiene un impacto social muy grande…. eso lo determinarán los avalúos, en el caso de que se decida, hay otras alternativas previas, los convenios, una compra pactada. Que se resuelva primero el tema jurídico de la posesión del inmueble y ahorita solo puedo decir que el gobierno, que el gobernador del estado, tienen toda la disposición”. Diego Sinhue Rodríguez Vallejo
¿Y cuántos millones de pesos costará al erario esa disposición?
Para entender lo que pasa en el tema del estadio. Tenemos que ir a la historia. El punto de origen se dio cuando el gobierno de Vicente Fox entre 1995 y 1999, escrituró a nombre de Valente Aguirre Meza, estadio y terrenos aledaños. Nunca antes, ese inmueble y esos predios habían sido vistos como el activo de un negocio.
Los fallos de jueces a lo largo de una década de juicios han ubicado que Zermeño y sus abogados aprovecharon un error en la constitución del Fideicomiso que se firmó cuando Felipe de Jesús López Gómez era el secretario del Ayuntamiento y tenía la responsabilidad de cuidar todos los detalles.
Es una paradoja que el mismo que ha sido señalado como responsable en varias sentencias de ese error, ostente hoy el mismo cargo que hace 20 años cuando inició todo.
¿Ha habido en este largo trance un espacio que se dé la autoridad para castigar a quien o quienes contribuyeron desde el gobierno a esta situación? Está claro que no. Porque lo premiaron con un cargo importante.
Es más fácil culpar a Zermeño. Hay pancartas, consignas, tuits, manifestaciones, ruedas de prensa para recriminarle. Pero es evidente que no se le puede suponer con un poder especial para engañar a gobernantes, directivos, magistrados, exdueños del equipo.
Hoy, él y Héctor Humberto González tienen la propiedad del Estadio aunque no la posesión. Se supone que había un acuerdo con Grupo Pachuca para que el Club León se mantuviera usando el inmueble.
Lo que motivó la diligencia judicial solo pudo ser a instancias de Zermeño y González que ya quieren convenio para la compraventa del estadio. Pero como las pretensiones de la dupla son desorbitadas (hay quienes hablan de que no puede valer más de 500 millones de pesos) y no hubo arreglo.
Por eso los nuevos dueños del estadio fueron a la ofensiva. Lo más llamativo de todo fue la reacción de Grupo Pachuca que decidió sacar de las oficinas y del inmueble, trofeos y pertenencias.
Esta señal por sí misma es la que más preocupa a los aficionados porque da a entender que el inquilino sabe que es inevitable el desalojo y que no hay posibilidad de arreglo.
Que el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo haya hablado en entrevista banquetera, manifestando su disposición a ayudar a las partes es sintomático. Sabe que el balón está en la cancha de Zermeño y hoy, ojo, la única forma de que haya arreglo es a través de la autoridad. Otra vez, el futbol como asunto de estado.
Grupo Pachuca es víctima pero con ventajas: hoy presume una administración deportiva sólida y exitosa. El Club León es el superlíder de la Liga Mx y puede buscar una sede alterna.
Zermeño sabe también que la etiqueta de “villano favorito” difícilmente se la van a quitar. Finalmente, presiona y “obliga” al gobierno a buscar alternativas. No puede ceder a las pretensiones millonarias de Zermeño pero tampoco querrá que el equipo juegue en una sede alterna.
Hoy, legalmente, la posesión del estadio sigue siendo de Grupo Pachuca porque la orden judicial no se consumó. ¿Tiene algún sentido retrasar lo inevitable? Desde luego que no. Pero está en la cancha del gobierno y de Zermeño y sus abogados, atemperar los ánimos.
Zermeño y González decidirán si lo quieren a rajatabla o negociado. El arreglo tendrá un costo millonario para el erario, sin ninguna duda. ¿Algún funcionario pagará en una auditoría por el gran error de hace más de 20 años? Nunca lo han hecho y no lo harían ahora.
Miguel Márquez que, con gran demagogia, se hinchó de orgullo, diciendo que había cumplido con dejar el terreno para el nuevo estadio antes de irse, solía decir que en su gobierno se valía meter la pata pero no la mano. Y tal parece que no importa que esa metida de pata, cueste no sabemos cuántos millones de pesos que saldrán de las arcas públicas para pagarle a los nuevos dueños del estadio.
La corrupción y la incompetencia salen caras. Pero en Guanajuato es selectivo el castigo. A los amigos, justicia y gracia…
No deja de ser una paradoja que por decisión de autoridades de la Federación Internacional de Atletismo en Europa no vaya a haber Rally fuera de Europa en el primer semestre 2021 mientras que acá en Guanajuato ya se prepara la edición 2021 de la Feria en enero a la que asistirán miles de personas.
Una de dos. O son muy exageradas las precauciones que se asumen en Europa frente a la pandemia a mediano plazo o en Guanajuato, las autoridades son muy laxas e irresponsables.
METROFINANCIERA: IRREGULARIDADES NIVEL PAN, PERDONADA Y OLVIDADA
Lo debe recordar muy bien la ahora diputada local Alejandra Gutiérrez Campos, aspirante a la candidatura a alcaldesa en León porque ella era la segunda de a bordo de la Tesorería Municipal cuando se cometió ese atropello.
Una ligereza que supuso la pérdida de 33 millones de pesos que hoy hubiesen sido un escándalo en cualquier gobierno municipal pero que en ese momento, fue insignificante
Una cantidad que no se ha descubierto como desfalco a funcionario alguno de otra administración en León y que fue el monto que perdió la Tesorería de León con la fallida inversión en la empresa Metrofinanciera.
Ocurrió hace 11 años en el gobierno de Vicente Guerrero Reynoso con su Tesorero, Francisco Javier González y el escándalo estalló en los albores de la administración de Ricardo Sheffield.
En esos tiempos, los funcionarios de primer nivel se iban por la libre y no pedían permiso para muchas cosas. González un buen día decidió que podía invertir 37 millones en Metrofinanciera. Así, nomás por sus pistolas.
Pero la apuesta no funcionó como él esperada y toda la inversión del Municipio se perdió. Nadie supo nada hasta que el equipo de Sheffield lo dio a conocer públicamente.
La laxitud de las leyes de fiscalización, permitieron que González Álvarez no solo no fuera castigado sino que pudiera seguir con un cargo público pues años después, fue asesor de la bancada panista en el Congreso local. La Contraloría Municipal investigó pero en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo lo exoneraron.
Apenas hace tres años, se declaró irreversible la pérdida de los recursos. Según notificación de la Directora General de Egresos de Tesorería Municipal, Nelly Ríos Jáuregui. La Directora de Egresos explicó que en 2014 se creó una cuenta incobrable por 17 millones de pesos con Metrofinanciera.
Y tan tan. Eran otros tiempos pero el ejemplo sigue vigente porque los gobiernos azules siguen tolerando incompetencias que cuestan caro al erario, más allá de que también se han hecho de la vista gorda o castigado de manera irrisoria, corruptelas más graves.
ESTADIO LEÓN: EL VILLANO FAVORITO Y LOS CULPABLES DE ORIGEN
Y aquí estamos de nuevo, tras la fallida entrega de la posesión del Estadio León a sus nuevos dueños, atestiguando como ooootra vez, desde las redes sociales, algunos medios, la vox pópuli vuelve a dar su nuevo fallo que parece inapelable: Roberto Zermeño es el culpable.
Zermeño el que “nos robó” el estadio. Zermeño “el malvado” que se aprovechó de las circunstancias para quedarse con el patrimonio de la ciudad. Zermeño “el que se aprovechó” de la buena fe de las autoridades. El que “pudo engañar” a los jueces con sus argumentos. El que “pudo liquidar” varias instancias en los tribunales y doblegar a una administración tras otra.
Otra vez las mismas hipótesis que, por lo que se lee en redes, se asumen como ciertas. Es la teoría que más le conviene a la autoridad estatal y municipal, al panismo gobernante pues. Es Héctor Humberto González también, pero el personaje que atrapa el escándalo es el polémico personaje.
Centrar las miradas en Zermeño Vargas y que no se analice el entorno, el origen, el contexto, la otra parte de la historia. Claro que a la autoridad le conviene que prevalezca la tesis de Zermeño como el villano favorito.
Y va de nuevo. No es esto un espacio para defenderlo. Bien ganada tiene esa fama y sigue haciendo méritos para que lo pongan en ese pedestal. Es cierto que pide una millonada por un estadio que llegó a ser suyo por los errores de otros. Empezó pidiendo el doble de lo que le podían pagar por el inmueble.
Zermeño empezó por aprovechar la circunstancia de que nadie más quiso entrar a rescatar la franquicia en aquel 1999 cuando Valente Aguirre fue obligado por el entonces gobernador Ramón Martín Huerta y Jorge Carlos Obregón Serrano que era el alcalde de León, a vender la franquicia del Unión de Curtidores a Enrique Bernat de Puebla y no la del León.
Esa es la primera gran acción pública en la que el futbol se convierte en un asunto de estado en León. Dos gobernantes que se entrometen en un asunto entre particulares bajo el argumento de que el futbol profesional tiene un impacto social en esta ciudad.
¿Le suena la frase? La acaba de pronunciar el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo para manifestar la disposición de su gobierno para resolver un problema que no se originó en su gobierno, en el que podría pintar su raya pero sabe que no lo hará ni puede hacerlo.
Y Zermeño que no tenía dinero para comprarle la franquicia a Valente, pudo hacer el negocio de saliva más productivo de la historia reciente en León, se quedó con la franquicia durante tres años hasta que apareció en escena Carlos Ahumada.
Hay un problema de origen que pudo capitalizar Zermeño jurídicamente: la constitución del Fideicomiso del Club León en el que se entregaba a la autoridad el Estadio para su manejo a través de una agrupación que integró a varios notables. Fue el pecado original y el secretario del Ayuntamiento era Felipe de Jesús López Gómez, el mismo que hoy despacha en Palacio leonés.