Domingo, 12 Enero, 2025

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Pese a los cuestionamientos presidenciales al fiscal, el gobernador opta por el pragmatismo y mantener la banderita blanca en todo lo alto

Opinión

Miguel Zacarias -Palabras Mayores

“La verdad es que sigue habiendo un diálogo con el secretario de Gobernación (Adán Augusto López). Es un amigo de Guanajuato, desde que ha ido llegando nos ha ayudado a resolver muchos temas. Ha habido una nueva relación con el gobierno federal. Es un hombre que resuelve. Es una gran persona, muy sencilla y vamos a seguir trabajando”

Diego Sinhue Rodríguez Vallejo

Y si fuera, en la relación frente al gobierno federal, Diego Sinhue no tiene más remedio que aguantar vara y hasta poner la otra mejilla, a nivel local, parece reforzar la mano de hierro en el gobierno y en el partido. El encuentro con los exgobernadores Miguel Márquez, Juan Manuel Oliva, Juan Carlos Romero y Carlos Medina en la casa de Jorge Videgaray, es un episodio que habrá que anotar en esa nueva disciplina panista al estilo del viejo PRI que haría palidecer dos veces a Santiago Creel que se sonrojó cuando justificó la alianza del expartido de Estado con el PAN al asegurar que el tricolor ya se democratizó.

Eso está de dudarse. Lo que nadie pone en tela de juicio es que la democracia interna que tanto enorgulleció al PAN durante muchas décadas, hoy descansa en paz. En el blanquiazul lo saben porque cayeron en la cuenta que la mentada democracia no necesariamente generaba los mejores candidatos y candidatas, pero sí generaba inestabilidad en ese partido.

Miguel Márquez inauguró, con varios tropezones, la era de los los dedazos en el PAN y Diego Sinhue quiere mantener la tónica con menos sobresaltos.

La reunión con los exgobernadores en la casa de Jorge Videgaray es uno de los primeros pasos. Porque hay antecedentes. Por ejemplo, Carlos Medina fue un factor determinante para que Rodríguez Vallejo no fuera candidato a alcalde en 2015. Tres años después, el gobernador lo neutralizó con un cargo que fue puro ‘blof’.

El también exalcalde leonés suele ser quien se erige como el gran convocante a los actos de purificación del partido. Gusta de ser protagonista, no actor de reparto como en esa comida. Ese es un signo inequívoco de su perfil en esa comilona.

¿Qué quiere Carlos Medina? Él dirá que nada. Hay quienes creen que pide ser consejero nacional. Eso lo veremos en su momento.

Miguel Márquez es -de los asistentes- el pez gordo porque es el que más recientemente dejó el poder, el que hace giras, el que tiene piezas en el ajedrez panista, el que estaría empujando a Erandi Bermúdez como su gallo para el 2024.

Márquez quiere ser senador de la República en 2024. Eso lo podría gestionar con el dirigente nacional Marko Cortés. ¿Estaría en disposición de palomear esa posición sin el aval del gobernador guanajuatense? Si esta respuesta es no, el encuentro también podría ser una primera señal de que el exmandatario apechugó y su precandidato también.

Juan Carlos Romero y Juan Manuel Oliva no tendrían porqué representar una amenaza para la estabilidad interna del panismo. También fue exgobernador aunque fugazmente, Héctor Lopéz Santillana quien no fue convocado a la comilona; pero él ya tiene con qué mantenerse entretenido para el resto del sexenio. Tienen cargo él y sus más cercanos colaboradores.

Si Diego Sinhue logró que los ‘ex’ salieran satisfechos de ese encuentro y alineados a lo que venga en el panismo, la mano de hierro estaría comenzando a ser efectiva. Habrá hechos que nos lo confirmarán más temprano que tarde.

Toda una paradoja. Mientras el procurador Federal del Consumidor, Ricardo Sheffield Padilla aguanta vara con la intervención directa del secretario de Gobernación, Adán Augusto López en la dependencia tras la destitución de tres de sus principales colaboradores que fueron sustituidos por hombre cercanos al número dos de Palacio Nacional, el gobernador de Guanajuato habla maravillas del titular de Segob a quien no tiene empacho en calificar como “amigo de Guanajuato”. Nadie sabe para quién trabaja.

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Miguel Márquez

AMOR Y PAZ: LOS ANTECEDENTES

Hace dos años, en pleno inicio de la pandemia por covid-19, gobernadores emanados de partidos distintos a Morena, amagaban con un frente disidente a la 4T en el que mandatarios como Enrique Alfaro llevaban la voz protagónica.

También lo hacían Jaime Rodríguez ‘El Bronco’ y Javier Corral, de Chihuahua, aunque ambos ya iban de salida. En ese momento, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo -o mejor dicho, desde entonces- metía freno y no se sumaba a las voces más críticas.

Ese día acudió en representación de los gobernadores de la región Bajío-Centro Occidente y de lo que le tocó decir fue el más moderado de los que hablaron.

Ahí estuvieron Miguel Ángel Riquelme, de Coahuila; Jaime Rodríguez Calderón, de Nuevo León; Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas; Silvano Aureoles Conejo, de Michoacán; José Rosas Aispuro Torres, de Durango; Enrique Alfaro Ramírez, de Jalisco y José Ignacio Peralta Sánchez, de Colima.

Rodríguez Vallejo ya había rechazado el semáforo federal. Diego Sinhue había sido muy sutil, distinto al gobernador de Guanajuato que vimos en la crisis de escasez de combustible. Omnipresente de principio a fin. Para reclamar a Pemex, para reclamar a la Federación, para buscar fuentes de abasto alterno, para ser protagonista.

En la pandemia se replegó y cedió protagonismo al secretario de Salud, Daniel Díaz Martínez, con esporádicas apariciones.

Una marcada diferencia -por ejemplo- con lo que hizo Enrique Alfaro, de Jalisco que en esos tiempos de pandemia, aparecía un día sí y otro también.

Para entonces ya se había dado un mensaje tronante contra la 4T junto al bloque de gobernadores en Tequila, aderezado con el pleitazo del anfitrión, Enrique Alfaro con la 4T.

Después, vimos como en el último tramo de su mandato, la abierta confrontación de Javier Corral con López Obrador no solo se diluyó sino que dio un vuelco absoluto.

Ni qué decir de Alfaro que justo tras el pacto de Tequila, de manera particular, frente a Diego Sinhue, se alejó de manera paulatina hasta someterse totalmente a Palacio Nacional cuando se dio la salida al acueducto El Zapotillo que excluyó totalmente a Guanajuato.

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Miguel Márquez

DIEGO SINHUE: MANO DE HIERRO, ADENTRO; AGUANTE FRENTE A LA 4T

Apunto de cerrar el cuarto año de su sexenio que lo encamina al último tercio de su mandato, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo apuntala dos personalidades diferentes -y hasta confrontadas entre sí- en el estilo de ejercer el poder en casa y su relación con el gobierno federal. En lo federal, mantiene la tónica de no confrontarse directamente con el presidente Andrés Manuel López Obrador que hace unos días volvió a la carga en contra del fiscal Carlos Zamarripa Aguirre y a colocar a Guanajuato en el banquillo de los violentos.

Rodríguez Vallejo voltea la mirada hacia otro lado cuando le preguntan sobre la enésima embestida contra Zamarripa y prefiere concentrarse en lo que puede abonar, aunque parezca atole con el dedo de la 4T.

Y no responde a uno solo de los misiles verbales de López Obrador. Ya no impactan como antaño. Prefiere hablar de lo bien que le fue con Adán Augusto López, el secretario de Gobernación que llegó a relevar a Olga Sánchez Cordero. De él, el gobernador habla maravillas. Un funcionario que resuelve. Con el que se aprecian resultados palpables en la relación con Guanajuato. Hay razones para creerle a Diego Sinhue, aunque también se intuye que no hay de otra cuando se está a la espera de una cita que no concede aún el presidente para revisar el proyecto alterno al acueducto El Zapotillo.

En ese tema el orgullo se puede mandar de vacaciones y aguantar desdenes y desaires. Hace meses que se habla de ese encuentro y nomás no se concreta. No hay gobernador al que le haya funcionado la rebeldía y la confrontación frente a la 4T en este sexenio.

Silvano Aureoles, ‘El Bronco’, Javier Corral, Enrique Alfaro. Todos en mayor o menor medida en su tiempo y en su momento, tuvieron que apechugar, algunos de manera vergonzante. Rodríguez Vallejo tiene que aguantar vara.

Parece ser el momento de mejor sintonía y colaboración de Guanajuato, con las fuerzas federales contra el crimen organizado. El gobernador del estado sabe que además de estéril, la embestida contra Zamarripa ya no tiene el cobijo y el empaque de hace dos años.

Pero también sabe que aguantar candela puede resultar improductivo. Está cantado que no habrá dinero federal para obras de infraestructura en Guanajuato.

Se conforma con un cachito de ilusión por el proyecto alterno de El Zapotillo. Y sabe que ahí también se puede quedar con las manos vacías o seguir recibiendo atole con el dedo de aquí al 2024. Mientras tanto, agua y ajo.

Miguel Márquez

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