Miércoles, 08 Enero, 2025

16 ℃ Guanajuato

¿Pirotecnia o balazos?

Opinión

Juana Adriana Rocha

El Museo de las Momias de Guanajuato se encuentra otra vez en el centro de la controversia. En esta ocasión, debido al asesinato de un joven en el estacionamiento contiguo al recinto.

Paulino, de 25 años, ejercía el oficio de lavacoches. Murió tras recibir al menos dos disparos la madrugada del viernes 3 de enero.

Horas antes, la noche del jueves, ciudadanos denunciaban a través de redes sociales haber escuchado múltiples detonaciones en la zona de Pueblito de Rocha.

¿Son tiros o pirotecnia?”, es una pregunta frecuente en colonias donde continúan celebrándose con regularidad fiestas patronales, y donde los crímenes han aumentado.

“Esas cosas no pasaban aquí”, es una frase frecuente entre los habitantes de la ciudad de Guanajuato. La capital parecía, si no blindada, lejana a la ola violenta que afecta gran parte del estado.

El asesinato de Paulino adquiere otro matiz por haberse perpetrado en uno de los puntos de mayor afluencia turística de Guanajuato.

Mientras tanto, las autoridades se preparan para celebrar con grandes eventos del Día de Reyes, presumen la decoración del centro histórico, e invitan a los foráneos a visitarnos.

El turismo ante todo

Hasta noviembre del 2024, la Tesorería municipal reportaba que el Museo de las Momias había recibido 480 mil visitantes. La meta de recaudar más de 40 millones de pesos en el año se cumplió sin problema.

El museo, uno de los más populares del país, es la gallina de los huevos de oro. Sin embargo, se encuentra en una zona donde los reportes por el caos vial son el pan de cada día, sobre una calle que no ha recibido una necesaria reparación a fondo en años, y donde los delitos incrementaron.

Cada puente y temporada vacacional se presume la derrama económica, el número de personas de todo el país y el extranjero que visitaron a las momias. No se habla de las largas filas que los turistas hacen debido a las deficiencias logísticas del recinto, ni de las molestias que el tráfico genera a los locales, ni del poco apoyo que reciben los comerciantes asentados en las inmediaciones. Mucho menos, de la imagen que se llevan los foráneos en su trayecto al museo, al transitar por una calle de un solo sentido invadida por vecinos rentando espacios para estacionarse, del acoso que sufren por parte de guías turísticos.

La alcaldesa Samantha Smith, quien (siguiendo la estrategia de su marido y expresidente municipal, Alejandro Navarro), siempre está presente en redes sociales. Pero desde el pasado 24 de diciembre, al menos en su página de Facebook, no ha hecho ningún posteo.

Los comentarios en todas sus publicaciones pasan por un estricto filtro. Los pocos que permanecen en sus fotografías y videos, son positivos y la felicitan por su trabajo.

Las quejas ciudadanas no existen en la narrativa que ha mostrado en sus administraciones la dinastía Navarro Smith.

Un crimen que se cometió justo al lado del Museo de las Momias podría ser pésima publicidad para el recinto, para la ciudad, y el actual gobierno. Por eso, poco se ha comentado al respecto, las versiones pululan en redes, sin una que revele la realidad a capitalinos y turistas.

Antesala del caos

Hace casi seis años, en un callejón situado sobre Camino a Momias, autoridades estatales desmantelaron una casa de seguridad. Vecinos no sabían desde cuándo el inmueble operaba como tal, sus propietarios lo rentaron a una pareja que evidentemente no les generó ninguna sospecha.

Durante toda una noche, el único acceso a la colonia (vía vehículo) estuvo cerrado. La mañana siguiente, las cintas amarillas que enmarcan las tragedias habían sido retiradas, y del hecho sólo quedaron los rumores que se escuchaban en la carnicería, la tortillería, la tienda de abarrotes donde siempre nos encontramos las mismas personas.

Pero algo se había roto. “Esas cosas no pasaban aquí”, pero comenzaron a suceder y desde entonces no paran.

“No estamos como Celaya, Irapuato, León…”, decía la gente, y enumeraban los municipios que encabezan los titulares de los medios, las ciudades que aparecen entre las más peligrosas del mundo, donde debido a la intervención del crimen organizado se cometen cada vez mayores atrocidades.

Los titulares de la capital, por desgracia, nos acercan a esa realidad que nos parecía tan ajena, donde la violencia mantiene a los ciudadanos acorralados, temerosos de salir. Balaceras en marisquerías, bares, funerales, afuera de escuelas, parecían parte de una ficción que jamás iba a tocarnos.

Por eso, parece surreal que mientras los capitalinos comenzamos a experimentar ese temor, ese escenario sea la cotidianidad de tantos guanajuatenses. Y así, vemos al rapero Santa Fe Klan disparar un arma al aire, días antes de anunciar su fundación con fines filantrópicos, y así, un sujeto hace lo mismo en la plazuela de San Fernando, en el centro histórico, para celebrar la llegada del 2025. Vemos cada vez más notas relacionadas don la presencia de grupos criminales en la ciudad que parecía intocable.

La violencia se expande, al parecer sin freno, y es difícil aceptar que la ciudad de Guanajuato está en la antesala del caos.

LO SUPERFLUO: El gobierno capitalino continúa promoviendo Guanajuato como el mejor destino posible, explotando todos sus atractivos al máximo.

LO PROFUNDO: Hermosear el centro de la ciudad, difundir imágenes de familias felices, fingir que aquí no pasa nada, es esconder la basura debajo de la alfombra.




 

Más columnas 

Libia invitada a los 95 años de Coparmex León

La guerra en el PAN: a golpe de tribunales

Rosario Corona: Es ilegal que el gobierno pague liquidaciones en fundaciones

 

Temas

  • El Reflector
  • Museo de las Momias
  • ¿Son tiros o pirotecnia?
Te recomendamos leer