Prepararse para las elecciones
PREPARARSE PARA LAS ELECCIONES.
Seguramente los partidos políticos se habrán dado cuenta de los problemas que sus candidatos, convertidos en órganos de gobierno, enfrentarán el año próximo, también de que se requerirán propuestas nuevas, para conflictos que se presentan en la sociedad, cada vez más agudos.
Probablemente las necesidades que presenta la realidad social, cada vez más numerosas y algunas agudizadas por los rezagos que se han mostrado en el incremento de la pobreza en la población; en la marginación de valores que muestran una apreciación muy pobre de la vida humana; la violencia que parece desenfrenada y causa alarma entre un número cada vez mayor de gentes que se ven afligidas la delincuencia; la actitud pasiva de los factores reales de poder ante las dificultades que plantean las “reformas” que intentan sin éxito devolver la paz al seno de la sociedad. Todas ellas, requieren no solamente de discursos e incitaciones a la cordura, sino del fortalecimiento de las instituciones para encontrar soluciones evidentes.
Los partidos políticos, habrán de evolucionar para dar satisfacción no solamente a los cercanos, sino a la sociedad. Pues de lo contrario las pasiones pueden desbordarse y llevarnos a situaciones aún peores de las que hoy nos lamentamos.
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La buena ley, sin el buen ciudadano, es ineficaz para promover por sí misma, la solución de los problemas. Es necesario plantearlos y proponer soluciones. La crítica al gobernante de cualquier orden del gobierno, debe acompañarse de una propuesta de solución, para que la democracia sea práctica de diálogo que pretenda encontrar el camino para encausar la conducta humana, hacia la justicia; de lo contrario la acción política conduce a la anarquía y con ella a la confusión y al desorden que ya muchas gentes lamentan.
Es urgente que la libertad sea abordada por gobiernos y escuelas de educación superior, como un objetivo que requiere de revisión constante para hacer efectivas las normas que garanticen su ejercicio.
¿Qué papel han jugado las pretendidas reformas hechas con la intención de mejorar la convivencia social? Acaso intentamos pasar del autoritarismo al humanismo y nos hemos quedado sin uno y sin otra, labrando una situación anárquica de hoy lamentamos, pero ante la cual no acertamos en el método y la estrategia para alcanzar la meta pretendida.
Con justicia hemos tratado de rectificar la conducta social hacia la mujer; pero ¿acaso nos detenemos a pensar solidariamente con el dolor que le causa la matanza de sus hijos, urdida y ejecutada por ellos mismos? La mayoría de las mujeres está indefensa ante sufrimiento que ha generado, directa o indirectamente el consumismo y el ejercicio patrimonialista del poder.
El problema principal está en mente de la sociedad, a la que con o sin intención se le cercena la familia, la escuela, la política y se dejan al garete en lo esencial que es el ejercicio responsable de la conducta, para no dañar ni ocasionar sufrimiento.
Una revolución cultural, promovida por los partidos políticos, que enfrentarán prueba de fuego el año próximo o antes, si los acontecimientos negativos se precipitan.
No se puede demorar más, atender científicamente la salud mental de la población.
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JRP
