Retrato de familia
Por Juana Adriana Rocha
Por mucho éxito, poder o logros que acumule una mujer, se cree que el objetivo final siempre será encontrar a su media naranja. La imagen de la familia es pilar de toda campaña política.
Las imágenes de una familia en los spots o fotografías que promueven a los políticos son fundamentales. Se considera que podrían generar empatía y confianza. En México, un país con apego a la institución familiar, tienen más posibilidades de atraer votantes los hombres que se muestran como padres amorosos y responsables; esposa e hijos son otras cartas para apostar en el juego de la política. ¿Pero qué ocurre cuando es una mujer la que aspira a la alcaldía, la gubernatura o la presidencia? ¿Qué imagen se espera de las candidatas? Hay dos opciones: la de una mujer empoderada, que ha superado los estereotipos propios del género, o bien, una mujer que responda a dichos estereotipos cabalmente.
Mujeres alfa
“Nunca se suele resaltar como valor negativo que un hombre sea ambicioso: al contrario, forma parte de su capacidad de lucha, de su competitividad, de su grandeza. Pero una mujer ambiciosa, ay, es una bruja, mala de verdad.” Así describe la autora española Rosa Montero uno de tantos casos en los que el mismo adjetivo no significa lo mismo para masculino y femenino. Los prejuicios que día a día enfrentamos las mujeres se multiplican cuando alguna ostenta un puesto de poder.
Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México y aspirante a la presidencia de la República, informó esta semana que se casa con Jesús Tarriba. El anuncio lo dio en un escenario peculiar: el programa radiofónico de Martha Debayle. La conductora hablaba de que una mujer fuerte, que ha forjado una carrera y ha llegado alto, pocas veces puede tenerlo todo. “Tú puedes ser una mujer de ese perfil, una mujer alfa, pero encontraste el amor”, comentó Debayle. Pareciera que mantener una relación de pare-ja estuviera peleado con la imagen que hasta el momento había ofrecido Sheinbaum, poco ostentosa en su arreglo personal, ‘bohemia’, independiente. La morenista confirmó en la entrevista que contraerá nupcias con su exnovio de la universidad, contó cómo se reencontraron a través de Facebook. También habló de cómo es el vínculo con su hija (producto de su matrimonio de 30 años con Carlos Ímaz), y su hijastro. El 60% de la audiencia de Martha Debayle son mujeres. Su con-tenido va dirigido a un grupo poblacional muy específico, de cierto estrato social, con aspiraciones que irían en contra de la austeridad que promueve el partido de Claudia Sheinbaum. La periodista, adicta a la moda y las redes sociales, ha entrevistado a Michelle Obama, Hillary y Chelsea Clinton, Ringo Starr, Jared Leto, se mueve en estratos privilegiados y no niega la cruz de su parroquia. Anunciando su próximo enlace en el espacio de Debayle, ¿busca la presidenciable nuevas adeptas? ¿Un matrimonio ‘ablandará’ su imagen? La frase “pero encontraste el amor”, pareciera humanizarla, acercarla a la idea romántica de que por mucho éxito, poder o logros que acumule una mujer, el fin siempre será encontrar a su media naranja.
Amor de madre
Durante el reciente Festival Internacional del Globo, la secretaria de Gobierno, Libia Denisse García, compartió en sus redes fotografías y videos junto a su esposo e hijos, resaltando la importancia de crear espacios para la familia. Cuando fue diputada local, llegaba al Congreso con su bebé a cuestas. Las fotografías de la legisladora envuelta en un rebozo que la unía a su hija pusieron los reflecto-res sobre ella. Para las madres trabajadoras siempre es importante verse representadas. No es que Libia García explote la maternidad, pero ha jugado un papel fundamental, muy ligado a su carrera. Abierta defensora de la vida, habló desde su experiencia para votar en contra de la legalización del aborto en 2020, por ejemplo. Ahora que su nombre suena (y fuerte) como posible candidata del PAN a la gubernatura, ha llegado el momento de salir un poco de la zona de confort del bajo perfil y mostrar más del rol no sólo de madre, sino también de esposa. Ha llegado el momento de ganarse la simpatía de los guanajuatenses a través del retrato familiar.
La fórmula mágica
Así como las parejas ‘rockstar’/supermodelo ejercen tremenda fascinación, los políticos y las actrices conforman otra dupla exitosa. La primera dama es tan importante como el presidenciable. Manuel Velasco, exgobernador de Chiapas, se comprometió y casó con Anahí en 2015, cuando el Verde comenzaba a verle potencial. La boda con la exintegrante de RBD se antojaba oportunista, estrategia mediática, ya que parecía replicar la fórmula que funcionó a Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera. Pero Anahí, a diferencia de ‘la Gaviota’, no llegó a Los Pinos. Otros políticos como Marcelo Ebrard y Omar Fayad se casaron con actrices (Mariagna Prats y Victoria Rufo, respectivamente), y no es que dudemos de su amor, pero en el México anterior a Netflix las telenovelas dominaban el imaginario popular, y ver a las estrellas en el balcón de Palacio cada 15 de septiembre para muchos votantes tenía cierta magia. Puedo asegurar que Ricardo Anaya perdió puntos por mantener a su familia en otro país. A José Antonio Meade le faltó carisma, eso justifica su poca popularidad; su esposa, Juana Cuevas, alcanzó más notoriedad que el candidato del PRI. Espero que hayan quedado atrás los tiempos en que los presidenciables elegían futura primera dama como quien escoge un accesorio, un elemento de utilería que lucir en campaña, en el spot o el espectacular.
LO SUPERFLUO: La institución familiar es la carta de presentación, un anzuelo, una promesa de estabilidad para el pueblo.
LO PROFUNDO: Ni las mujeres, ni las familias, ni los votantes, se ajustan a esquemas, a moldes. Todo retrato que promueva a una candidata (o) es mentira.
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bc