Ricardo Anaya: su reinado y el fin de la democracia interna
"Estos reclamos no van a quedar en la anécdota. Habrá que ver qué pasa con los recursos que se han interpuesto y hay otros militantes que interpusieron un recurso porque finalmente, se violó el derecho de los militantes, sin razón alguna. Pudieron hacer las cosas bien. Pudieron haber convocado a los militantes y si quieren invitar solo a sus amigos pero haber hecho algo que justificara que los militantes quieren que solo los consejeros voten pero los militantes no se dieron cuenta de estas sesiones de sus comités", Alejandra Reynoso. La senadora se apunta como aspirante a la dirigencia estatal e impugna el proceso
RICARDO ANAYA: SU REINADO Y EL FIN DE LA DEMOCRACIA INTERNA
Hace 9 años exactamente, Ricardo Anaya Cortés iniciaba su campaña por la dirigencia nacional del PAN y entraba en total sintonía y pacto con el grupo en el poder del panismo guanajuatense para eliminar la democracia interna en el blanquiazul.
El senador Fernando Torres Graciano, el exgobernador Juan Manuel Oliva y como enviados plenipotenciarios del marquismo, el secretario de Desarrollo Social y Humano Diego Sinhué Rodríguez Vallejo como futuro delfín del entonces gobernador y quien fue secretario particular de Márquez, Christian Cruz quien incluso fue objeto de una broma del candidato.
“Nos fue tan bien en Guanajuato que no alcanzamos ninguna plurinominal”, le saludó al actual secretario general del Congreso uno más de los que encabezaron la lista de pluris locales y que se quedó en la orilla hasta este 2024.
Era 2015. Los entonces alcaldes electos de León, Celaya y San Francisco del Rincón. Diputados federales electos, diputados locales electos y el salón atiborrado de militantes. Acababa de pasar la elección intermedia que confirmó la hegemonía que el PAN había recuperado en Guanajuato tras la sacudida en 2012.
Ricardo Anaya retomaba aquel discurso que hiciera famoso en su momento como dirigente nacional blanquiazul hace una década a Germán Martínez Cázares cuando llamó a “guanajuatizar” México.
Anaya Cortés iniciaba así la toma del PAN nacional sin mayores aspavientos. Ya tenía en la mente hacerse del control absoluto en un partido en que su tradición democrática no albergaba actitudes como las que asumió el político queretano en una estrategia en la que contó como aliados incondicionales a Miguel Márquez primero y a Diego Sinhue, después.
Una alianza que convenía a los intereses de Anaya y los dueños del PAN en Guanajuato. Los jerarcas de acá no objetarían el agandlle anayista y Anaya no se metería en Guanajuato. Acá se las arreglarían a su manera.
Y así fue. En 2018, Anaya fue candidato al estilo PRI y en Guanajuato, Miguel Márquez, entonces y Diego Sinhue ahora, se convirtieron en los jefes máximos azules.
Eso fue hace 9 años. Hoy, el PAN nacional y guanajuatense está en otra circunstancia. El nacional, con la mazorca desgranándose y en Guanajuato, con el fin del reinado de los gobernadores que se convierten en líderes del partido de facto.
Hoy se quiere seguir la tradición de la imposición pero es un PAN menguado por las derrotas electorales, lejos de la hegemonía de entonces y con la incertidumbre del papel que querrá jugar la gobernadora en turno.
MÁSCARA VS CABELLERA
Volvamos al punto neurálgico. Pase lo que pase en esta contienda, el PAN ya no es el mismo de hace 6 años ni el que con mano de hierro gobernó desde Palacio de Gobierno durante este sexenio.
El tema en el PAN podría no ser ni siquiera si la dupla con sello dieguista se va a salir con la suya y se va a agenciar la dirigencia estatal sino qué tipo de PAN va a permear en el Guanajuato del "nuevo comienzo" de Libia Dennise García.
Hay señales suficientes para entender que los equipos de Diego Sinhue y Libia Dennise estuvieron en sintonía antes, durante y después de la campaña, razón adicional para que sea incomprensible la prisa para consumar el cambio.
Atropellada fue la renuncia de Eduardo López Mares en junio, urgido como estaba para quedar habilitado para tener su premio de consejero del poder judicial tras haber servido como gerente del panismo.
Días antes de que sorprendiera a los panistas con su renuncia, un grupo de consejeros azules entre los que estaba el propio Carlos Medina y la propia Alejandra Reynoso, le solicitaron al todavía dirigente que armara un ejercicio de reflexión de lo que había pasado el 2 de junio y de los retos que tenía el panismo guanajuatense tras el agridulce triunfo.
"La bala nos pasó cerca en Guanajuato", habria dicho Medina en alusión al crecimiento que experimentó Morena en estas tierras y que Sheinbaum ganó la presidencial aquí.
Nada de eso le importó al grupo en el poder que no quería reflexión ni catarsis sino asegurar que ellos seguirán controlando al blanquiazul. Y si a nivel nacional, Marko Cortés no tuvo más remedio que abrir los micrófonos, aceptar sus errores y exponerse a las diatribas de sus críticos, en Guanajuato no hubo tal.
Claro. Acá el dirigente ya estaba preparando la partida y quien relevó, Estrella Ortiz, solo quedó como oficialía de partes para dar paso a los nuevos dueños de la parroquia.
El PAN Guanajuato comienza a desnudar su propia crisis. Por las formas, pareciera que Aldo Márquez y Juanita de la Cruz llegarían a dirigir al blanquiazul no para relanzar a la institución sino para que siga siendo patrimonio de los que lo han mandado en el último sexenio. Pero ya nada es igual.
El problema es que ahora, sí finalmente lo logran, ya no podrán ejercer el poder con la mano de hierro de los últimos 6 años porque ahora sí hay oposición interna.
Y el poder tras el trono, Charly Alcántara probablemente pueda mantenerse en el gabinete pero ya no será omnipotente en el blanquiazul
Aldo Márquez quiere ser dirigente y diputado al mismo tiempo. Un diputado de una bancada que al menos de entrada, no estará sometida a los dictados de quien ejercerá el poder ejecutivo.
Está por verse el papel que va a jugar la gobernadora electa Libia García en esta coyuntura. Veremos si mantiene su postura de no intervención frente al riesgo de una batalla de tribus alentada por quienes mandaron durante 6 años y no se quieren ir.
LA DEL ESTRIBO...
Como no queriendo la cosa, el senador electo Ricardo Sheffield teje redes de comunicación con sus excompañeros de partido en el PAN. Anteayer se tomó la foto con Ricardo Alaniz, expresidente de Cofoce quien en su tiempo, se rebeló con éxito como su tocayo frente al oficialismo azul y se convirtió en alcalde en 2003. Sheffield lo fue en 2009.
Alaniz se ha dado gusto despotricando contra la 4T en los chats y foros de Concamin. Pero no todas sus cartas son aborrecidas en Morena. Sheffield puede ser un interlocutor con el panismo en Guanajuato en estos nuevos tiempos.
PAN: CRISIS, INTENTO DE AGANDALLE Y REBELIÓN
En el PAN, el grupo que ha ejercido el poder de las decisiones durante este sexenio actúa como si esa omnipotencia fuese a trascender más allá del 26 de septiembre.
Así lo deja ver el traje a la medida que le están armando los dueños del PAN, cercanos a ambos, a Aldo Márquez Becerra y Juanita de la Cruz para que lleguen sin rivales, sin obstáculos, sin gritos ni sombrerazos a asumir el mando del blanquiazul.
Esto último ya no se va a poder. No hay más docilidad a los lineazos. Este fin de semana, la senadora Alejandra Reynoso confirmó su intención de competir por la presidencia del comité directivo estatal blanquiazul y además anunció que impugnó la convocatoria por diversas irregularidades que según su dicho, presenta el proceso. Hoy ofrece una rueda de prensa para abundar en sus argumentos.
De manera paralela, varios personajes en el panismo guanajuatense han externado su inconformidad por la forma en la que el grupo dominante afín al gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo construyó la convocatoria con el fin de empujar al binomio antes citado muy al estilo de los que en los últimos años definió al PAN que tuvo en Eduardo López Mares a un gerente que solo ejecutaba las órdenes que vía Charly Alcántara se ordenaban desde Palacio de Gobierno.
Erandi Bermúdez levantó la voz al igual que Alejandra Gutiérrez; Alberto Cifuentes, Carlos Medina Plascencia, Juan Carlos Romero Hicks se han sumado en diversos tonos a la queja por el cambio de método aunque solo Reynoso ha llevado su inconformidad hacia la impugnación. Poco tienen en común estos personajes. El bronx es amorfo y diverso.
El reclamo tiene 2 vertientes: una jurídica y otra política. La primera ya está en curso en los tribunales panistas pero podría escalar a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. La segunda, tendrá muchos más efectos.
Reynoso Sánchez dice tener documentado lo que califica como irregularidades en el proceso que llevó a 43 de 46 comités municipales avalar el cambio de método de elección de militantes para cerrarlo solamente al consejo estatal, es decir, poco más de 100 panistas que en su mayoría, son afines al dieguismo en la entidad.
Los comités habrían sido presionados con el envío de un "machote" que solo fue llenado en los espacios vacíos por los dirigentes de comités municipales para que solicitaran el cambio de método.
Alejandra Reynoso cree tener los elementos suficientes para que se anule la convocatoria. Pero más allá del tema reglamentario y jurídico que desde luego es importante está la pregunta de los efectos que este diferendo tendrá en la vida interna de un partido que ya no es la aplanadora de 2018 y que pretende seguir siendo manejado como el patrimonio de unos cuantos que, ojo, tienen todo el poder hasta el 25 de septiembre, último día de la administración de Diego Sinhue. Después, ya será otro cantar.
Es sintomático que hace 6 años, Román Cifuentes, afín a Miguel Márquez fue electo el 11 de octubre cuando ya era gobernador Diego Sinhue y la convocatoria se lanzó el 18 de septiembre en un proceso bien planchado que no generó una sola inconformidad.
¿Cuál es la prisa ahora para lanzar una convocatoria en los primeros días de agosto para que la nueva dirigencia quede electa 24 días antes de que tome posesión Libia Dennise García?
Y la otra. Hace 6 años también se ignoró a la militancia.
No hubo democracia interna. La diferencia es que nadie respingó como ahora. Son los signos de los tiempos.