Tercer Informe, la sombra de la pandemia

Esta semana el gobernador del Estado acudirá a rendir su Tercer Informe ante la soberanía del Poder Legislativo y un poco más tarde ante la ciudadanía en general, para rendir cuentas de los logros de su administración. Sin lugar a dudas que este hecho sería un acto republicano festivo y de lucimiento del gobernante en turno, pero esta ocasión semejará más bien un recuento de daños.

A juzgar por las condiciones de compresión sanitaria, económica, educativa, laboral y social, el contenido del texto oficial se verá impregnado de ajustes administrativos y presupuestarios con la consecuente disminución de metas y replanteamiento de prioridades. Incluso en el ámbito político los objetivos deberían verse disminuidos y sometidos al contexto pandémico.

Interesante será ver cómo se abordará un informe de gobierno donde la postura triunfalista y de presunción gubernamental deberá ceder el espacio a la humildad y sencillez para reconocer las debilidades y contrariedades que un virus microscópico evidenció. Diego Sinhue habrá de exponer ante la ciudadanía el estado que guarda la emergencia sanitaria, resaltando las condiciones del Sistema de Salud que ya registra las turbulencias de los más de 120 mil contagios y el fallecimiento de casi 10 mil guanajuatenses.

Siendo un acto institucional de rendición de cuentas, propio de una auténtica democracia, justo será que la sociedad en su conjunto se vuelque interesada en escuchar y conocer la condición dominante que hoy prevalece en los rubros económicos, para hacer causa común con las estrategias de gobierno y colaborar lo más posible con la reactivación de los sectores productivos, la industria y el comercio, ya que vendrán días muy difíciles aún.

Otro rubro de interés y análisis público, será sin duda el referente al estatus del Sistema Educativo, ya que nuestras escuelas están cumpliendo un año de clausura, un año ya con nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes confinados a un encierro terrible y sometidos a un esquema emergente de enseñanza a distancia, sin recursos técnicos ni didácticos validados para un ejercicio académico eficiente. Honorable será admirar la humildad de nuestro gobernador para reconocer los estragos que, en rezago educativo, deserción, brechas de aprendizaje e impacto afectivo, enfrenta nuestra comunidad educativa.

Éste será un informe atípico, un informe del estado de catástrofe al que la pandemia nos ha sometido, deberá ser un informe de control de daños y de medidas remediales o de contención, un informe plagado de verdades y fiel reflejo de la realidad reinante. Ahora no hay lugar para discursos ilusos y victorias aparentes, pues es imperativo qué como sociedad conozcamos el tamaño del riesgo y el grado de compromiso que necesitamos asumir para salir adelante.

Hoy no podemos permitir que la especulación y la indolencia política nos encandilen y alejen de la realidad subyacente, pues la verdad nos puede rebasar y ocasionar daños mayores que una buena previsión pudiera mitigar y proteger. Este informe nos debe ubicar sin cortapisas en dónde estamos parados, nos debe alertar del riesgo que como sociedad enfrentamos, sin vacunas, sin rumbo político como país, con una seria amenaza de intensificación de la pandemia por la cepa británica, según advertencias de Michael T. Osterholm, epidemiólogo que previó con antelación esta pandemia.

Sin lugar a dudas que, sabiendo de la madurez y alto sentido de la responsabilidad que Diego Sinhue ha demostrado, este informe será el parteaguas de su administración, dando pie a un replanteamiento de su plan de gobierno para enfocarlo en los grandes retos que demandará la nueva realidad y reestructurar su equipo por uno de mayor alcance de miras, uno que haga realidad la mentefactura como distintivo del conocimiento y dominio de las emociones de la nueva era de la humanidad.

Un gobierno inteligente y visionario, preservará dignamente a la sociedad que representa.