Victoria: tradiciones se marchitan y panistas grillan usando a cristo…
Una reciente polémica suscitada en el municipio de Victoria en torno al subsidio aportado por el ayuntamiento para la realización del teatro bíblico de Semana Santa, exhibe nuevos fenómenos y circunstancias en torno a elementos que, cuando menos en los dos últimos siglos, se consolidaron como referentes de las identidades culturales en la Sierra Gorda y sus inmediaciones. Hay una creciente inercia que apunta hacia la dependencia de subsidios gubernamentales, así como a restarle cualidades rituales y simbólicas a las tradiciones para ponerlas en función del turismo y del beneficio económico.
Expertos en la historia de la Sierra Gorda guanajuatense y queretana, aseveran que fue hasta entrado el siglo XVIII cuando la iglesia católica consiguió consolidarse en ese territorio como la poderosa institución que ha sido, explican la tardanza por las resistencias internas de los pobladores originarios que no fue sencillo doblegar.
Lo cierto es que logrado ese propósito, muchas de las expresiones culturales (música, danza, poesía, canto…) que se entrelazan en las fiestas populares, tienen algún vínculo con el devenir religioso. La trova campesina es un ejemplo, pues sería impensable que existan las legendarias Topadas, sin el papel que los misioneros tuvieron en esparcir entre los llanos y cerros la décima espinela, siendo el recurso literario al que mucho recurrían en la dramaturgia que usaron como herramienta de evangelización. También la llamada “música y poesía de camarín” surgió en función de los ritos católicos de la veneración a los santos y la despedida de los niños y niñas muertos. Pero igualmente, las danzas concheras, hasta en su estructura interna tienen resabios de los fervientes católicos sublevados en la guerra cristera del siglo pasado, y así, podrían enlistarse más ejemplos. El poder civil y el clero, en ese entrecruce encuentran la cómoda justificación para transgredir el estado laico, legitimados por una feligresía demandante que asume como algo normal que las autoridades apoyen sus devociones religiosas con infraestructura y presupuesto.

Ex alcalde equivoca su enfoque…
El tema que generó la polémica en el municipio de Victoria es clara muestra de cambios estructurales que están suscitándose en las tradiciones: antaño la organización de los eventos relacionados con el teatro bíblico alusivo a la Pasión de Cristo se sostenía en un impulso comunitario genuino, poderoso, que permitía resolver los requerimientos financieros, logísticos, y propiciaba una desbordada participación social. En el forcejeo entre los organizadores y el ayuntamiento a propósito del monto solicitado, asomaron voces que exhiben cómo se vive un corte brusco con la ancestral dinámica de esas costumbres.
El ex alcalde panista Juan Diego Ramírez, cuestionó a la administración de Morena encabezada por Salomón Espínola, mediante un sentencioso pronunciamiento “no entendemos la dimensión de lo que hoy está en riesgo”, solo que para sustentarlo expone frágiles argumentos que nada tienen que ver con la ritualidad, pues para él los indicadores a ponderar son la cantidad de visitantes que el evento genera, la derrama de dinero, y cuantas personas se conectan a la transmisión por Facebook. En ese mismo tenor se desató en las redes sociales una intensa grilla de personas principalmente ligadas al PAN, rasgándose las vestiduras por la reducción del subsidio, incluso hubo quien textualmente aseguró añorar al ex presidente Teodoro Montes Estrada, emanado de ese mismo partido
En toda la zona sigue tomando fuerza algo impensable hace años: la creciente dependencia de las tradiciones del dinero púbico. Lo que el ex alcalde panista Juan Diego Ramírez tendría que “dimensionar”, es la inmensa reserva de comunidad y profundidad que se está perdiendo y marchitando con esa mentalidad de moda.

Isaac Rincón: guardián… pero de los Montes
Desde San José Iturbide, hasta Xichú, cada vez aparecen más negocios que lucran con las tradiciones, pero en el municipio de Victoria, un ejemplo de cómo se explotan con fines económicos manifestaciones culturales que pertenecen al mundo de lo ritual, es lo que realiza en la llamada finca El Guardián, Isaac Rincón Montes, quien dentro del paquete de hospedaje que oferta en cabañas nombradas El chamán o La tribu, incluye espectáculos de danzas que en la cotidianidad tienen funciones devocionales. A éste que se presenta como “docente de telesecundaria, promotor deportivo y cultural”, su cercanía con las tres últimas administraciones panistas le permitió proyectar en escaparates oficiales ese negocio, reseñas de la secretaría de turismo del estado, consignan: “expuso su producto turístico Aventuras el Guardián como testimonio de éxito”. Pobladores consultados comentaron que poco se sabe de dónde proviene el capital para edificar la infraestructura y sostener ese proyecto.

De lo que no hay duda es de su relación con los ex alcaldes Héctor y Berenice Montes Estrada, es tal su cercanía con las tramas de intereses de esos políticos, con quienes además es primo en primer grado, que hace un año por estas fechas, ya en plena campaña de Berenice quien buscaba repetir otra vez en presidencia, a la postre derrotada, en lo que fue un acto proselitista ilegal y arbitrario congregaron en casa de cultura a funcionarios de la pasada administración, según testigos presenciales, luego de que les recogían el celular, ya en un salón del inmueble fue Isaac Rincón Montes, siendo él mismo servidor público, quien se encargó de aplazarlos, con tono intimidante y exigente, para que demostraran su apoyo a la candidata del PAN acudiendo a los mítines y poniendo banderas en sus casas.
Tan solo ese dato confirma su papel de “guardián”, pero no de las sabidurías ancestrales, sino de sus parientes Montes quienes llevan años buscando como exprimir dinero hasta del humo y las piedras del hermoso municipio Victoria…. Y es que antes de estar metidos a la política no tenían el alto nivel de vida que ahora exhiben.
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