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Doña Isabel trabaja abriendo y cerrando puertas en Salamanca para conseguir ‘un pesito’ para subsistir

Doña Isabel se ha quedado sola con su esposo, que también es mayor, y busca la manera de conseguir el sustento en Salamanca
Salamanca

Cuca Domínguez

Doña Isabel trabaja abriendo y cerrando puertas en Salamanca para conseguir ‘un pesito’ para subsistir Doña Isabel trabaja abriendo y cerrando puertas en Salamanca para conseguir ‘un pesito’ para subsistir

Salamanca, Guanajuato.- Doña Isabel tiene 75 años de edad, la misma edad que su esposo. Ellos son unos de los 215 mil 200 adultos mayores que están en situación de pobreza en el estado de Guanajuato, de acuerdo al CONEVAL.

Con problemas de diabetes que a veces se atiende, sale a buscar el sustento. Se para afuera de una tienda de autoservicio abre y cierra la puerta en espera de que alguien le ayude con una moneda.

Doña Isabel cuenta que tiene 4 hijos, todos adultos, el menor tiene 45 años de edad, casados con sus familias que le han dado nietos el más chico de unos 12 años. Se ha quedado sola con su esposo que también es mayor busca la manera de conseguir el sustento.

“Ya no podemos trabajar, pero en esta tienda mi esposo llega desde las 8 y se va a las 11. Llego y lo relevo hasta las 3 de la tarde, que llega una pareja también de adultos mayores que, como quien dice, hacen el turno de la tarde, nos hemos acomodado. Abrimos la puerta y la gente no da un peso, que nos ayuda en mucho para sufragar sus gastos” argumentó.

La adulta mayor vive en la comunidad de La Luz, comunicar con la cabecera municipal, prácticamente del otro lado de la cuidad de donde trabaja.

Admite que sus hijos les ayudan, poco, pero les ayudan porque ellos también tienen compromisos con sus familias. También reciben la pensión que otorga este gobierno federal, pero luego no alcanzan, porque medicamente se atienden por fuera porque, aunque tienen seguro, considera que no les atienden bien.

 
Doña Isabel labora en un Oxxo junto a su esposo. Foto: Especial 

La señora Isabel dice que abrir y cerrar la puerta de esta tienda no se le hace pesado.

“Para no estar en la casa pensando en cosas, me distraigo, se me olvida el estrés y la ansiedad que padezco y que se me agravó durante la pandemia, en la que perdió a dos de mis  hermanos y que se agravó porque mis hijos son choferes, andan fueras y  quiera que no, si me apuro, ellos me dicen que solo les eche mi bendición, pero no puedo evitar preocuparme”.

De manera reciente dice que la aperaron en dos ocasiones, una del apéndice, otra de la matriz y eso también le afectó por eso se viene a buscar ayuda, porque además le sirve de terapia, “me han recomendado ir con la psicóloga, pero no he ido, no tengo dinero”, justifica.

Para quienes gustan ayudarla, ella se encuentra en el Oxxo de la gasolinera de Faja de Oro, antes de llegar a la vía del ferrocarril, de entre 11 y 3 de la tarde.

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