De desierto a oasis: Charco del Ingenio recupera el verde tesoro de San Miguel

Roberto López

San Miguel de Allende.- El Charco del Ingenio cumplió 30 años de ser una zona protegida y convertirse en el principal pulmón de San Miguel de Allende. Ahora además lograron el apoyo del Conacyt para determinar este lugar como el jardín etnobotánico más importante de Guanajuato y ejemplo a seguir en el país. 

El Charco del Ingenio es un proyecto de la sociedad civil organizada, que durante 30 años no ha tenido participación ni injerencia gubernamental de nivel alguno. Es un proyecto de 67 hectáreas que inició con el sueño de poder restaurar el predio.  

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“Antes de iniciar con el proyecto, el territorio había sufrido impacto por sobreexplotación, sobrepastoreo, tierras muy compactadas y agricultura de ladera que dejó mucha pérdida de suelo. La gente decía que aquí sólo crecían las piedras y hoy, 30 años después, desde una visión aérea se puede encontrar el impacto de la restauración, que no ha sido sólo la parte de la vegetación —que sí nos dedicamos en un principio para la restauración y revaloración ecológica—, sino también, con el privilegio para las especies nativas, se ha transformado en un refugio de vida silvestre”, explicó Mario Hernández, director general del Charco del Ingenio. 

Y es que hoy el lugar cuenta con 230 especies de aves, entre pasajeras y residentes, en un espacio donde cada año llegan las mariposas monarcas en su trayecto al Estado de México. Hay también coyotes, mapaches, cacomixtles, zorros grises y gato monteses.

“Es un santuario de vida silvestre que es sumamente importante y que hoy en día, con el constante cambio de usos de suelo, encontramos que el Charco del Ingenio es el gran pulmón de San Miguel de Allende”. 

Herencia del semidesierto guanajuatense

El director general del lugar compartió que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) lanzó una convocatoria desde el 2019 para la generación de una red de jardines etnobotánicos, es decir, jardines que puedan mostrar el uso  y aprovechamiento de las plantas en nuestras culturas. 

“Derivado de ello hicimos un proyecto para poder concursar y el Conacyt reconoce al Charco y nos otorga el recurso para poder hacer ajustes hacia un jardín etnobotánico. Después hemos hecho una serie de actividades y productos que estamos presumiendo en este 2021, entre ellos, la transformación de espacios en jardineras de plantas medicinales, rituales, jardineras de nopales y agaves, materiales educativos, materiales de video y un documental impresionante que presentaremos en enero con el nombre de ‘Herencia biocultural del semidesierto gunajuatense’”. 

Mario Hernández dijo que también se han hecho materiales educativos, manuales en las comunidades de tres municipios (San Miguel de Allende, Tierra Blanca y Victoria, donde aún se habla otomí) y por eso, ahora el Conacyt está tomando el modelo del Charco del Ingenio como ejemplo a seguir de toda una red nacional. 

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Hernández abundó que fue el proyecto que ganó en Guanajuato y que es la primera vez que el Conacyt les otorga un reconocimiento como este.

“En 30 años, todo lo que hemos logrado en el Charco ha sido en relación a dos elementos: la colaboración y credibilidad que tenemos ante la comunidad nacional y extranjera; y dos, con nuestros propios esfuerzos y actividades para la obtención de fondos”. 

Revalorar el verde tesoro

El director general del Charco del Ingenio explicó que el beneficio social de este proyecto es la revaloración del uso de la vegetación inmediata: las plantas de Guanajuato, desde medicinales y las dos especies de agave que se dan de manera natural.

“Hicimos colaboración con investigadores de la Universidad de Guanajuato, quienes tienen experiencia en el sistema escrito del Otomí, y con ellos estamos emprendiendo acciones para el rescate del idioma. El siguiente año vamos a tener un diplomado para aprender a hablar y escribir otomí”. 

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Agregó que se está creando una red de intelectuales, a partir de lo biocultural o lo etnobotánico: “estamos hablando de todo el conocimiento asociado con la vegetación que nos rodea, conocimiento que nos sirve. Una vez que lo tenemos entendido, a entender los servicios ambientales que nos genera: como la disminución de la temperatura, los alimentos por temporada y especie”.   

“En el marco de este proyecto y de una pandemia, estamos entendiendo que nos habíamos olvidado de lo nativo. Si en un futuro volvemos a tener una pandemia, los únicos que van a sobrevivir son los que tengan el conocimiento de los recursos naturales. Hemos privilegiado tener el teléfono más moderno, entrarle a la industria de la ropa que explota los recursos naturales, y nos olvidemos de estos espacios naturales que sí son creadores de vida”, concluyó.  

El Charco del Ingenio hoy está nuevamente abierto al público, con un costo al público de 50 pesos la entrada. 

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