Crisis de desaparecidos en Guanajuato deja a niños en la orfandad y el abandono


Hijos huérfanos de desaparecidos en Guanajuato viven sin apoyo. Foto: Archivo
Guanajuato, Gto.- A la crisis forense y la apatía institucional y de los centros de trabajo, las madres buscadoras en Guanajuato advierten también la problemática de las infancias que están creciendo entre la orfandad y el trauma de haber vivido la desaparición de uno o sus dos padres, sin el debido acompañamiento psicológico ni la contención social necesarias. Ya se ha vuelto una constante que ellos también se fuguen de sus casas en un intento de escapar de su realidad.
Carmen Gómez, integrante del colectivo Unidos por los Desaparecidos de León, afirmó que este año, además de las búsquedas de sus familiares, apostaron por la contención emocional y por asegurar la educación de las infancias y adolescentes que forman parte del colectivo, tras enfrentar cinco desapariciones y dificultades para escolarizar a quienes sus padres —ahora desaparecidos— no alcanzaron a registrar en el Registro Civil.
“Estoy acompañando a familias en las que falta el papá o falta la mamá. Algunos niños no fueron registrados y estamos batallando para ingresarlos a la escuela. Hay niños que ya tienen hasta ocho años y no van a la escuela. En este año nos hemos dedicado mucho a ellos y al tema psicológico, porque después se desencadenan los problemas. Ya nos ha tocado atender a niños que también han desaparecido por días, y no por un delito, sino porque tienen problemas psicológicos. No miden el peligro y sienten la necesidad de escapar de su realidad, cosas así. Está pasando más con los adolescentes, y de aquí, tan solo, ya llevamos cinco casos que han querido escapar. Duran dos o tres días porque sí movemos cielo y tierra para localizarlos”, dijo.
Carmen experimentó en su propia familia uno de esos casos de desaparición momentánea, con una de los tres hijos que quedaron a su cargo tras la ausencia de su hermana, ocurrida en 2020, cuando unos sujetos armados la sustrajeron de su casa junto a su pareja.

Los tres niños —en ese momento de 13, 12 y 9 años— estaban presentes cuando ocurrió el suceso. Y aunque el dictamen médico, tras haber recibido siete sesiones de terapia para superar el trauma, indicó que requerían de acompañamiento especializado por más tiempo, solo logró conseguir diez sesiones para la menor de la familia.
Consciente de la problemática que encierra la desaparición de adolescentes dentro del colectivo, Carmen pidió intervención tanto de la Fiscalía como del municipio para ayudarles a recibir tratamiento especializado. Sin embargo, la respuesta fue que ellos mismos deben trabajar en la prevención desde casa para evitar que vuelvan a fugarse, sin ofrecer más alternativas.
“Yo ya lo he hablado con la Fiscalía y con el municipio, pero ellos también dicen que la prevención debe estar en nosotros, que debemos hablar con los niños. Pero ya no es solamente hablar. Necesitamos que se enfoquen más en la terapia. Nosotros la tenemos que estar buscando por fuera. Ahorita tenemos tanatología en el templo del Inmaculado, donde ya también nos ayudan, pero ellos tienen que estar en tratamiento constante. Lo hemos hablado entre las compañeras, y por lo que nos ha pasado vamos a enfocarnos este año en hacer actividades con los niños nosotros mismos. No nos queda más que apoyarnos entre nosotras”, expresó Carmen.
Encontrar la verdad, el otro reto para los desaparecidos en Guanajuato
Sin embargo, el principal problema que siguen enfrentando los colectivos de búsqueda es la imposibilidad de cerrar sus historias personales con la localización de sus seres queridos, ya que los casos considerados de larga data son tratados como imposibles de avanzar por parte de la Fiscalía, como ocurre con la historia particular de Carmen.
“Yo he ido a la Fiscalía y me dicen que ya no hay por dónde ir, pero siempre hay por dónde ir. Hay mucho qué investigar por parte de la Fiscalía: volver a llamar a testigos. Ahorita está el grupo de casos especiales de larga data, y ellos están retomando también esas carpetas. Mi caso aún no me lo han hablado, pero también para mí es una gran esperanza que lo reabran. Pedí que me ayudaran con el análisis del contexto en mi caso particular y en el de algunas compañeras, para ver si por ahí podemos encontrar más información”, narró.
Dentro del colectivo Unidos por los Desaparecidos de León algunos ya han logrado cerrar sus casos, los más afortunados con vida. Sin embargo, hay 3 casos en particular donde las familias no han terminado la búsqueda debido a que solo les entregaron restos parciales, lo que les ha impedido tener su duelo.

No obstante, la frialdad de la sociedad ha sido el obstáculo más grande al que se han enfrentado la mayoría de las buscadoras, sobre todo en sus espacios de trabajo, ya que han abundado los despidos y las contrataciones en precarización laboral cuando sus empleadores se dan cuenta de que deben faltar constantemente para acudir a una búsqueda.
“Me ha tocado ver a compañeras que despiden de sus trabajos porque faltan por ir a las búsquedas, y están de un trabajo a otro, no tienen seguro social y es un tema que se tiene que atender también, todo lo que conlleva una desaparición. Hay muchas cosas que se descuidan por el trabajo y por seguir buscando” expresó Carmen.
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