Viernes, 10 Enero, 2025

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Escasez

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Los economistas explican el fenómeno de la escasez en términos sencillos: existen recursos limitados para satisfacer un ilimitado número de necesidades. En todos los casos sucede así, deseamos más de lo que podemos tener. Sucede para alguien que se encuentre en un estado de pobreza y para quienes se encuentren en una situación de riqueza extrema. La diferencia es el grado de urgencia con el que se deben resolver esas necesidades. No es lo mismo tener hambre que querer ir a un concierto. Si no hubiera esta desigualdad entre lo que queremos y lo que podemos tener, no habría escasez y los problemas de la ciencia económica no existirían. La escasez genera una serie de decisiones que se deben de tomar lo mismo para los que tienen mucho que para los que nada tienen. Por ejemplo, hay signos de escasez en o Estados Unidos e Inglaterra.

Parece que la escasez está dejándose sentir en rincones del mundo que tradicionalmente se reconocen como ricos. Resulta que, en estos países, la demanda de ciertos productos es superior a la oferta. Es muy curioso en algunas de las principales ciudades de los Estados Unidos, como Nueva York, los centros comerciales están desabastecidos, hay poca mercancía en las tiendas y los empleados expresan preocupación. Hay desabasto y los artículos que se venden no serán repuestos en el inventario. Parece como si algo que se vende, no volverá a verse en el almacén, como si fuera lo último que habrá. Y eso se refleja desde una mesa para jardín hasta un par de botas para la nieve. Ese tipo de manifestaciones generan miedo.

En Londres, por ejemplo, no hay combustible. La capital no es la única que refleja estas carencias: las gasolineras estaban casi secas en ciudades británicas y los despachadores racionaban las ventas de combustibles. Se están encendiendo los focos rojos en el tablero económico. Es lógico, cuando la escasez de gasolina para los camioneros lleva a las cadenas de suministro a un punto de extrema tensión. Por supuesto, cuando el mercado se da cuenta de estas señales, reacciona con pánico.

En el caso de Gran Bretaña, la escasez de camioneros tiene nombre: Brexit. En las islas británicas la pandemia de Covid-19 está de salida, pero el berrinche de querer escindirse de Europa desató el caos en las cadenas de suministro británicas de todo tipo de productos, desde los alimentos hasta el combustible. Esto prende las alertas y azuza la preocupación por problemas y subidas de precios en el período anterior a la Navidad.

En los Estados Unidos la escasez parece tener otras razones. Hay contenedores que vienen desde China que están parados. Para agravar el panorama, además de que no se está permitiendo entrar las mercancías, hay que sumarle la falta de materiales y las dificultades de contratación que se están enfrentando en la Unión Americana. La recuperación económica de Estados Unidos tras la pandemia de coronavirus trae freno. Este fenómeno ha impulsado un brote de inflación que, según dijo es la Reserva Federal, es transitorio.

Los precios han subido más rápido de lo previsto, y aunque se espera que las fuerzas del mercado que mueven la oferta y la demanda, así como los cuellos de botella de la oferta y otros factores que impulsan los incrementos de precios disminuyan con el tiempo. Según la Reserva Federal: “los riesgos al alza de las perspectivas de inflación a corto plazo han aumentado”. Los bancos centrales están intentando tranquilizar a los mercados. De hecho, se habla de combatir este efecto inflacionario subiendo la tasa de interés para frenar el consumo inmediato e impulsar el ahorro. Se dan explicaciones para evitar las compras de pánico.

Hay nerviosismo. Hay ansiedad. El mundo busca desesperadamente signos de recuperación, las economías quieren despertar del letargo que dejó la pandemia, quiere empezar a reponerse de todos los daños que dejó el Covid-19, pero hay un freno que no nos permite llegar a la situación que tanto anhelamos. Hoy, en México todavía no advertimos esos signos de escasez, pero ya sabemos que lo que para nuestros vecinos es una gripa acá será una pulmonía.

Vale la pena abrir los ojos y dejarle de jalar los bigotes al tigre. Vale la pena poner nuestros esfuerzos en echar a andar los ciclos económicos y quitar los estorbos que están rompiendo nuestras cadenas de suministro. Si seguimos consintiendo esas conductas de bloqueos, tarde o temprano lo vamos a resentir todos.

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