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¿Cómo la fuente de sodas de María Elena se convirtió en el rincón favorito del Mercado Hidalgo? Descúbrelo aquí

María Elena, con 26 años en la Fuente Aurorita del Mercado Hidalgo, comparte la evolución de su negocio, productos estrella y la tradición
Guanajuato

Francisco García

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Aprendió rápidamente y transformó el negocio, añadiendo malteadas con nieve y una variedad de postres que atrajeron a nuevos clientes. Foto: Francisco García

Guanajuato, Guanajuato.- El Mercado Hidalgo alberga en su interior varios puestos; entre ellos se encuentra uno que ofrece jugos, licuados y postres, es el de María Elena que atiende la Fuente de Sodas Aurorita desde hace 26 años. Su esposo también es locatario y atiende un puesto de mariscos justo enfrente de su local.

"De hecho, antes estuve en el negocio de enfrente, que es de mariscos, y luego mi esposo se hizo de este negocio, compró este puesto y decidimos que él se encargaría de los mariscos y yo estaría aquí". Anteriormente, el puesto donde atiende la señora María Elena también era de licuados. Elena no sabía mucho del negocio. El anterior dueño estuvo un día más después de haber vendido el local, explicándole cómo se realizaba el oficio: "Se quedó un día para enseñarme cómo se hacían las malteadas, el procedimiento y tuve que aprender rápido".

 
La dueña, María Elena, preparando con destreza uno de sus famosos licuados de fresa. Foto: Francisco García

Hoy en día, ya es toda una experta y ha aprendido con los años a darle ese toque que, con mucho cariño, se ve reflejado en la preferencia de sus clientes.

El licuado que más se vende es el de fresa y el jugo más preferido por la clientela es el de naranja. La variedad de productos en el local es apreciada por las personas que compran:

"Antes, el negocio solamente ofrecía jugos, licuados y chocomilk, y uno que otro postre. Cuando nosotros lo tomamos, incluimos la malteada con nieve, otro tipo de postres y, sí, diferentes cosas".

 
Una vista colorida del mostrador, destacando la diversidad de jugos, licuados y postres disponibles. Foto: Francisco García

Para María Elena, ser parte del día a día de los locatarios del Mercado Hidalgo y de la gente que consume sus productos es algo invaluable:

"Es bonito convivir con la gente. Me gusta mucho porque jamás pensé tener un negocio, no soy muy buena para hablar, pero estando aquí me gusta la interacción diaria con caras y personas diferentes, además de los clientes que ya son habituales... sí, tengo muchos. Es bonito ser parte de este histórico lugar".

Sus principales clientes son los niños, quienes piden un licuado a sus padres.

 
Retrato de la familia de María Elena, con su esposo atendiendo el puesto. Foto: Francisco García

El Mercado Hidalgo es por tradición una parada obligada para los turistas, pero también para los capitalinos que día a día buscan productos para el hogar, frutas, verduras, carne, semillas y más variedad.

"Siempre ha habido gente. El Mercado Hidalgo siempre tiene afluencia, a veces más, a veces menos. A nosotros nos va bien, por ejemplo, en temporada de vacaciones".

El esposo de María Elena pertenece a la cuarta generación de comerciantes en la familia. Fueron de los primeros locatarios en el Mercado Hidalgo:

 
La historia de María Elena y la Fuente Aurorita no solo es la de un negocio en el Mercado Hidalgo. Foto: Francisco García

"Ellos venían desde las plazas, desde la plaza de la Constanza. Luego pasaron al Baratillo, después a la Plaza de La Paz y después al mercado que estaba en el Jardín Reforma. Cuando construyeron el Mercado Hidalgo, los metieron aquí".

Comentó que su suegra le contó que la policía los metía porque los comerciantes tenían la idea de que, dentro del mercado, no tendrían ventas porque la gente no los vería:

"Poco a poco se dieron cuenta de que la gente los seguiría donde estuvieran".

Al principio, estos puestos eran de madera y movibles: "Mi suegra dice que aquí había unos bailes de época, les ponían dos de las mejores orquestas, de lado a lado, una aquí (del lado derecho) y una acá (del lado izquierdo), y venía la crema y nata de la sociedad. Eran preciosos... y todos los puestos los desarmaban, los movían y al día siguiente todo volvía a la normalidad".

 
El Mercado Hidalgo, por tradición, es un lugar de encuentro para turistas y locales. Foto: Francisco García

María Elena nos compartió que, al inicio de las operaciones del Mercado Hidalgo, en la parte de arriba, en el segundo piso, no había puestos.

"De hecho, esos vidrios no existían (los que ahora están en los ventanales grandes de las fachadas). Existían las ventanas, pero los vidrios no estaban allí para permitir que el aire circulara, ya que no había refrigeración en ese entonces. Los vidrios los pusieron cuando la gente se instaló arriba". 

Según su suegra, esos lugares eran ocupados primero por los llamados "entrantes", personas de las comunidades de Guanajuato que venían a ofrecer sus productos. "Les llamaban los olleros".

 
Ser parte del día a día en el Mercado Hidalgo es invaluable para María Elena. Foto: Francisco García

Día a día, capitalinos y turistas visitan el puesto de jugos, ya tradicional en el centenario Mercado Hidalgo. María Elena invita a todos los lectores de Periódico Correo a que la visiten y disfruten de sus productos: "Que vengan al Mercado Hidalgo, aquí los tratamos bien, tenemos calidad... que vengan a mi negocio, los trato bien y preparo cosas deliciosas". Con estas palabras, terminó la entrevista y agradeció a sus clientes por su preferencia.

 
María Elena nos lleva a sus inicios en el puesto de licuados, heredando el arte de las malteadas. Foto: Francisco García

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